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<p>«Fue en 1996 cuando el exagente de la Central Nacional de Informaciones, Carlos Herrera Jiménez, grabó su primer audiolibro en prisión. Su voz se guarda en decenas de casetes que hizo llegar a la Biblioteca Central para Ciegos, condenada a perpetuidad por sus crímenes».</p> <p>Alguien camina en la niebla, deambula entre lápidas y nichos recién cavados. Es un hombre de rostro endurecido y expresión marcial. La oscuridad es casi total, a lo lejos se escucha un salmo apócrifo. De pronto, una sombra aparece desde el interior de una tumba y le pregunta: ¿Quién es usted: hombre o demonio? Es un muerto. Mario Bravo, el Mauro y el Bocaccio son algunas de las identidades operativas que asumió el mayor en retiro Carlos Herrera Jiménez, autor material del homicidio del líder sindical Tucapel Jiménez y del carpintero Juan Alegría.</p> <p>A cincuenta años del golpe de Estado en Chile, Matías Celedón, en un ejercicio inédito de montaje, enfrenta al asesino a una voz que parece brotar desde el interior de su conciencia. Un viaje ficticio, una noche infernal construida con los fragmentos de cinco audiolibros leídos por Herrera Jiménez desde su celda en el Penal de Punta Peuco, donde cumple condena perpetua.</p> <p>«Autor material » es una novela estremecedora, que también es artefacto y ensayo, texto y sonido. Una obra brutal, un gesto de genialidad única, acaso una confesión forzada de uno de los crímenes más siniestros de la dictadura.</p>
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<p>Narrar el país del futuro en tiempo pasado puede ser, hasta cierto punto, un acto psicoanalítico. En estas crónicas aparece el Chile golpeado de ayer, ese país que pasó de la utopía al golpe; de la dictadura a la transición. Osorno, Valdivia, Temuco, Santiago, La Serena son ciudades que la escritora argentina María Moreno recorre un poco antes de las elecciones de 1970, traduciendo el mapa del viaje militante de su novio comunista. Unos años después regresa sola, en medio de la Unidad Popular, presencia la emblemática visita de Fidel, participa de las amistades solidarias que proliferaban en ese «diurno de Chile».</p> <p>El escritor mexicano Yuri Herrera llega por primera vez en 1997, para visitar a unos antiguos amigos, a un país que le parece «obliterado por militares, mala memoria y economistas armados hasta los dientes de Friedman; un país derrotado». Transcurre el último quinquenio de los noventa y los colores variopintos del consenso; también el revuelo del arresto de Pinochet en Londres y las primeras chispas de Lumaco, el «Chiapas chileno». Las consecuencias de esos episodios le parecen, en su segundo viaje, indicios de un inconsciente político activado con la revuelta estudiantil de 2011.</p>
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<p>Este mapa coral de las luchas analiza la frontera como trinchera a partir de las experiencias y prácticas insurgentes, de las resistencias y de las re-existencias como alternativas, al tiempo que expresa el esfuerzo por sistematizar los saberes populares que nutren y articulan dichas insurgencias.</p> <p>Desde reflexiones situadas en el contexto de crisis estructural y socioambiental y de la (re)patriarcalización de los cuerpos-territorios de las mujeres en América latina (profundizadas por la pandemia del COVID-19), y a partir de una polifonía de voces y registros (académico, testimonial, literario…, siempre el relato de experiencias en colectivo), se aborda el avance del capitalismo patriarcal y colonial sobre las fronteras de los cuerpos y territorios (y sobre los cuerpos-territorios), desde la mirada feminista, popular, indígena y comunitaria. Incluye un texto en portugues.</p> <p>«La noción de fronteras alude a territorios/espacios en disputa, con dinámicas de poder intensas, en donde se enfrentan lógicas contradictorias de organización de la vida. (Allí se dan) esas estrategias territoriales que hacen frente a las reformas educativas, a los grandes proyectos agroindustriales, mineros y petroleros, y están las múltiples insurgencias en el espacio urbano».</p>
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<p>Esta compilación de textos de principios de sXX es un excelente ejemplo de historiografía feminista y obrera. Los artículos de destacadas militantes de las incipientes asociaciones de trabajadores, publicados en <em>La Alborada</em> (1905-1907) y <em>La Palanca</em> (1908), permiten seguir el desarrollo de la conciencia obrera (la necesidad de organizarse) pero también el despertar de la conciencia feminista (de su específica situación laboral, del dominio de los hombres que las relegan a papeles subordinados en el seno de las organizaciones, de la necesidad de defenderse como mujeres y no solo como obreras). De los iniciales escritos sobre eventos del asociacionismo obrero chileno, las autoras van pasando a plantear la urgencia de tener prensa feminista obrera y una red de espacios para la defensa y mejora de la condición de la trabajadora.</p> <p>Leer y consultar estos textos resitua en el tiempo histórico y actualiza el malestar feminista de nuestro presente, evidenciando continuidades, deudas y retrocesos de una matriz y razón patriarcal que sigue ordenando la vida y el trabajo. Los textos no sólo se detienen a pensar y describir la situación feminista en un contexto de lucha de clases en Chile, si no que nos devuelven, como reflujo, un cuestionamiento del presente: ¿cómo torce la hegemonía?, ¿cómo escribir colectivamente?, ¿cómo pensar producción y reproducción desde el mundo del trabajo?