Edward Gorey Chicago, 1925 A los tres años y medio aprendió solo a leer; a los cinco leyó Drácula, a los siete Frankenstein y a los ocho todas las novelas de Victor Hugo. Hizo los estudios primarios (era tan precoz que se saltó el primer año y el quinto) en la escuela activa Frances W. Parker, donde tuvo un buen profesor de dibujo. Al terminar la enseñanza secundaria asistió un semestre al Art Institute de Chicago. En 1946 entró en Harvard, donde estudió francés y compartió habitación durante dos años con Frank O-Hara, que llegaría a ser el más célebre poeta de la Escuela de Nueva York. Desde el comienzo llamó la atención por su aspecto y por sus excentricidades. Era muy alto, llevaba el flequillo aplastado sobre la frente como un emperador romano, los dedos cargados de anillos y tenía una manera histriónica de hablar. Una amiga lo recuerda con las uñas de los pies pintadas de verde caminando descalzo por la calle. A fines de los años 40, con O-Hara y otros jóvenes, apoyados por algunos profesores de la facultad, formaron el Poets-Theater de Cambridge. Unos escribían, otros actuaban y Gorey hacía los decorados. En 1953 se mudó a Nueva York y empezó a trabajar en la editorial Doubleday como diseñador de portadas para las reediciones de clásicos modernos. Ese año escribió, ilustró y publicó su primera obra, The Unstrung Harp. Entre 1956 y 1979, vestido con un largo abrigo de piel de mapache, zapatillas de tenis, una gruesa bufanda y un collar, asistió a todas las funciones y a muchos de los ensayos del New York City Ballet. En 1983 se instaló en Yarmouth Port, Cape Cod, en una casona de dos siglos que llenó de libros, películas, muñecos, gatos (que adoraba) y objetos esféricos. Allí vivió solo hasta el final, sin dejar de escribir y dibujar y crear títeres y marionetas para pequeños teatros de la zona. Publicó en vida más de cien libros y dejó otros setenta escritos pero sin ilustrar. Quienes lo conocieron lo describen como una persona extremadamente inteligente, culta y afable. Falleció en Cape Cod en 2000.