América Latina

  • <p>El ciclo, hoy medi&aacute;ticamente centrado en el rechazo a la propuesta de nueva constituci&oacute;n, de profundos cambios sociales y pol&iacute;ticos que atraviesa Chile, se abre y es impulsado por una secuencia de prolongadas movilizaciones populares. El primer grito de &laquo;&iexcl;Basta!&raquo; lo dieron, en octubre de 2019, las y los estudiantes de ense&ntilde;anzas medias, los &quot;ping&uuml;inos&quot;, con su oposici&oacute;n a la subida del metro. Escritos al calor de los eventos o en medio de la pandemia por Covid-19, los textos aqu&iacute; reunidos nos dan luces sobre lo que fueron los al menos tres meses de lucha y las posibilida&shy;des abiertas por esa movilizaci&oacute;n popular.</p> <p>El libro re&uacute;ne 11 art&iacute;culos y siete entrevistas que abordan preguntas para reflexionar en torno al ciclo iniciado en octubre de 2019. &iquest;Qu&eacute; ha significado este proceso?, &iquest;c&oacute;mo nombrarlo?, &iquest;qu&eacute; actores, discursos y programas han estado en juego?, &iquest;qu&eacute; experiencias de organizaci&oacute;n han tenido lugar?, &iquest;qu&eacute; tensiones las han atravesado y c&oacute;mo han sido enfrentadas?, &iquest;qu&eacute; lenguajes y s&iacute;mbolos irrumpieron y c&oacute;mo leerlos?</p> <p>Entre otras cuestiones, los textos reunidos en este libro abordan el significado fundante del salto al torniquete del metro, hoy ya instalado como el gesto ic&oacute;nico que hizo reformular a una buena parte de los sectores populares chilenos su propia forma de vivir y resistir al modelo neoli&shy;beral, pero sobre todo el salto al torniquete como &laquo;grito por una vida digna&raquo;, para abrir los caminos que lleven a imaginar nuevas formas de convivencia, de comunidad con la naturaleza y el planeta, pero tambi&eacute;n nuevas formas de lucha y organizaci&oacute;n.</p> <p>El texto incluye art&iacute;culos de Karina Nohales y Javier Z&uacute;&ntilde;iga (militantes de Contratiempos), Paula Arrieta (artista visual y acad&eacute;mica de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile), Claudio Alvarado (historiador, candidato a doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos), Andrea Sato y Recaredo G&aacute;lvez (investigadores de Fundaci&oacute;n Sol), Beatriz Silva (soci&oacute;loga y doctora en Sociolog&iacute;a), Rosario Fern&aacute;ndez (feminista y doctora en Sociolog&iacute;a de la Universidad de Londres), Alondra Carrillo y Javiera Manzi (militantes feministas e integrantes de la Coordinadora Feminista 8M), Mia Dragnic (soci&oacute;loga y militante del Comit&eacute; Internacional de la Coordinadora Feminista 8M), M&oacute;nica Iglesias (soci&oacute;loga, doctora en Estudios Latinoamericanos y profesora de la Escuela de Sociolog&iacute;a de la Universidad de Valpara&iacute;so), Diego Cabezas y Sebasti&aacute;n Guerrero (educadores populares y militantes de Movimiento Emancipaci&oacute;n) y Gonzalo D&iacute;az (ingeniero comercial y asesor de la Uni&oacute;n Portuaria de Chile). Adem&aacute;s, cuenta con entrevistas a Amaranta Ballesteros (presidenta del Centro de Alumnas del Liceo 1, Javiera Carrera), Javier Mart&iacute;nez (estudiante del Instituto Nacional), Mario Aguilar (presidente del Colegio de Profesores), Luis Mesina (dirigente de No + AFP), Doris Gonz&aacute;lez (vocera y dirigenta de Ukamau), Francisca Fern&aacute;ndez (vocera del Movimiento por el Agua y los Territorios y de la Coordinadora Feminista 8M), Gustavo Tapia (presidente de la Federaci&oacute;n Minera de Chile).</p>
