El mito del mercado global
Crítica de las teorías neoliberales
Desde hace mucho, la cultura dominante parte de un axioma: el sistema capitalista es el mejor del mundo posible, y por añadidura el único mundo posible, está inspirado en los más altos principios de la racionalidad, es expresión de máxima eficiencia y el único susceptible de ser identificado con los valores de la democracia. Lo cual está supuestamente garantizado por el rigor académico de los estudiosos que presentan los datos de su investigación científica como puramente técnicos, basados en conceptos objetivos, políticamente neutrales. En este marco, los economistas se presentan como expertos super partes, capaces de indicar la senda para alcanzar el bien común sin dejarse condicionar por la política, como profetas de una nueva religión fundada en el mercado, el principal e indiscutible mecanismo de regulación de la economía y moderna divinidad a la que debe obedecerse para permitir que el capitalismo se expanda constantemente, no sólo conquistando nuevas áreas geográficas sino también transformando en mercancía todos los aspectos de nuestra vida: el trabajo, la salud, la educación, el medio ambiente, el deporte, el sexo, el arte, la investigación científica. Es el mercado global, que la teoría económica neoliberal presenta como el más eficaz instrumento de desarrollo, progreso, modernidad, la vara de medir de un juicio universal en el que deben inspirarse todas las relaciones humanas y sociales.
El mito del mercado global, el libro de Giulio Palermo –economista marxista, investigador en la Universidad de Brescia– somete a discusión esta “verdad científica”, analiza las diversas escuelas de pensamiento económico y arroja luz sobre los intereses que son defendidos en nombre de una pretendida neutralidad de la ciencia.
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Paraules clau: mercado global, capitalismo
El mito del mercado global
Crítica de las teorías neoliberales
Desde hace mucho, la cultura dominante parte de un axioma: el sistema capitalista es el mejor del mundo posible, y por añadidura el único mundo posible, está inspirado en los más altos principios de la racionalidad, es expresión de máxima eficiencia y el único susceptible de ser identificado con los valores de la democracia. Lo cual está supuestamente garantizado por el rigor académico de los estudiosos que presentan los datos de su investigación científica como puramente técnicos, basados en conceptos objetivos, políticamente neutrales. En este marco, los economistas se presentan como expertos super partes, capaces de indicar la senda para alcanzar el bien común sin dejarse condicionar por la política, como profetas de una nueva religión fundada en el mercado, el principal e indiscutible mecanismo de regulación de la economía y moderna divinidad a la que debe obedecerse para permitir que el capitalismo se expanda constantemente, no sólo conquistando nuevas áreas geográficas sino también transformando en mercancía todos los aspectos de nuestra vida: el trabajo, la salud, la educación, el medio ambiente, el deporte, el sexo, el arte, la investigación científica. Es el mercado global, que la teoría económica neoliberal presenta como el más eficaz instrumento de desarrollo, progreso, modernidad, la vara de medir de un juicio universal en el que deben inspirarse todas las relaciones humanas y sociales.
El mito del mercado global, el libro de Giulio Palermo –economista marxista, investigador en la Universidad de Brescia– somete a discusión esta “verdad científica”, analiza las diversas escuelas de pensamiento económico y arroja luz sobre los intereses que son defendidos en nombre de una pretendida neutralidad de la ciencia.