“No olvidemos que hubo un tiempo/ en que los versos se arrojaban/ incendiados/ desde las magnas aulas/ desde las trincheras/ No olvidemos que hubo/ un tiempo de verdad/ y aquel tiempo es ahora.”

Este poemario pretende ser arrojado desde las trincheras. Pretende participar de una resistencia que se aventura ya sin remedio a la transformación radical de las cosas.

“En Europa hay decenas de miles de capitalistas/ que viven por debajo del umbral de la pobreza./ Ética, evidentemente.”

Es un poemario rasgado, quebrado, dolido. De una sinceridad hiriente y sin tapujos. Una obra sin artificios que reconoce sus intenciones desde la forma, desde este formato de cuaderno parcialmente manuscrito del puño y letra del autor para pasar de mano en mano, de bolsillo en bolsillo, hasta que el incendio prenda.