  • <p>Un Brasil que se devora a s&iacute; mismo: vanguardia regional de una forma de gobernar que &mdash;regida por la l&oacute;gica pura y dura de la valorizaci&oacute;n del capital&mdash; en lugar de aplazar la crisis, la promueve y acelera. La pol&iacute;tica progresista de contenci&oacute;n de esta crisis estructural que atraviesa la reproducci&oacute;n de la vida en las sociedades latinoamericanas se revel&oacute; impotente para revertir una din&aacute;mica de desocializaci&oacute;n autof&aacute;gica que la antecede y envuelve.</p> <p>Pero la l&oacute;gica antisistema que tan bien encarna Bolsonaro &mdash;haciendo converger paramilitares, fuerzas de seguridad, cristianismo conservador y <em>fake news</em>&mdash; amenaza permanentemente con autonomizarse y dejar de ser funcional a la elite brasile&ntilde;a. Es esta tensi&oacute;n la que vuelve a poner a Lula en el centro de la escena, ya que sin expectativas transformadoras, sino como salvador ante la barbarie.</p>
  • <p>La calle, el puerto, los conventillos, los corrales, las c&aacute;rceles eran el magma donde se fragu&oacute; un decir que luego se elevar&iacute;a a canci&oacute;n en las primeras d&eacute;cadas del siglo XX. Ya los trovadores deLa Pampa, los payadores, y la gente del sainete despu&eacute;s, ven&iacute;an introduciendo el habla popular en sus composiciones. El tango lo hizo en algunos t&iacute;tulos inaugurales, en refranes y cuartetas, precarios, durante el tiempo que le llev&oacute; a consolidarse como m&uacute;sica y baile. Quienes lo inventaron eran carreros, estibadores, alba&ntilde;iles, pintores de brocha gorda, mec&aacute;nicos... Y las mujeres brillaron en la interpretaci&oacute;n cantada.</p> <p>En esta obra se incluyen las letras de las canciones tangueras m&aacute;s representativas de inspiraci&oacute;n libertaria, compuestas por Pascual Contursi, Jos&eacute; Gonz&aacute;lez Castillo, Celedonio Esteban Flores, Enrique Cad&iacute;camo, Francisco Garc&iacute;a Jim&eacute;nez, Enrique Santos Disc&eacute;polo, Mar&iacute;a Luisa Carnelli, Alfredo Le Pera, Homero Manzi, Jose Mar&iacute;a Contursi, Mario Batisttella, C&aacute;tulo Castillo, Homero Exp&oacute;sito, Eladia Bl&aacute;zquez. El tango visto por Borges y Carriego da cierre a las p&aacute;ginas bellamente ilustradas por Nicol&aacute;as Picatto.</p> <p>Rafael Flores Montenegro est&aacute; considerado, internacionalmente, como un gran conocedor de esta m&uacute;sica, su canci&oacute;n y baile popular. Es autor de originales ensayos literarios sobre sus emblem&aacute;ticas figuras.</p>
  • <p>Hace bastante tiempo que los movimientos sociales dan que hablar en Am&eacute;rica Latina. Entre los que destacan, sin lugar a duda, los movimientos ind&iacute;genas. &iquest;Pero cu&aacute;les son y c&oacute;mo se configuran? &iquest;Qu&eacute; los hace realmente antisist&eacute;micos? &iquest;Cu&aacute;l es la especificidad de los movimientos sociales ind&iacute;genas? Es lo que Carlos Aguirre se propone responder en Movimientos antisist&eacute;micos y cuesti&oacute;n ind&iacute;gena en Am&eacute;rica Latina. Una visi&oacute;n desde la larga duraci&oacute;n hist&oacute;rica. Para ello, recoge el pensamiento cr&iacute;tico desplegado por autores tales como Karl Marx, Immanuel Wallerstein, Fernand Braudel, vali&eacute;ndose adem&aacute;s, de diversos comunicados y documentos elaborados por el Ej&eacute;rcito Zapatista de Liberaci&oacute;n Nacional (EZLN), entre otros.