Sylvia Molloy Nació en Buenos Aires en 1938. Dice habitar un lenguaje de doble o triple ascendencia porque es hija de padre irlandés y madre francesa, pero nació en Buenos Aires. En 1958 se traslada a París para estudiar Literatura en la Sorbona, con una esquiva pretensión de ser francesa que aparece simultánea a la batalla de Argelia. Cuatro años después Molloy vuelve a Buenos Aires y muy pronto se traslada a Estados Unidos, donde comienza una prolífica carrera de escritora y ensayista. Regresará a París en medio del Mayo del 68, y de allí en adelante volverá innumerables veces, como esos familiares políticos que se visitan con eventual periodicidad. Hoy su escritura resuena en los debates sobre géneros referenciales, sobre las fronteras entre memoria y ficción. Es catedrática de la Universidad de Nueva York, autora de Acto de presencia: La escritura autobiográfica en Hispanoamérica y En breve cárcel, entre otros celebrados títulos que también tienen como escenario esa ciudad familiar y cosmopolita.
Enrique Vila-Matas Nació en Barcelona en 1948. En su literatura los lugares y particularmente las ciudades funcionan como los primeros nudos de autoficción, luego aparecen las personas, las figuras célebres, los otros escritores. Para Vila-Matas, París es un compendio de vidas póstumas y contemporáneas inscritas como capas de una ciudad que nunca acaba de ser reescrita. En los años setenta, Marguerite Duras le alquila una buhardilla, que será la escena en que el escritor reemplaza al actor y se convierte en protagonista de su obra. París no se acaba nunca, Bartleby y compañía, Aire de Dylan, entre otros de sus libros regresan sobre esta ciudad como un objeto de reescritura continuo. Como Barcelona y algunas ciudades de América Latina, París ocupa un lugar medular en su literatura: son los años del aprendizaje literario, de las escenas iniciáticas de escritura.