Antonio Gramsci (1891-1937) se cuenta entre los pensadores más originales de la tradición marxista. Sardo de nacimiento, será en Turín donde transcurrirán sus años de formación y donde abrazará el ideario socialista al que dedicaría su vida. Cofundador en 1921 del Partido Comunista Italiano, del que sería secretario general; director del semanario L’Ordine Nuovo y fundador del diario L’Unità; y diputado comunista, la deriva autoritaria de Mussolini le llevaría primero a la clandestinidad y, finalmente, a su detención en 1926. Tras once años de malos tratos y confinamiento –periodo en el que, sin embargo, escribirá los fundamentales Quaderni del carcere– que acabarían por minar su salud, de por sí frágil, falleció en Roma en 1937.
Manuel Sacristán (1925-1985) estudió Derecho y Filosofía en Barcelona, y amplió estudios de Lógica matemática y Filosofía de la ciencia en Münster (Alemania). Su antifranquismo le costó la expulsión en 1965 de la universidad, a la que no volvería sino tras la muerte de Franco. Catedrático de Metodología de las Ciencias Sociales en la Universidad de Barcelona, tradujo al castellano a los principales filósofos y científicos sociales del siglo XX y de la tradición marxista (Marx, Engels y Gramsci, además de Adorno, Agnes Héller o E. P. Thompson). Entre sus principales obras destacan la Introducción a la lógica y al análisis formal (1969 y 1990), Las ideas gnoseológicas de Heidegger (1959 y 1995) y numerosos artículos y textos breves recopilados en cuatro volúmenes de Panfletos y materiales (1983-1985).