</p> <p>De Marx recupera la b&uacute;squeda por el fundamento material que subyace en los movimientos sociales, al tiempo que desarrolla la idea de triple transici&oacute;n asociada al fin del capitalismo (de una sociedad burguesa a una nueva sociedad comunista, de una sociedad clasista a una sin clases, del reino de la necesidad al reino de la libertad). De Wallerstein rescata la hip&oacute;tesis que admite a 1968 como fecha de profunda fractura hist&oacute;rica para el liberalismo. &Eacute;ste &uacute;ltimo instituido durante XIX, se mantiene m&aacute;s o menos estable en Occidente, hasta que, entre 1968 con la Revoluci&oacute;n Cultural Mundial y 1989 con la ca&iacute;da de los socialismos reales, su hegemon&iacute;a colapsa. En Am&eacute;rica Latina es severamente afectada con el Levantamiento Zapatista de 1994. De Fernand Braudel emplea su m&eacute;todo anal&iacute;tico, concibiendo as&iacute; m&uacute;ltiples temporalidades presentes en cada &eacute;poca, al tiempo que enmarca el desarrollo de los movimientos sociales antisist&eacute;micos en per&iacute;odos de tiempo de muy larga, larga y mediana duraci&oacute;n. Por &uacute;ltimo, del movimiento zapatista que toma como referente paradigm&aacute;tico, que asume central al momento de reconocer los diversos movimientos sociales ind&iacute;genas y no ind&iacute;genas realmente antisist&eacute;micos.</p> <p>Es sobre la base te&oacute;rica anteriormente descrita que Carlos Aguirre despliega un balance de los movimientos sociales antisist&eacute;micos presentes en Am&eacute;rica Latina. Se refiere a movimientos urbanos como lo son el movimiento piquetero en Argentina, cierto sector del Barrio 23 de Enero de Caracas, otros movimientos campesinos como las bases del Movimiento Sin Tierra de Brasil, parte de los paros agrarios y campesinos en Colombia, junto a movimientos ind&iacute;genas tales como el movimiento zapatista en M&eacute;xico, el movimiento mapuche en Chile, el sector amaz&oacute;nico de la CONAIE en Ecuador o el movimiento ind&iacute;gena del Cauca en Colombia, entre otros.</p> <p>El libro se divide en dos cap&iacute;tulos. En el primero, El mapa de los movimientos antisist&eacute;micos de Am&eacute;rica Latina, Carlos Aguirre sostiene la presencia de tres actores importantes en Am&eacute;rica Latina: la derecha que defiende el neoliberalismo, los movimientos sociales antisist&eacute;micos y anticapitalistas junto a las nuevas izquierdas vinculadas a ellos y los gobiernos progresistas. De esto deriva un permanente conflicto entre las burgues&iacute;as transcionales y burgues&iacute;as nacionales de cada pa&iacute;s de Am&eacute;rica Latina, que adem&aacute;s de sostener la inestabilidad en la regi&oacute;n, permite que las clases populares se aparten paulatinamente de la pol&iacute;tica sist&eacute;mica, dejando de concebir al Estado como medio de alcanzar sus metas y optando por proyectos genuinamente revolucionarios.</p> <p>Tras revisar los perfiles que hacen a los movimientos sociales realmente antisist&eacute;micos, pasamos al segundo cap&iacute;tulo, La cuesti&oacute;n ind&iacute;gena y los movimientos ind&iacute;genas en M&eacute;xico y en Am&eacute;rica Latina. Aqu&iacute; Carlos Aguirre se refiere a la especificidad ind&iacute;gena presente en numerosas organizaciones de Am&eacute;rica Latina, comenzando por el movimiento zapatista y su &uacute;ltima iniciativa: la candidatura presidencial de una mujer ind&iacute;gena, Marichuy. Nos hallamos ante una propuesta realmente anticapitalista y antisist&eacute;mica, m&aacute;s amplia inclusive, que la desarrollada durante la Otra Campa&ntilde;a a&ntilde;os atr&aacute;s. Por otro lado, la candidatura ind&iacute;gena es tambi&eacute;n sintom&aacute;tica de las mutaciones desencadenas en los movimientos sociales ind&iacute;genas y no ind&iacute;genas a partir de la Revoluci&oacute;n Cultural Mundial de 1968, un momento de crisis donde Carlos Aguirre reconoce al menos cinco curvas evolutivas de muy larga, larga o mediana duraci&oacute;n seg&uacute;n cada caso, que han configurado no s&oacute;lo al EZLN, sino que a los diversos movimientos sociales realmente anticapitalistas y antisist&eacute;micos contempor&aacute;neos.