Editorial: Irrecuperables

Col·lecció: Situacionismos

ISBN: 9788485209538

326 págs.

Tratado del saber vivir para uso de la jóvenes generaciones

Esta es una obra clave del pensamiento revolucionario. Se publicó a la vez que La sociedad del espectáculo, y pronto ambas se convirtieron en los elementos teórico-políticos que articularon la mirada y las experiencias de Mayo del 68 y el situacionismo. En ella se trazan perspectivas para un cambio radical en la vida: desarrollo libre de la individualidad y de una organización social basada en la cooperación, la autonomía y la autogestión.
Vaneigem impulsa al lector a desafiar los roles sociales en los que se le encuadra: estudiante, joven, ciudadano, mujer, hijo, trabajador… Los roles mantienen al individuo alejado permanentemente de su verdadero ser. Aceptar un rol es asumir algo de poder en el juego social, pero también aceptar la sumisión. Escrito bajo las influencias de Spinoza, Fourier, Marx, Nietzsche y Lefebvre, este tratado desarrolla la crítica situacionista a la alienación en la sociedad de consumo, en la que somos esclavos sin amo frente a un Poder cada vez más eficiente gracias a la cibernética. La gente se limita a consumir y sobrevivir: es el instinto de muerte descubierto por Freud y Reich. Para Vaneigem, la vida cotidiana está empobrecida y ha sido reducida; vivimos un nuevo tipo de miseria y vaciamiento existencial, que se extiende no ya solo al trabajo, también al ocio, el descanso y el placer, falseando las relaciones personales. Como resultado, los sujetos sufren una fragmentación y la mutilación de sus vidas. El tratado le da especial importancia al trabajo asalariado, como forma más brutal de domesticación.
Vaneigem destroza el racionalismo ilustrado del hombre occidental, pero también crítica a la izquierda cobarde. A quienes se conforman con el Estado del Bienestar habrá que recordarles que “quienes hacen a medias la revolución no hacen más que cavarse la tumba”. Por otra parte, aquellos que hablan de revolución sin referirse a la vida cotidiana, sin comprender lo que hay de subversivo en el amor, tienen un cadáver en la boca. Una de las armas para renovar el mundo es el lenguaje -en todas sus variantes-, que debe aventurarse en el terreno de la poesía, la comunicación abierta y lo sensual para enfrentarse al imperio de lo cuantitativo y del cálculo -común al capitalismo y al estalinismo-. De nada sirve el sacrificio y la militancia si niegan la libertad, que es la esencia de la revolución.
En la segunda parte del libro, Vaneigem explora las posibilidades. Habla de invertir la perspectiva: dejar de ver con los ojos de la comunidad alienada, de la ideología, de la familia, de los demás. Hay que recuperar la creatividad y la espontaneidad. Es espontáneo aquello que no surge de una obligación interiorizada en el subconsciente y que además escapa del dominio de la abstracción. Por ello, es necesario reestructurar el subconsciente -como proponía el surrealismo- para potenciar la subjetividad (emociones, pasiones, deseos, goces). El arte, el juego, la diversión, la amistad y lo erótico se despliegan en la pasión creadora, núcleo central de lo revolucionario. Esta nueva edición revisada incluye un opúsculo del autor, Banalidades de base, donde se definen una serie de conceptos sobre la Internacional Situacionista, y una larga entrevista a Vaneigem en la que realiza un repaso sobre su obra.

17,90

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Raoul Vaneigem. Bélgica obrera de posguerra. En 1956 se licenció en filología romana en la Universidad libre de Bruselas, para luego ejercer como profesor de literatura en la «École normale» de Nivelles hasta 1964 (posteriormente lo sería en otros centros y trabajaría como redactor para diversas publicaciones). En 1961 entró en contacto con Kottany, Bernstein y Debord, integrándose en la Internacional Situacionista, colaborando en su revista e iniciando, con su obra Trivialidades de base (1962), una actividad teórica y crítica. En 1967 publica Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones, al tiempo que Guy Debord publica La sociedad del espectáculo y Mustapha Khayati De la misère en milieu étudiant, obras que pronto se convirtieron en los elementos teórico-políticos que articularon la mirada del 68 parisino. Vaneigem pasó a ser uno de los principales inspiradores de una corriente que rompía con los moldes de la izquierda proletaria y ponía en primer término la necesidad de componer una nueva forma de vida alejada de la espectacular primacía de lo económico y que permitiera el desarrollo libre de la individualidad y la organización de una forma de cooperación social sustentada en la autonomía y en la autogesión generalizada. Por desacuerdos con Debord, abandonó la organización en noviembre de 1970. Es autor de un gran número de obras, como Trivialidades de base (1962); Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones (1967); Para la revolución (Terrorismo o revolución) junto a Ernest Coerderoy (1972); El libro de los placeres (1979); Aviso a los vivos sobre la muerte que los gobierna y la oportunidad de deshacerse de ella (1990); Les Hérésies (1994); Aviso a escolares y estudiantes (1995); Nous qui désirons sans fin (1996); Por una internacional del género humano (1999); De l'inhumanité de la religión (2000) o Déclaration universelle des droits de l'être humain, De la souveraineté de la vie comme dépassement des droits de l'homme (2001). Actualmente vive retirado en la campiña belga donde nació.
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Tratado del saber vivir para uso de la jóvenes generaciones

