Editorial: Zorro Rojo

ISBN: 9788494328480

96 págs.

Crímenes ejemplares

Ilustrado por Liniers

Los Crímenes ejemplares son un compendio de testimonios anónimos que muestran los razonables y, al mismo tiempo, disparatados motivos que llevaron a sus autores a cometerlos. En este sentido, la de Max Aub no es sino una confesión más, que abre el libro: «Me declaro culpable y no quiero ser perdonado. Estos textos —dejo constancia— no tienen segundas intenciones: puro sentimiento».
Todos conocemos al Liniers historietista por su tira cómica Macanudo, que comenzó a publicarse en 2002 en Argentina y que hoy en día se edita en multitud de países. Cualquiera puede identificar su estilo aparentemente ingenuo o su uso del factor sorpresa como generador del humor absurdo, pero es otro Liniers el que descubrimos en las páginas de los Crímenes ejemplares. Sin perder de vista sus técnicas de composición siempre tradicionales —la tinta china y la acuarela en lugar del dibujo por ordenador— ni la experimentación constante que caracteriza su producción, Liniers abandona aquí su estilo más contenido para dialogar con los rasgos esenciales de la obra de Aub, para dibujar la violencia y hacerlo con violencia, pues sus trazos rápidos como cuchillazos en una atinada bicromía de rojo y negro acompañan la serie de brevísimos textos que componen los Crímenes. Impregnados de un potente humor negro y una fuerte irreverencia formal, Max Aub escribió estos crímenes a lo largo de muchos años. Puesto que fue quitando y añadiendo textos, prácticamente no existen dos ediciones iguales del libro. En ellos, lo grotesco del crimen se trabaja a través de la repetición creativa, como él mismo explica: «Siempre que pude, evité la monotonía, que es otro crimen». Leer, reír y reflexionar son un mismo fruto que madura a través de las páginas de este libro, compuesto no solo de crímenes, sino también de secciones tan variopintas como «De suicidios» y «De gastronomía», y que hemos querido cerrar, como corresponde, con la sección «Epitafios».

17,90

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Categories: Còmic, Narrativa

 
Max Aub Escritor español nacido en París, de abuelos alemanes. En esas trazaron sus pasos para eludir, de exilio en exilio, las desgracias de la época que le tocó vivir. Tras la Primera Guerra Mundial, se trasladó con su familia a Valencia, donde residió hasta el estallido de la Guerra Civil española, hecho que forzó su regreso a Francia. Allí fue denunciado por comunista, apresado y desterrado a Argelia, donde pasó meses detenido en el campo de concentración de Djelfa (su libro de poemas Diario de Djelfa da cuenta de esa marca indeleble) hasta que en 1942 pudo embarcarse hacia México. A pesar de no ser su lengua materna, siempre se reconoció en la profunda huella que le imprimió el español («Uno es de donde hace el bachillerato», decía de sí mismo), y fue esa lengua, con fuertes improntas mexicanas (no en vano, México lo albergó durante más de treinta años), la que trabajó en su escritura. La que lo trabajó. Los Crímenes ejemplares están signados por un potente humor negro («ironía trágica», en palabras de Aub), una fuerte irreverencia en cuanto a las formas y un despotismo libertario que hacen de lo grotesco una manera de leer, reír y reflexionar. Liniers Nació en Buenos Aires en 1973. Sus primeras lecturas fueron las tiras de Mafalda y de Tintín. Influenciado tempranamente por el mundo del cómic (Quino, Oesterheld y Spiegelman, entre otros), en 2002 comenzó a publicar la tira cómica Macanudo, en la cual aparecen extraños personajes que han obtenido gran popularidad (el misterioso hombre de negro, Enriqueta y su gato Fellini, y hasta el propio Liniers, que se dibuja a sí mismo como un conejo). En 2008 estableció junto a su mujer, Angie Del Campo, La Editorial Común, dedicada a la publicación de novelas gráficas. En 2012 Ricardo Liniers Siri recibió en Argentina el Premio Konex – Diploma al Mérito, como uno de los mejores humoristas gráficos de la década. Sus trabajos han sido traducidos a diversas lenguas, lo cual le ha valido una importante proyección artística hacia el ámbito internacional. La afinidad de su posición artística con la de Max Aub se atestigua en su conducta intachable: Liniers nunca mató a nadie.
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Crímenes ejemplares