</p> <p>Por &uacute;ltimo, Carlos Aguirre plantea que la cuesti&oacute;n ind&iacute;gena ha seguido tres posicionamientos desde la Revoluci&oacute;n Cultural Mundial de 1968. El primero es un indigenismo reformulado desde arriba, el segundo es el indigenismo fundamentalista, y el tercero reivindica una herencia ind&iacute;gena al tiempo que incorpora la tradici&oacute;n cr&iacute;tica de Europa o de cualquier parte del mundo. &iquest;Son los movimientos sociales realmente anticapitalistas y antisist&eacute;micos, ind&iacute;genas y no ind&iacute;genas, los que junto a las nuevas izquierdas afines a ellos, se encuentran realizando actualmente de manera creadora y rebelde el m&aacute;s universal proyecto de una nueva modernidad para la humanidad? Es algo que descubriremos en las p&aacute;ginas de Movimientos antisist&eacute;micos y cuesti&oacute;n ind&iacute;gena en Am&eacute;rica Latina. Una visi&oacute;n desde la larga duraci&oacute;n hist&oacute;rica.</p>
  • <p>Un aporte a la producci&oacute;n de conocimiento desde las mujeres latinoamericanas, un libro que recorre saberes y mujeres que, siendo o no feministas, fueron perseguidas y silenciadas genocidamente. Articula, a la vez, ese compromiso denunciante que muestra los distintos tipos de violencia patriarcal que han sufrido las mujeres y hace revivir nuestras muertas como ejercicio necesario de memoria en movimiento.</p> <p>Francesca desenmascara la presencia absoluta de las interpretaciones europeas y esclavistas con las que hemos comprendido las relaciones sociales, a veces infundidas a punta de palo y garrote, otras veces con sutileza. Con su enfoque nos permite constatar que capitalismo, cosmovisi&oacute;n occidental y moral cristiana son inseparables en Am&eacute;rica. Sus entramados se reflejan con claridad en distintas pautas de vida que muchos no nos cuestionamos, como el ideal de la monogamia s&oacute;lo entre mujeres y hombres, el reconocer una forma &uacute;nica de ser mujer o, tambi&eacute;n, el asumir de manera arbitraria la superioridad del ser humano sobre la naturaleza para transformarla y depredarla, un ser humano cuyas acciones son valoradas solo en cuanto a su utilidad y cuyo sentimiento de integridad est&aacute; mediado por la econom&iacute;a, el trabajo y las decisiones individuales. Pensadas por mujeres que luchan desde sus comunidades actuales, las ideas de buena vida entran en pugna con la prepotencia del conjunto de creencias que provienen del mundo occidental, y buscan adem&aacute;s formas de organizaci&oacute;n propias contra la miseria, la explotaci&oacute;n y la exclusi&oacute;n.</p> <p>En el relato de estas mujeres se repasa tambi&eacute;n la historia de nuestra Abya yala, reconociendo muchas formas de vida moderna que coexisten en sus m&aacute;s de 607 pueblos y naciones oprimidas. Francesca ense&ntilde;a tambi&eacute;n multifac&eacute;ticos pensamientos feministas, demostrando que no todas las mujeres adscriben esta lucha y los vicios organizativos que incluso, reproducen l&oacute;gicas dominantes. Entre ellas est&aacute;n las que trabajan a nivel comunitario, las que niegan llamarse feministas (asumi&eacute;ndolo como una imposici&oacute;n de las mujeres blancas y urbanas), las que buscan los puntos de contacto entre la visibilizaci&oacute;n, su comunidad y las aportaciones de las activistas urbanas, o las que se declaran abiertamente feministas de pensamiento aut&oacute;nomo.</p> <p>Constatamos as&iacute; un contraste entre feministas ind&iacute;genas comunitarias y feministas urbanas, donde estas &uacute;ltimas se identifican con el imperio civilizador, un reconocimiento basado en un proyecto de autonom&iacute;a individual dentro del libre mercado, sentencia la autora.</p>
