Editorial: ContraEscritura

Col·lecció: Querido

ISBN: 9788494872679

104 págs.

DISCURSOS: 1933-1945

«—Si la palabra hubiera sido sagrada para la nación y su juventud educada para tenerla por sagrada, una risa sin precedente habría devuelto al «superhombre» a la caverna de sus orígenes. Tomemos dos de sus palabras, tomemos las palabras «patria» y «honor» y pensemos en las simas criminales sobre las que se tendieron como un puente fulgurante.»
Estos discursos fueron un llamamiento a la resistencia interna durante el III Reich. 1933, año de la primera conferencia de Ernst Wiechert (1887-1950) a la juventud, marcó un punto de inflexión en su relación con el régimen nazi. Abandonó la docencia e inició su camino de disidencia de pequeños grandes gestos. Rehusó asistir a un acto de las Juventudes Hitlerianas, envió una carta a Goebbels condenando su política de unificación cultural, se negó a participar en el referéndum sobre la anexión de Austria y defendió públicamente a Niemöller. En mayo de 1938 fue deportado al campo de concentración de Buchenwald. Tras cuatro meses de reclusión, obtuvo la libertad previo paso por el despacho de Joseph Goebbels. Este le advirtió de que ya no disponía de más oportunidades. Afirmó que, a la próxima, no dudaría en ordenar su eliminación física.
De su encierro en Buchenwald surgió El bosque de los muertos, enterrado en el jardín de su casa hasta el fin del nazismo. No pudo hablar en público, viajar ni publicar. Sus editores no podían publicitarlo ni los libreros exhibirlo en sus escaparates. Pero el 11 de noviembre de 1945 volvió a presentarse ante la juventud para que nadie más sufriera por error, por debilidad, por obediencia.

8,00

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Ernst Wiechert (1887-1950) fue uno de los escritores con mayor éxito de ventas durante los años 30 del siglo XX en Alemania. Fecundo novelista, trabajó sobre algunos mitos nórdicos y religiosos que le valieron la sospechas tanto de antitotalitaristas como de afines al nazismo. En 1933 abandonó la docencia e inició un camino de disidencia de pequeños grandes gestos. Dirigió una carta pública al ministro nazi de Propaganda e Instrucción pública condenando su política de unificación cultural. Bajo vigilancia de la Gestapo desde 1934, en mayo de 1938 fue finalmente deportado al campo de concentración de Buchenwald. Tras cuatro meses de reclusión, obtuvo la libertad previo paso por el despacho de Joseph Goebbels. Este le advirtió de que ya no disponiía de más oportunidades. Afirmó que no dudarían en ordenar su eliminación física. Ese era el inicio de un exilio interior resultante de la prohibición de hablar en público, viajar y publicar nuevas obras, del hecho de que sus editores pudieran reeditar las anteriores pero no publicitarlas con su nombre y de que los libreros tuvieran prohibido exhibir sus libros en los escaparates. De su paso por Buchenwald surgió El bosque de los muertos, su obra más conocida. El libro que sobrevivió enterrado en una caja de hojalata en el jardín de su casa.
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Traducción: Vicente Abella Aranda

DISCURSOS: 1933-1945

8,00

«—Si la palabra hubiera sido sagrada para la nación y su juventud educada para tenerla por sagrada, una risa sin precedente habría devuelto al «superhombre» a la caverna de sus orígenes. Tomemos dos de sus palabras, tomemos las palabras «patria» y «honor» y pensemos en las simas criminales sobre las que se tendieron como un puente fulgurante.»
Estos discursos fueron un llamamiento a la resistencia interna durante el III Reich. 1933, año de la primera conferencia de Ernst Wiechert (1887-1950) a la juventud, marcó un punto de inflexión en su relación con el régimen nazi. Abandonó la docencia e inició su camino de disidencia de pequeños grandes gestos. Rehusó asistir a un acto de las Juventudes Hitlerianas, envió una carta a Goebbels condenando su política de unificación cultural, se negó a participar en el referéndum sobre la anexión de Austria y defendió públicamente a Niemöller. En mayo de 1938 fue deportado al campo de concentración de Buchenwald. Tras cuatro meses de reclusión, obtuvo la libertad previo paso por el despacho de Joseph Goebbels. Este le advirtió de que ya no disponía de más oportunidades. Afirmó que, a la próxima, no dudaría en ordenar su eliminación física.
De su encierro en Buchenwald surgió El bosque de los muertos, enterrado en el jardín de su casa hasta el fin del nazismo. No pudo hablar en público, viajar ni publicar. Sus editores no podían publicitarlo ni los libreros exhibirlo en sus escaparates. Pero el 11 de noviembre de 1945 volvió a presentarse ante la juventud para que nadie más sufriera por error, por debilidad, por obediencia.

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Editorial: ContraEscritura

Col·lecció: Querido

ISBN: 9788494872679

104 págs.

Ernst Wiechert (1887-1950) fue uno de los escritores con mayor éxito de ventas durante los años 30 del siglo XX en Alemania. Fecundo novelista, trabajó sobre algunos mitos nórdicos y religiosos que le valieron la sospechas tanto de antitotalitaristas como de afines al nazismo. En 1933 abandonó la docencia e inició un camino de disidencia de pequeños grandes gestos. Dirigió una carta pública al ministro nazi de Propaganda e Instrucción pública condenando su política de unificación cultural. Bajo vigilancia de la Gestapo desde 1934, en mayo de 1938 fue finalmente deportado al campo de concentración de Buchenwald. Tras cuatro meses de reclusión, obtuvo la libertad previo paso por el despacho de Joseph Goebbels. Este le advirtió de que ya no disponiía de más oportunidades. Afirmó que no dudarían en ordenar su eliminación física. Ese era el inicio de un exilio interior resultante de la prohibición de hablar en público, viajar y publicar nuevas obras, del hecho de que sus editores pudieran reeditar las anteriores pero no publicitarlas con su nombre y de que los libreros tuvieran prohibido exhibir sus libros en los escaparates. De su paso por Buchenwald surgió El bosque de los muertos, su obra más conocida. El libro que sobrevivió enterrado en una caja de hojalata en el jardín de su casa.
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Traducción: Vicente Abella Aranda