Si se aspira a una sociedad sin explotación, en la que cada uno es dueño de su propia vida y la comparte solidariamente con los demás, es imprescindible que desde el primer momento se formen personas capaces de decidir por sí mismas en libertad y que las organizaciones que luchan contra una sociedad injusta muestren en su seno las señas de identidad del modelo social que se quiere alcanzar.  Todo el movimiento anarquista ha estado implicado en el desarrollo de una pedagogía antiautoritaria y crítica, en definitiva revolucionaria. buen ejemplo de esta afirmación han sido los ateneos libertarios, los innumerables folletos, revistas, libros y otros útiles de formación militante que los anarquistas crearon, así como su participación fundamental en los movimientos de renovación pedagógica a lo largo del siglo XIX.