  • <p>&laquo;Leer estos textos y entrevistas es tambi&eacute;n un tremendo ejercicio de memoria que nos alerta sobre la necesidad de nutrir nuestro quehacer con conceptos y teor&iacute;as que van naciendo desde nuestros propios cuerpos*territorios. Rescatar la oralidad de nuestras luchas y sistematizarlas nos vuelve reflexivas y nos da la posibilidad de salir del tareismo que tanto atrapa y que a veces nos roba la claridad estrat&eacute;gica de nuestro caminar: muchas veces o no vemos la importancia hist&oacute;rica del registro o viendo esta importancia, el mismo tareismo excluye la s&iacute;ntesis y divulgaci&oacute;n de nuestras experiencias como un &iacute;tem prioritario en nuestras organizaciones y/o comunidades; por lo tanto, he aqu&iacute; un nuevo valor de esta compilaci&oacute;n, pues nos planta un riqu&iacute;simo jard&iacute;n florido de conceptos dispuestos para fertilizar las rebeld&iacute;as y resistencias anticapitalistas, anticoloniales y antipatriarcales que cada una de nosotras est&aacute; sosteniendo en su territorio.</p> <p>&raquo;Por lo tanto, al avanzar en la lectura se va realizando un ejercicio de despatriarcalizaci&oacute;n del mismo feminismo, pues aparece e irrumpe el valor y la gracia de lo plural de nuestros cuerpos*territorios, de nuestros territorios y de los conceptos y propuestas que nacen de la conjunci&oacute;n de ambos. Es tan placentero el viaje que se realiza por estas p&aacute;ginas que incluso aparecen tensiones tan cl&aacute;sicas como la posibilidad/imposibilidad de hacer la lucha feminista desde organizaciones de izquierda, revolucionarias o mixtas (las historias de las compa&ntilde;eras de las revoluciones cubana y venezolana se inscriben aqu&iacute;) o se devela la desconfianza que muchas feministas de clase a&uacute;n tienen de las luchas travestis o transexuales (recomendado e imprescindible es el texto de Las Innombradas).</p> <p>&raquo;Despatriarcalizar el feminismo es entonces, volverlo a lo plural de los territorios y a lo diverso de las vidas de las mujeres, pues as&iacute;, habr&aacute;n tantos feminismos como formas de entenderse mujer dentro una clase o de un pueblo y habr&aacute;n tantas estrategias y t&aacute;cticas como problemas que agobian a la vida de las mujeres y por ende, es un tanto dif&iacute;cil y arrogante imponer agendas de luchas o calendarios de movilizaci&oacute;n a quien no lo siente como urgente y prioritario, por eso es tan dulce y desobediente renunciar al ideario colonial y abandonar las ganas de que todo se vuelva homog&eacute;neo, incluso nuestro Movimiento, pues nuestra heterogeneidad surge como la rebeld&iacute;a de los A VECES en el cuento de los SIEMPRE y los NUNCA del Subcomandante Marcos, hoy Galeano, como las compa&ntilde;eras del MST y Dar&iacute;o Santill&aacute;n desde el campo y la ciudad van siendo escuela unas de otras sin el af&aacute;n de que todas sientan*piensen*hagan igual. Tenemos diferencias. Somos distintas y no siempre somos c&aacute;lidas en las cr&iacute;ticas, pero no por ello dejamos de ser sororas, por eso, este texto es una invitaci&oacute;n a leer la palabra vivida por las otras, sin juzgar de manera colonial y patriarcal las estrategias y t&aacute;cticas que cada una tom&oacute; para sobrevivir en un mundo que a todas luces nos quiere a todas muertas.