La mujer dormida
“Porque el que está celoso no llega a poseer el cuerpo del otro si cree que ese cuerpo anhela otro distinto, y se le escapa escurridizo o volátil, y le es ajeno, y si trata de establecer contacto emocional tampoco podrá ser pleno porque el otro reserva su mayor dulzura y su mayor devoción para ese tercero que no está y que nunca deja de estar, esa sombra que se acuesta junto a nosotros y que nos observa”.
La mujer dormida es una historia de celos. De cómo pueden suscitarlos las palabras que no debieron decirse o las miradas que no se debieron cruzar, de cómo crecen salvajes y amenazan con destruir todo lo que tocan, de cómo enfrentarse con ellos a pesar del frío y del desaliento. Es, también, la historia del pasado que no deja de acechar en el presente, y de cómo el presente se revuelve sin descanso contra él, en una batalla perdida que no podemos dejar de librar.
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Categorías: Narrativa
La mujer dormida
“Porque el que está celoso no llega a poseer el cuerpo del otro si cree que ese cuerpo anhela otro distinto, y se le escapa escurridizo o volátil, y le es ajeno, y si trata de establecer contacto emocional tampoco podrá ser pleno porque el otro reserva su mayor dulzura y su mayor devoción para ese tercero que no está y que nunca deja de estar, esa sombra que se acuesta junto a nosotros y que nos observa”.
La mujer dormida es una historia de celos. De cómo pueden suscitarlos las palabras que no debieron decirse o las miradas que no se debieron cruzar, de cómo crecen salvajes y amenazan con destruir todo lo que tocan, de cómo enfrentarse con ellos a pesar del frío y del desaliento. Es, también, la historia del pasado que no deja de acechar en el presente, y de cómo el presente se revuelve sin descanso contra él, en una batalla perdida que no podemos dejar de librar.