Editorial: El Viejo Topo

ISBN: 9788416995141

124 págs.

La moral anarquista

La moral anarquista es uno de los textos más célebres del príncipe anarquista ruso Piotr Alekséyevich Kropotkin. Menos conocido es Justicia y Moralidad, un texto también importante que complementa perfectamente al primero. Publicados por primera vez juntos en esta edición, ambos fijan la posición de Kropotkin en torno a la moral. Una moral que, según el pensador, geógrafo y naturalista, consiste básicamente en la defensa de una moral “primitiva” (o primigenia) innata, que evoluciona con la socialización, y que es independiente de las prácticas religiosas y las ideologías. Kropotkin se fija aquí en la vida animal, y observa por ejemplo cómo algunos individuos de determinadas especies llegan a sacrificar sus vidas en defensa del bien común de la especie.
Cuando Piotr Kropotkin publica en el siglo XIX el primer texto, La moral anarquista, el debate central del anarquismo gira en torno al amoralismo y la legitimidad del robo o el uso de la dinamita como prácticas revolucionarias. Con esta obra, el autor aporta su punto de vista y fija las líneas maestras de un proyecto largamente acariciado: establecer una filosofía moral para el anarquismo.
Así, Kropotkin defiende aquí que la filosofía anarquista se basa en la filosofía de la evolución y que existe una moral pública anterior a la ley basada en “hábitos de moral” surgidos de la cooperación, una cooperación necesaria en la lucha por la existencia y más importante para la evolución que la lucha dentro de cada especie. Las necesidades de la vida en sociedad requieren de hábitos morales, unos hábitos que permiten fundar una “teoría” moral. Como uno de los principales teóricos del movimiento anarquista de la época, Kropotkin definirá una moral que se aleja radicalmente de los sistemas éticos basados en la recompensa y el cálculo utilitario en la vida presente o futura, y apuntará a una moral nueva sin ningún tipo de sanción ni obligación.

12,00

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Piotr Alekséievitx Kropotkin Revolucionario y teórico del anarquismo (Moscú, 1842-Dmitrov, 1921). Nace en una familia aristócrata y es destinado a la carrera militar, sirviendo en el ejército ruso entre 1862 y 1867. Durante este periodo, dirigió dos expediciones a Siberia y Manchuria. En su estancia en Siberia adopta ideas anarquistas, influido por la lectura de Proudhon y su relación con antiguos compañeros de Mijaíl Bakunin. Tras la insurrección polaca de 1863, abandona el ejército y se dedica a la geografía, siendo nombrado oficial de la Sociedad Geográfica rusa y realizando exploraciones científicas en nombre de esta. Asume por estas fechas posturas opuestas al zarismo. En 1872 se afilia a la AIT, apoyando inicialmente al sector de Marx para luego unirse a la corriente de Bakunin en contra del liderazgo del primero. A su regreso a Rusia en 1874 es encarcelado por actividades revolucionarias, pero huye a Francia en 1876, participa en los intentos de reunificación del movimiento obrero internacional y funda Le Révolté. En 1882 es detenido, pasando a Inglaterra tras su excarcelamiento en 1886. Al estallar la revolución rusa (1917) regresa a su país, prestando su apoyo tanto al gobierno Kerenski como a Lenin; sin embargo, pronto critica el poder dictatorial bolchevique. Muere en 1921. El entierro de Kropotkin celebrado en Moscú en febrero de ese año, unos quince días antes de la sublevación de los marineros y trabajadores de Kronstadt que pedían respeto a las reivindicaciones obreras y libertad para los presos, que Lenin y Trotski resolverían a cañonazos, dio lugar a la última manifestación pública anarquista.
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La moral anarquista

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La moral anarquista es uno de los textos más célebres del príncipe anarquista ruso Piotr Alekséyevich Kropotkin. Menos conocido es Justicia y Moralidad, un texto también importante que complementa perfectamente al primero. Publicados por primera vez juntos en esta edición, ambos fijan la posición de Kropotkin en torno a la moral. Una moral que, según el pensador, geógrafo y naturalista, consiste básicamente en la defensa de una moral “primitiva” (o primigenia) innata, que evoluciona con la socialización, y que es independiente de las prácticas religiosas y las ideologías. Kropotkin se fija aquí en la vida animal, y observa por ejemplo cómo algunos individuos de determinadas especies llegan a sacrificar sus vidas en defensa del bien común de la especie.
Cuando Piotr Kropotkin publica en el siglo XIX el primer texto, La moral anarquista, el debate central del anarquismo gira en torno al amoralismo y la legitimidad del robo o el uso de la dinamita como prácticas revolucionarias. Con esta obra, el autor aporta su punto de vista y fija las líneas maestras de un proyecto largamente acariciado: establecer una filosofía moral para el anarquismo.
Así, Kropotkin defiende aquí que la filosofía anarquista se basa en la filosofía de la evolución y que existe una moral pública anterior a la ley basada en “hábitos de moral” surgidos de la cooperación, una cooperación necesaria en la lucha por la existencia y más importante para la evolución que la lucha dentro de cada especie. Las necesidades de la vida en sociedad requieren de hábitos morales, unos hábitos que permiten fundar una “teoría” moral. Como uno de los principales teóricos del movimiento anarquista de la época, Kropotkin definirá una moral que se aleja radicalmente de los sistemas éticos basados en la recompensa y el cálculo utilitario en la vida presente o futura, y apuntará a una moral nueva sin ningún tipo de sanción ni obligación.

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Piotr Alekséievitx Kropotkin Revolucionario y teórico del anarquismo (Moscú, 1842-Dmitrov, 1921). Nace en una familia aristócrata y es destinado a la carrera militar, sirviendo en el ejército ruso entre 1862 y 1867. Durante este periodo, dirigió dos expediciones a Siberia y Manchuria. En su estancia en Siberia adopta ideas anarquistas, influido por la lectura de Proudhon y su relación con antiguos compañeros de Mijaíl Bakunin. Tras la insurrección polaca de 1863, abandona el ejército y se dedica a la geografía, siendo nombrado oficial de la Sociedad Geográfica rusa y realizando exploraciones científicas en nombre de esta. Asume por estas fechas posturas opuestas al zarismo. En 1872 se afilia a la AIT, apoyando inicialmente al sector de Marx para luego unirse a la corriente de Bakunin en contra del liderazgo del primero. A su regreso a Rusia en 1874 es encarcelado por actividades revolucionarias, pero huye a Francia en 1876, participa en los intentos de reunificación del movimiento obrero internacional y funda Le Révolté. En 1882 es detenido, pasando a Inglaterra tras su excarcelamiento en 1886. Al estallar la revolución rusa (1917) regresa a su país, prestando su apoyo tanto al gobierno Kerenski como a Lenin; sin embargo, pronto critica el poder dictatorial bolchevique. Muere en 1921. El entierro de Kropotkin celebrado en Moscú en febrero de ese año, unos quince días antes de la sublevación de los marineros y trabajadores de Kronstadt que pedían respeto a las reivindicaciones obreras y libertad para los presos, que Lenin y Trotski resolverían a cañonazos, dio lugar a la última manifestación pública anarquista.
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