</p> <p>Los artículos corresponden a la producción para dichos periódicos de Carmela Jeria, fundadora de <em>La Alborada</em> y colaboradora de <em>La Palanca</em>; de Esther Valdés, colaboradora de <em>La Alborada</em> y fundadora de <em>La Palanca</em> y de Eloísa Zurita corresponsal en Antofagasta de <em>La Alborada</em>. Se incluyen además, textos de Selva, Sara Cádiz, Baudina Pessini y Silvana G., colaboradoras de estas publicaciones. Estos textos permiten entender «la trama de colaboración entre mujeres, así como [sirven] para dimensionar su incidencia en la prensa obrera de la época y, por supuesto, presentan una serie de reflexiones políticas feministas sobre el trabajo, la educación, la economía y la solidaridad».</p> <p>Al igual que los compiladores de estos artículos, esperamos que este trabajo contribuya a poner en circulación textos desconocidos –o más bien omitidos y ocultados–, que puedan ser conocidos por todas y todos, y que las feministas de hoy puedan encontrar inspiración en el esfuerzo inconmensurable de estas mujeres precursoras de las luchas actuales y en tantos otros momentos de intensa disputa de las hegemonías en el curso de nuestra historia.</p>
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<p>En la era del simulacro del «pluralismo», aparentemente nada es peligroso. ¡Todo se puede discutir! Todo… menos el poder capitalista y la dominación del dinero, el Mercado y el capital sobre el conjunto de la vida humana y la naturaleza.</p> <p>El presente libro apunta a cuestionar no una parcela inofensiva y hasta simpática de «disidencia controlada», sino el conjunto del sistema capitalista. Sus investigaciones impugnan las versiones edulcoradas del mismo, así como también las expresiones extremistas de la «nueva» derecha neofascista, xenófoba y misógina. Por eso somete a examen y discusión el mainstream aceptado pasivamente como «normal», aquel donde la tradición y el pensamiento marxista circulan como una inofensiva mercancía de consumo exclusivamente académico, una más entre tantas, impotente, descafeinada, despolitizada. Ya es hora de poner en crisis las «disidencias controladas» y las «rebeldías consentidas».</p> <p>A partir de un Marx desconocido o poco explorado, las temáticas abordadas son diversas: del colapso ecológico al capitalismo digital y las redes sociales como mecanismo de control y guerra de nueva generación; de los feminismos rojos al psicoanálisis crítico; de la cuestión étnico-nacional y las nuevas formas de dependencia estructural a la crítica de la superexplotación de la fuerza de trabajo a escala mundial. Un desafío para quienes defienden el capital y el modo de vida a él subordinado. ¿Podrán presentar un paradigma superador del marxismo, que se haga cargo de la crisis actual que padece la humanidad y todo el planeta? El guante está echado y las cartas se encuentran sobre la mesa.</p>
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<p><em>PIROTECNIA: Ensayo miedoso de literatura ultraísta</em> es el único libro que Hilda Mundy (1912, Oruro – La Paz, 1982), periodista y escritora vanguardista, rebelde y feminista, publicó en vida. Fue una de las pocas escritoras de vanguardias de América Latina, junto con Magda Portal (Perú) y María Luisa Bombal (Chile).</p> <p>Edmundo Paz Soldán nos muestra en su prólogo cómo este libro fue olvidado hasta que se rescató el año 2004 en una edición boliviana, en donde «…sus sesenta textos en prosa tratan de atrapar el ruido de la urbe en el nuevo siglo, producto de transformaciones tecnológicas, y los cambios de sensibilidad y de conducta de una modernidad incipiente en algunas ciudades en el occidente del país, entre los que se cuentan un rechazo al contrato matrimonial y los nuevos roles a los que aspira la mujer…»</p> <p>Sus 60 textos en prosa tratan de atrapar el ruido de la urbe en el nuevo siglo y los cambios de sensibilidad y de conducta de una modernidad incipiente, entre los que se cuentan un rechazo al contrato matrimonial y los nuevos roles a los que aspira la mujer. Se trata de una escritura que registra los avances tecnológicos: el teléfono, el alumbrado público; los nuevos escenarios urbanos: el teatro, la confitería, el stadium; y se admira por ellos, aunque a veces señala dudas ante el costo del progreso: del automóvil, por ejemplo. Mundy se muestra como un espíritu lúdico, sus recursos estilísticos son variados, pero como buena ultraísta el eje central es la metáfora audaz y trabajar la materialidad del texto usando las mayúsculas, las cursivas y los puntos suspensivos, que terminan convirtiéndose en una metáfora del tipo de escritura ligera que ella preconiza a través de sus frases cortas, en oposición a una escritura pesada, retórica.</p> <p>En los años '30, cuando Mundy escribía, la poesía boliviana todavía estaba atada a las formas del modernismo, ya superadas en el resto del continente; hubo que esperar hasta fines de los '50 para que ocurriera la renovación. El mérito de Mundy es por ello más importante, aunque quizás eso haya conducido a su obra escasa a un largo olvido.</p>