Editorial: Zambra
ISBN: 9788412715477
128 págs.
Año: 2024
Edición: 2
Formato: Rústica
Idioma: Castellano
Rebereques para un sueño que se olvidó de dormir
«Los Rebereques para un sueño que se olvidó de dormir conforman una propuesta para reescribir lo no dicho, lo que falta en la historia oficial. Es un brinco que se escapa de las palabras grandes y pasa a ocupar los espacios en blanco o el interlineado en los relatos hegemónicos. Lo chico (que es gigante al mismo tiempo), lo que pudo pasar entre las grietas o entre las marcas de las piedras, es lo que trae aquí José Miguel Martín Muñoz. Una afirmación rotunda en contra de dejar pasar un tiempo arrebatado.» Paula Fernández Hernández «No se lo he preguntado, pero estoy seguro que Josemi ama a Gelman y a Pessoa y si no es así, debería. Los dos, sin que consten conversaciones previas, aseguraron que la patria es la lengua. Josemi ejerce ese patriotismo lingüístico con el cachorro puesto para amortiguar a Magec, margullando en sus recuerdos, enderezando líneas cambadas, alongado siempre en el precipicio emocional, cocinando utopías en el fuego hipnótico del fogal, aruñando versos para desvelar cicatrices, escupiendo ripiones iróni- cos, atravesado siempre con la magua del chinijo que anhela los ecos de los
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Rebereques para un sueño que se olvidó de dormir
«Los Rebereques para un sueño que se olvidó de dormir conforman una propuesta para reescribir lo no dicho, lo que falta en la historia oficial. Es un brinco que se escapa de las palabras grandes y pasa a ocupar los espacios en blanco o el interlineado en los relatos hegemónicos. Lo chico (que es gigante al mismo tiempo), lo que pudo pasar entre las grietas o entre las marcas de las piedras, es lo que trae aquí José Miguel Martín Muñoz. Una afirmación rotunda en contra de dejar pasar un tiempo arrebatado.» Paula Fernández Hernández «No se lo he preguntado, pero estoy seguro que Josemi ama a Gelman y a Pessoa y si no es así, debería. Los dos, sin que consten conversaciones previas, aseguraron que la patria es la lengua. Josemi ejerce ese patriotismo lingüístico con el cachorro puesto para amortiguar a Magec, margullando en sus recuerdos, enderezando líneas cambadas, alongado siempre en el precipicio emocional, cocinando utopías en el fuego hipnótico del fogal, aruñando versos para desvelar cicatrices, escupiendo ripiones iróni- cos, atravesado siempre con la magua del chinijo que anhela los ecos de los