Manuel Rojas Sepúlveda (1896-1973) fue un escritor autodidacta que revolucionó la forma narrativa, rechazando el realismo tradicional del naturalismo y el criollismo en boga hasta la fecha, cambiando las estructuras y el lenguaje tanto como la sensibilidad de los personajes y las situaciones narrativas. En su novela Hijo de ladrón, introdujo el monólogo interior (o corriente de la conciencia), específicamente en el fragmento conocido como “La herida”. Es la primera vez que en la narrativa chilena aparecen en forma consciente los procedimientos utilizados en la novela anglosajona, sobre todo por James Joyce y William Faulkner. Una de las experiencias más importantes en la formación intelectual de Manuel Rojas, fue el contacto con los integrantes del movimiento anarquista de la época. A partir de estas experiencias, además de su nutrida obra narrativa, Manuel Rojas escribió textos de carácter teórico como Apuntes sobre la expresión escrita y una Breve historia de la literatura chilena. Además colaboró regularmente con variados artículos en la revista Babel. También incursionó en la poesía, tempranamente, con el soneto “Gusano”, antologado en la revista Los Diez, los libros Tonada del transeúnte (1927) y Deshecha rosa (1954). Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1957.