Romain Rolland estuvo marcado por su pasión hacia la música y el heroísmo pues siempre se mantuvo firme en su búsqueda de medios de comunión entre los hombres. Fue un gran admirador de Tolstói, Tagore, Gandhi o Vedanta a los que dedicó obras. Comenzó siendo profesor de Historia en el Lycée Henri IV, después en el Licée Louis le Grand y en la École français de Rome. Más tarde sería profesor de Historia de la Música en la Sorbona y profesor de Historia en la École Normale Supérieur pero deseaba ser sobre todo y únicamente escritor. Seguro de que podía vivir dedicado a la Literatura, renunció a la universidad en 1912, justo al finalizar los diez volúmenes de su obra Jean-Christophe. En 1915 fue galardonado con el premio Nobel de Literatura y en 1922 fundó la revista Europe. Un año antes, su cercano amigo, Stefan Zweig, escribió su biografía, El hombre y sus obras. Ambos mantuvieron una extensísima relación epistolar. El austriaco llegó a decir que Rolland era “la conciencia moral de Europa”. Romain Rolland fue un pacifista militante. Se trasladó a las playas del Lago Lemán en Suiza para escribir. En 1937 regresó a vivir a Vézelay, que en 1940 fue ocupada por los nazis. Durante la ocupación se aisló completamente de la sociedad para terminar sus memorias, Viaje interior (que próximamente publicaremos), así como a dar los toques finales de su investigación sobre la vida de Beethoven. Poco antes de su muerte, escribió la biografía de Péguy en la que examina la religión y el socialismo en el contexto de sus memorias.