</p> <p>&raquo;No queremos ni vamos a coincidir en todo, pero vamos a ser espejos de unas y otras y en ese reflejo, muchas veces no nos gustar&aacute; lo que vemos y capaz que se evidencie lo limitadas que estamos por ese feminismo que tanto decimos rechazar o capaz que se refleje qu&eacute; tan liberales estamos siendo dentro de nuestros propios feminismos o qu&eacute; tan colonialistas somos con aquellas mujeres que no se declaran feministas o quiz&aacute;s se muestre qu&eacute; tan patriarcales estamos siendo en la forma en que construimos relaciones con otros movimientos y otros cuerpos que hoy est&aacute;n tambi&eacute;n por la defensa de la vida frente a la maquinaria de muerte Capital y Patriarcal &iexcl;capaz que todo eso se devele al concluir la lecturas de estas p&aacute;ginas, pero hay algo m&aacute;s, hay otro reflejo m&aacute;s!&raquo;</p>
  • <p>&iquest;Qu&eacute; tipo de historia queremos hacer? Con esta interpelaci&oacute;n como hilo conductor, Aguirre Rojas nos invita a reflexionar sobre dicha disciplina hoy, anim&aacute;ndonos a reescribirla de un modo totalmente diferente, criticando todas las historias y memorias oficiales. Con una clara intencionalidad pedag&oacute;gica, simplificando las ideas pero sin atentar contra la complejidad del conocimiento hist&oacute;rico, el autor nos lleva por la reconstrucci&oacute;n de las principales corrientes historiogr&aacute;ficas del siglo XX, teniendo como fundamentos el an&aacute;lisis de la Historia Cr&iacute;tica propuesta por Marx y relevando los aportes de la Escuela de los Annales, as&iacute; como las corrientes post 1968 que nacieron desde ambas influencias: la Historia Social de la Cultura, la Historia desde Abajo o marxista-brit&aacute;nica, la Microhistoria italiana y el An&aacute;lisis del Sistema-Mundo Capita&shy;lista.</p> <p>Desde estas reconstrucciones que permiten comprender las m&uacute;ltiples temporalidades que componen el tiempo hist&oacute;rico, el autor propone englobar las disciplinas en una ciencia social que derribe los muros que han delimitado y hecho competir a las ciencias sociales, dialogando entre ellas solo como ciencias auxiliares. Por ello plantea una historia global o una Unidisciplina, una ciencia social que englobe las problem&aacute;ticas multidimensionales que posee y componen la realidad misma, una forma de construcci&oacute;n del conocimiento global.</p>
  • <p>El 1 de enero de 1994 con la aparici&oacute;n p&uacute;blica del neozapatismo en Chiapas, es para el autor la fecha de arranque de ese nuevo ciclo de la protesta mundial que ha dado origen al conjunto de los movimientos sociales que hoy, a lo largo y ancho del planeta, intentan asumirse y definirse de una manera clara y evidente como verdaderos movimientos antisist&eacute;micos. Movimientos que son muy distintos de los movimientos sociales que se desarrollaron antes de la emblem&aacute;tica fecha de 1968.</p> <p>Carlos Aguirre nos plantea que entre 1968 y 1994 se da una transci&oacute;n durante la que se procesa y se madura, lenta pero sostenidamente, una verdadera mutaci&oacute;n de larga duraci&oacute;n dentro de la historia de los movimientos sociales de protesta en el capitalismo. Una mutaci&oacute;n que hace fenecer lentamente y luego desaparecer a los movimientos sociales que fueron caracter&iacute;sticos de todo el siglo XIX y de los primeros dos tercios del siglo XX, para ir gestando poco a poco, con dificultades y retrocesos y avances diversos, a los nuevos movimientos sociales que hoy pueblan el conjunto de la geograf&iacute;a de la rebeld&iacute;a mundial.