Georges Darien (1862-1921), espíritu rebelde en una época de rebelión individual, tradujo su anarquismo en una incesante práctica de denuncia de la hipocresía social, incluso la de los ambientes revolucionarios «oficiales». Su incesante actividad como escritor contra esta hipocresía no le reportó ningún éxito en vida, pero le forzó a exiliarse en Londres, junto a un nutrido grupo de revolucionarios franceses. Desde 1909, ya de regreso a París, se interesó por las doctrinas de los fisiócratas, especialmente de Henry George, fundando dos años después la Liga por el Impuesto Único.