Los arroyos cuando bajan
Los desafíos del zapatismo
Si entendimos bien el mensaje del zapatismo, se trata de poner el centro de decisión en las personas, abandonar la idea de que sigan siendo determinadas por una historia que no controlan para convertirse en sujetos de la misma. La construcción de una nueva sociedad será el resultado de múltiples acciones que se conjugarán entre sí, sin que podamos anticipar el resultado. Más importante que definir qué se quiere hacer, resulta el cómo realizarlo. De ahí la magnitud de la lección comunitaria que, en síntesis, consiste en crear un espacio de participación y decisión, un espacio colectivo en el que puede brotar una ética y una nueva cultura sin las cuales la construcción de una nueva sociedad no tendrá el menor sentido.
En estas páginas se puede encontrar una defensa de la comunidad quizás unilateral y hasta extrema. Sin embargo la experiencia de las actuales luchas sociales en el continente permite intuir que el camino comunitario es una forma de avanzar desde lo pequeño hacia lo grande, desde lo local hacia lo nacional, forjando nuevas relaciones sociales que seguramente tardarán mucho tiempo en cuajar y ampliarse hasta convertirse en las formas dominantes de vida. No es un camino seguro sino un camino abierto a la experimentación, la prueba y el ensayo. Una de las mayores virtudes de la comunidad estriba en que consigue difuminar al máximo el poder hasta convertir a cada persona en un pequeño poder.
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Categories: América Latina, Moviments socials
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Si entendimos bien el mensaje del zapatismo, se trata de poner el centro de decisión en las personas, abandonar la idea de que sigan siendo determinadas por una historia que no controlan para convertirse en sujetos de la misma. La construcción de una nueva sociedad será el resultado de múltiples acciones que se conjugarán entre sí, sin que podamos anticipar el resultado. Más importante que definir qué se quiere hacer, resulta el cómo realizarlo. De ahí la magnitud de la lección comunitaria que, en síntesis, consiste en crear un espacio de participación y decisión, un espacio colectivo en el que puede brotar una ética y una nueva cultura sin las cuales la construcción de una nueva sociedad no tendrá el menor sentido.
En estas páginas se puede encontrar una defensa de la comunidad quizás unilateral y hasta extrema. Sin embargo la experiencia de las actuales luchas sociales en el continente permite intuir que el camino comunitario es una forma de avanzar desde lo pequeño hacia lo grande, desde lo local hacia lo nacional, forjando nuevas relaciones sociales que seguramente tardarán mucho tiempo en cuajar y ampliarse hasta convertirse en las formas dominantes de vida. No es un camino seguro sino un camino abierto a la experimentación, la prueba y el ensayo. Una de las mayores virtudes de la comunidad estriba en que consigue difuminar al máximo el poder hasta convertir a cada persona en un pequeño poder.