</p> <p>Para abordar las nuevas figuras de la protesta social, la obra revisa tanto las revueltas populares del emblem&aacute;tico a&ntilde;o 2011 inaugurado por las primaveras &aacute;rabes, como el car&aacute;cter inspirador o mod&eacute;lico (a nivel mundial) del neozapatismo mexicano. Lo que permite analizar los elementos que caracterizan y distinguen a un simple movimiento social de un movimiento anticapitalista real, y a &eacute;ste &uacute;ltimo de un mucho m&aacute;s profundo y radical movimiento antisist&eacute;mico. Tambi&eacute;n se aborda el tema de la densidad epocal excepcional de los tiempos de crisis que hoy vivimoss; de Am&eacute;rica Latina como frente de vanguardia mundial de las actuales luchas antisist&eacute;micas;, o del crucial debate sobre la postura de los actuales movimientos sociales frente al Estado y el poder.</p>
  • <p>Hoy es constante la tentaci&oacute;n de suponer que la clase es una cosa. Aunque ese no es el sentido que Marx le otorg&oacute; al t&eacute;rmino en sus escritos hist&oacute;ricos, el error vicia una buena parte de los textos &laquo;marxistas&raquo; contempor&aacute;neos. Se asume que &laquo;eso&raquo;, la clase obrera, tiene una existencia real, susceptible de ser definida casi matem&aacute;ticamente: un cierto n&uacute;mero de hombres que mantienen una relaci&oacute;n determinada con los medios de producci&oacute;n. Bajo ese supuesto, se vuelve posible deducir la conciencia de clase que &laquo;eso&raquo; deber&iacute;a tener (aunque rara vez sea el caso), si &laquo;eso&raquo; tuviese en cuenta de forma adecuada su propia posici&oacute;n y sus propios intereses. Pero resulta que existe una superestructura cultural que opaca ineficientemente el reconocimiento. Como los &laquo;atrasos&raquo; y las distorsiones culturales son realmente molestos, no es dif&iacute;cil concluir en una teor&iacute;a de la sustituci&oacute;n: el partido, la secta o el te&oacute;rico que revela la conciencia de clase, no como es, sino como deber&iacute;a ser.</p>
  • <p>El debate de los &uacute;ltimos a&ntilde;os en torno al Green New Deal dej&oacute; en claro al menos una cosa: 2030 es la fecha l&iacute;mite para dar respuesta a los dilemas que nos plantea el cambio clim&aacute;tico. A medida que se vuelve evidente que sin cooperaci&oacute;n internacional es pr&aacute;cticamente imposible cumplir con este plazo, crece tambi&eacute;n la conciencia sobre los peligros que nos esperan del otro lado en caso de que no seamos capaces de tomar las medidas necesarias.</p>
  • <p>Sobre la ola de gobiernos progresistas, nacional-populares o de izquierda en Am&eacute;rica Latina se ha escrito mucho. Las p&aacute;ginas que siguen son una apuesta por renovar el debate por medio de un abordaje plural que sirva para enriquecerlo. No buscamos clausurarlo, ni mucho menos. Primero, porque ser&iacute;a (de m&iacute;nima) un objetivo pretencioso para tan poco espacio. Pero segundo, y m&aacute;s importante, porque tampoco es algo que deseemos, puesto que el hecho de quesea un debate inconcluso significa que las fuerzas quelo protagonizan todav&iacute;a siguen vivas y que su devenir hist&oacute;rico no se ha solidificado, que sigue siendo maleable.</p>
  • <p>Nos consideramos 'una fuerza beligerante, pol&eacute;mica', como escribi&oacute; Mari&aacute;tegui con motivo de la fundaci&oacute;n de Amauta, al tiempo que apostamos al pluralismo y al debate abierto y libre de dogmatismos. El compromiso con la renovaci&oacute;n conceptual del socialismo significa dejar de lado toda 'veneraci&oacute;n supersticiosa del pasado'. S&oacute;lo as&iacute;, es posible abordar con honestidad los problemas te&oacute;ricos y pol&iacute;ticos de nuestro tiempo y aportar a la construcci&oacute;n de una pol&iacute;tica emancipatoria para el siglo XXI. 'He aqu&iacute; una misi&oacute;n digna de una generaci&oacute;n nueva'.</p>
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