Editorial: Siglo XXI

ISBN: 9788432303326

338 págs.

Vigilar y castigar

Nacimiento de la prisión

Quizá hoy nos avergoncemos de nuestras prisiones. Sin embargo, en el siglo XIX fueron motivo de orgullo los presidios construidos en los márgenes -y a veces en el corazón mismo- de las ciudades; los patíbulos dieron paso a nuevas edificaciones teñidas de benevolencia; ya no se trataba de castigar los cuerpos sino de corregir las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas figuraban una verdadera empresa de ortopedia social.

¿De dónde viene esta extraña práctica de encerrar para corregir incluida en los Códigos penales de la época moderna? ¿Se trata de una vieja herencia de las mazmorras de la Edad Media? Más bien se trata de una nueva tecnología: entre los siglos XVI y XIX se desarrolló un conjunto de procedimientos ideados para dividir, controlar, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez “dóciles y útiles”.

Vigilancia, ejercicios, maniobras, rangos, exámenes se implantan para someter los cuerpos, dominar la diversidad humana y manipular su potencial en los hospitales, el ejército y las escuelas. El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades pero éstas se edificaron sobre un subsuelo profundo y sólido: la sociedad disciplinaria de la que seguimos dependiendo. Hay que volver a situar la prisión en la formación de esta sociedad vigilante.

El sistema carcelario moderno no se atreve ya a decir que castiga crímenes: pretende reinsertar a los delincuentes, y hace dos siglos que pretende emparentarse con las “ciencias humanas”, para no avergonzarse de sí mismo: “No soy quizá todavía del todo justo; hay que tener un poco de paciencia conmigo y ver cómo me estoy volviendo sabio.” (M. Foucault)

19,00

0 disponibles

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Michel Foucault (1926-1984) fue catedrático de Historia de los sistemas de pensamiento en el Collège de France.  Su obra se ha consolidado como una de las más importantes del siglo XX por la profundidad de sus estudios, la originalidad de sus planteamientos y la influencia de sus aportaciones. Desarrollando una incansable vocación metodológica que recoge secuencialmente como una arquitectura del saber, una genealogía del poder y una ética y estética de la existencia –siempre modulada por una «filosofía de la sospecha» que desde Nietzsche y Heidegger se ex-tiende a todos los ámbitos de la problematización del sujeto–, Foucault ha escrito libros tan fundamentales como Historia de la locura en la época clásica, Las palabras y las cosas, Vigilar y castigar o los volúmenes de la Historia de la sexualidad.
Leer más
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Traducción de Aurelio Garzón del Camino

Vigilar y castigar

Nacimiento de la prisión

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Quizá hoy nos avergoncemos de nuestras prisiones. Sin embargo, en el siglo XIX fueron motivo de orgullo los presidios construidos en los márgenes -y a veces en el corazón mismo- de las ciudades; los patíbulos dieron paso a nuevas edificaciones teñidas de benevolencia; ya no se trataba de castigar los cuerpos sino de corregir las almas. Aquellos muros, aquellos cerrojos, aquellas celdas figuraban una verdadera empresa de ortopedia social.

¿De dónde viene esta extraña práctica de encerrar para corregir incluida en los Códigos penales de la época moderna? ¿Se trata de una vieja herencia de las mazmorras de la Edad Media? Más bien se trata de una nueva tecnología: entre los siglos XVI y XIX se desarrolló un conjunto de procedimientos ideados para dividir, controlar, medir, encauzar a los individuos y hacerlos a la vez “dóciles y útiles”.

Vigilancia, ejercicios, maniobras, rangos, exámenes se implantan para someter los cuerpos, dominar la diversidad humana y manipular su potencial en los hospitales, el ejército y las escuelas. El siglo XIX inventó, sin duda, las libertades pero éstas se edificaron sobre un subsuelo profundo y sólido: la sociedad disciplinaria de la que seguimos dependiendo. Hay que volver a situar la prisión en la formación de esta sociedad vigilante.

El sistema carcelario moderno no se atreve ya a decir que castiga crímenes: pretende reinsertar a los delincuentes, y hace dos siglos que pretende emparentarse con las “ciencias humanas”, para no avergonzarse de sí mismo: “No soy quizá todavía del todo justo; hay que tener un poco de paciencia conmigo y ver cómo me estoy volviendo sabio.” (M. Foucault)

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Editorial: Siglo XXI

ISBN: 9788432303326

338 págs.

Michel Foucault (1926-1984) fue catedrático de Historia de los sistemas de pensamiento en el Collège de France.  Su obra se ha consolidado como una de las más importantes del siglo XX por la profundidad de sus estudios, la originalidad de sus planteamientos y la influencia de sus aportaciones. Desarrollando una incansable vocación metodológica que recoge secuencialmente como una arquitectura del saber, una genealogía del poder y una ética y estética de la existencia –siempre modulada por una «filosofía de la sospecha» que desde Nietzsche y Heidegger se ex-tiende a todos los ámbitos de la problematización del sujeto–, Foucault ha escrito libros tan fundamentales como Historia de la locura en la época clásica, Las palabras y las cosas, Vigilar y castigar o los volúmenes de la Historia de la sexualidad.
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Traducción de Aurelio Garzón del Camino