Animales que no se pueden acariciar
“En un momento en que la mayor parte de la literatura española se recrea en los transportes de lo inocuo, la narcosis profunda y la pamplina, no cabe sino felicitarse por la aparición de un libro como Animales que no se pueden acariciar. Su autor es uno de esos escritores con pedigrí que han sabido tomarse su tiempo, acoplarse a los ritmos misteriosos y sabios de la vocación, sin ceder nada a las seducciones de una carrera literaria a cualquier precio, ni a la trampa para osos de las prisas”. […] “Javier Quevedo es un autor de riesgo que escribe “a lo valentón” —como dicen que pintaba Velázquez—, con el trazo enérgico y certero que solo dan la audacia, la rabia y la verdad”.—Ángel Zapata
Animales que no se pueden acariciar es un zoológico que Javier Quevedo ha construido pacientemente en el jardín de su escritorio, alrededor de su cabeza. Es la suma de unos relatos de muy diferentes especies —“El puente de los tropiezos”, “Entra un gangoso en una farmacia”, “¿Se cortan las uñas de los pies los verdugos?” o “El amor al interior de las curvas”— que, narrados por una voz única, nos imbuyen en historias inquietantes, asombrosas, disparatadas o tensas que provocan en el lector múltiples sensaciones entre las que no cabe la indiferencia. Son piezas que —como muy bien reconoce Ángel Zapata— “a través del humor, de la poesía, la belleza convulsa […] le hablan de cerca y en su propio idioma a ese animal de fondo que en cada uno de nosotros no se deja acariciar, ni falta que hace”.
14,00€
Categories: Narrativa
Animales que no se pueden acariciar
“En un momento en que la mayor parte de la literatura española se recrea en los transportes de lo inocuo, la narcosis profunda y la pamplina, no cabe sino felicitarse por la aparición de un libro como Animales que no se pueden acariciar. Su autor es uno de esos escritores con pedigrí que han sabido tomarse su tiempo, acoplarse a los ritmos misteriosos y sabios de la vocación, sin ceder nada a las seducciones de una carrera literaria a cualquier precio, ni a la trampa para osos de las prisas”. […] “Javier Quevedo es un autor de riesgo que escribe “a lo valentón” —como dicen que pintaba Velázquez—, con el trazo enérgico y certero que solo dan la audacia, la rabia y la verdad”.—Ángel Zapata
Animales que no se pueden acariciar es un zoológico que Javier Quevedo ha construido pacientemente en el jardín de su escritorio, alrededor de su cabeza. Es la suma de unos relatos de muy diferentes especies —“El puente de los tropiezos”, “Entra un gangoso en una farmacia”, “¿Se cortan las uñas de los pies los verdugos?” o “El amor al interior de las curvas”— que, narrados por una voz única, nos imbuyen en historias inquietantes, asombrosas, disparatadas o tensas que provocan en el lector múltiples sensaciones entre las que no cabe la indiferencia. Son piezas que —como muy bien reconoce Ángel Zapata— “a través del humor, de la poesía, la belleza convulsa […] le hablan de cerca y en su propio idioma a ese animal de fondo que en cada uno de nosotros no se deja acariciar, ni falta que hace”.