Madrid, corazón que se desangra
Memorias de la guerra civil
El autor, durante la guerra civil formó parte de la primera Junta de Defensa de Madrid, oficial del Ejército Popular y combatió en los frentes de Madrid, Guadalajara y Teruel. Con este libro nos ofrece un testimonio directo de los acontecimientos que sucedieron. “Escuchando ya los cañones, que se oían retumbar a lo lejos, y con la presencia de la aviación enemiga sobre nuestro hermoso cielo –aquel 6 de noviembre anubarrado y llorón-, la Villa del Oso y del Madroño se adornó como en sus mejores días de verbena, de colgaduras, banderas y pancartas que incitaban a los habitantes a “morir antes que retroceder”. Hombres, mujeres y niños de todas las edades levantaban las calzadas para hacer barricadas en los adoquines, cavaban febrilmente trincheras, llenaban sacos terreros. Reinaba en toda la ciudad una actividad que preludiaba el heroísmo. Pasionaria, Federica Montseny y Margarita Nelken arengaban a los milicianos con discursos desgarrados. Federica los fustigaba acre y dura: “Cobardes, gallinas, queréis que vengan los catalanes a prestaros los huevos…?”.
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Categories: Memòria Històrica i Guerra Civil
Madrid, corazón que se desangra
Memorias de la guerra civil
El autor, durante la guerra civil formó parte de la primera Junta de Defensa de Madrid, oficial del Ejército Popular y combatió en los frentes de Madrid, Guadalajara y Teruel. Con este libro nos ofrece un testimonio directo de los acontecimientos que sucedieron. “Escuchando ya los cañones, que se oían retumbar a lo lejos, y con la presencia de la aviación enemiga sobre nuestro hermoso cielo –aquel 6 de noviembre anubarrado y llorón-, la Villa del Oso y del Madroño se adornó como en sus mejores días de verbena, de colgaduras, banderas y pancartas que incitaban a los habitantes a “morir antes que retroceder”. Hombres, mujeres y niños de todas las edades levantaban las calzadas para hacer barricadas en los adoquines, cavaban febrilmente trincheras, llenaban sacos terreros. Reinaba en toda la ciudad una actividad que preludiaba el heroísmo. Pasionaria, Federica Montseny y Margarita Nelken arengaban a los milicianos con discursos desgarrados. Federica los fustigaba acre y dura: “Cobardes, gallinas, queréis que vengan los catalanes a prestaros los huevos…?”.