Ilustrado por Liniers

17,90

Los Crímenes ejemplares son un compendio de testimonios anónimos que muestran los razonables y, al mismo tiempo, disparatados motivos que llevaron a sus autores a cometerlos. En este sentido, la de Max Aub no es sino una confesión más, que abre el libro: «Me declaro culpable y no quiero ser perdonado. Estos textos —dejo constancia— no tienen segundas intenciones: puro sentimiento».
Todos conocemos al Liniers historietista por su tira cómica Macanudo, que comenzó a publicarse en 2002 en Argentina y que hoy en día se edita en multitud de países. Cualquiera puede identificar su estilo aparentemente ingenuo o su uso del factor sorpresa como generador del humor absurdo, pero es otro Liniers el que descubrimos en las páginas de los Crímenes ejemplares. Sin perder de vista sus técnicas de composición siempre tradicionales —la tinta china y la acuarela en lugar del dibujo por ordenador— ni la experimentación constante que caracteriza su producción, Liniers abandona aquí su estilo más contenido para dialogar con los rasgos esenciales de la obra de Aub, para dibujar la violencia y hacerlo con violencia, pues sus trazos rápidos como cuchillazos en una atinada bicromía de rojo y negro acompañan la serie de brevísimos textos que componen los Crímenes. Impregnados de un potente humor negro y una fuerte irreverencia formal, Max Aub escribió estos crímenes a lo largo de muchos años. Puesto que fue quitando y añadiendo textos, prácticamente no existen dos ediciones iguales del libro. En ellos, lo grotesco del crimen se trabaja a través de la repetición creativa, como él mismo explica: «Siempre que pude, evité la monotonía, que es otro crimen». Leer, reír y reflexionar son un mismo fruto que madura a través de las páginas de este libro, compuesto no solo de crímenes, sino también de secciones tan variopintas como «De suicidios» y «De gastronomía», y que hemos querido cerrar, como corresponde, con la sección «Epitafios».

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Categories: Còmic, Narrativa

Editorial: Zorro Rojo

ISBN: 9788494328480

96 págs.

Max Aub Escritor español nacido en París, de abuelos alemanes. En esas trazaron sus pasos para eludir, de exilio en exilio, las desgracias de la época que le tocó vivir. Tras la Primera Guerra Mundial, se trasladó con su familia a Valencia, donde residió hasta el estallido de la Guerra Civil española, hecho que forzó su regreso a Francia. Allí fue denunciado por comunista, apresado y desterrado a Argelia, donde pasó meses detenido en el campo de concentración de Djelfa (su libro de poemas Diario de Djelfa da cuenta de esa marca indeleble) hasta que en 1942 pudo embarcarse hacia México. A pesar de no ser su lengua materna, siempre se reconoció en la profunda huella que le imprimió el español («Uno es de donde hace el bachillerato», decía de sí mismo), y fue esa lengua, con fuertes improntas mexicanas (no en vano, México lo albergó durante más de treinta años), la que trabajó en su escritura. La que lo trabajó. Los Crímenes ejemplares están signados por un potente humor negro («ironía trágica», en palabras de Aub), una fuerte irreverencia en cuanto a las formas y un despotismo libertario que hacen de lo grotesco una manera de leer, reír y reflexionar. Liniers Nació en Buenos Aires en 1973. Sus primeras lecturas fueron las tiras de Mafalda y de Tintín. Influenciado tempranamente por el mundo del cómic (Quino, Oesterheld y Spiegelman, entre otros), en 2002 comenzó a publicar la tira cómica Macanudo, en la cual aparecen extraños personajes que han obtenido gran popularidad (el misterioso hombre de negro, Enriqueta y su gato Fellini, y hasta el propio Liniers, que se dibuja a sí mismo como un conejo). En 2008 estableció junto a su mujer, Angie Del Campo, La Editorial Común, dedicada a la publicación de novelas gráficas. En 2012 Ricardo Liniers Siri recibió en Argentina el Premio Konex – Diploma al Mérito, como uno de los mejores humoristas gráficos de la década. Sus trabajos han sido traducidos a diversas lenguas, lo cual le ha valido una importante proyección artística hacia el ámbito internacional. La afinidad de su posición artística con la de Max Aub se atestigua en su conducta intachable: Liniers nunca mató a nadie.
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