El Viejo Antonio, campesino indígena chiapaneco, casado con Doña Juanita, con dos hijos: el mayor, Antonio, y la menor, que fallece de hambre. El Viejo Antonio, fumador de cigarros forjados con "doblador", actuó como traductor en los orígenes del EZLN, cuando Marcos y un grupo aún reducido de guerrilleros, llegaron a su comunidad. En esta primera entrada a un poblado, el Viejo Antonio explicaba a los visitantes "lo que eran y lo que deberían ser". Su aporte fundamental fue, según Marcos, "hacernos entender a los zapatistas la especificidad de la cuestión indígena en las montañas del sureste": "te recuerdo que estás aquí, y aquí esto es lo que pasa". El Viejo Antonio muere de tuberculosis en mayo de 1994. Al morir envía a Marcos un relato que habla de los dioses que se sacrifican para hacer el sol y la luna, y de por qué el carbón es negro y sin embargo de ahí viene la luz… Marcos lo trascribe en la posdata de uno de sus comunicados y el Viejo Antonio se transforma en personaje, en referente, en imprescindible elemento de comunicación entre el mundo mestizo y el mundo indígena y su cultura.