17,90

Esta es una obra clave del pensamiento revolucionario. Se publicó a la vez que La sociedad del espectáculo, y pronto ambas se convirtieron en los elementos teórico-políticos que articularon la mirada y las experiencias de Mayo del 68 y el situacionismo. En ella se trazan perspectivas para un cambio radical en la vida: desarrollo libre de la individualidad y de una organización social basada en la cooperación, la autonomía y la autogestión.
Vaneigem impulsa al lector a desafiar los roles sociales en los que se le encuadra: estudiante, joven, ciudadano, mujer, hijo, trabajador… Los roles mantienen al individuo alejado permanentemente de su verdadero ser. Aceptar un rol es asumir algo de poder en el juego social, pero también aceptar la sumisión. Escrito bajo las influencias de Spinoza, Fourier, Marx, Nietzsche y Lefebvre, este tratado desarrolla la crítica situacionista a la alienación en la sociedad de consumo, en la que somos esclavos sin amo frente a un Poder cada vez más eficiente gracias a la cibernética. La gente se limita a consumir y sobrevivir: es el instinto de muerte descubierto por Freud y Reich. Para Vaneigem, la vida cotidiana está empobrecida y ha sido reducida; vivimos un nuevo tipo de miseria y vaciamiento existencial, que se extiende no ya solo al trabajo, también al ocio, el descanso y el placer, falseando las relaciones personales. Como resultado, los sujetos sufren una fragmentación y la mutilación de sus vidas. El tratado le da especial importancia al trabajo asalariado, como forma más brutal de domesticación.
Vaneigem destroza el racionalismo ilustrado del hombre occidental, pero también crítica a la izquierda cobarde. A quienes se conforman con el Estado del Bienestar habrá que recordarles que “quienes hacen a medias la revolución no hacen más que cavarse la tumba”. Por otra parte, aquellos que hablan de revolución sin referirse a la vida cotidiana, sin comprender lo que hay de subversivo en el amor, tienen un cadáver en la boca. Una de las armas para renovar el mundo es el lenguaje -en todas sus variantes-, que debe aventurarse en el terreno de la poesía, la comunicación abierta y lo sensual para enfrentarse al imperio de lo cuantitativo y del cálculo -común al capitalismo y al estalinismo-. De nada sirve el sacrificio y la militancia si niegan la libertad, que es la esencia de la revolución.
En la segunda parte del libro, Vaneigem explora las posibilidades. Habla de invertir la perspectiva: dejar de ver con los ojos de la comunidad alienada, de la ideología, de la familia, de los demás. Hay que recuperar la creatividad y la espontaneidad. Es espontáneo aquello que no surge de una obligación interiorizada en el subconsciente y que además escapa del dominio de la abstracción. Por ello, es necesario reestructurar el subconsciente -como proponía el surrealismo- para potenciar la subjetividad (emociones, pasiones, deseos, goces). El arte, el juego, la diversión, la amistad y lo erótico se despliegan en la pasión creadora, núcleo central de lo revolucionario. Esta nueva edición revisada incluye un opúsculo del autor, Banalidades de base, donde se definen una serie de conceptos sobre la Internacional Situacionista, y una larga entrevista a Vaneigem en la que realiza un repaso sobre su obra.

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Raoul Vaneigem. Bélgica obrera de posguerra. En 1956 se licenció en filología romana en la Universidad libre de Bruselas, para luego ejercer como profesor de literatura en la «École normale» de Nivelles hasta 1964 (posteriormente lo sería en otros centros y trabajaría como redactor para diversas publicaciones). En 1961 entró en contacto con Kottany, Bernstein y Debord, integrándose en la Internacional Situacionista, colaborando en su revista e iniciando, con su obra Trivialidades de base (1962), una actividad teórica y crítica. En 1967 publica Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones, al tiempo que Guy Debord publica La sociedad del espectáculo y Mustapha Khayati De la misère en milieu étudiant, obras que pronto se convirtieron en los elementos teórico-políticos que articularon la mirada del 68 parisino. Vaneigem pasó a ser uno de los principales inspiradores de una corriente que rompía con los moldes de la izquierda proletaria y ponía en primer término la necesidad de componer una nueva forma de vida alejada de la espectacular primacía de lo económico y que permitiera el desarrollo libre de la individualidad y la organización de una forma de cooperación social sustentada en la autonomía y en la autogesión generalizada. Por desacuerdos con Debord, abandonó la organización en noviembre de 1970. Es autor de un gran número de obras, como Trivialidades de base (1962); Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones (1967); Para la revolución (Terrorismo o revolución) junto a Ernest Coerderoy (1972); El libro de los placeres (1979); Aviso a los vivos sobre la muerte que los gobierna y la oportunidad de deshacerse de ella (1990); Les Hérésies (1994); Aviso a escolares y estudiantes (1995); Nous qui désirons sans fin (1996); Por una internacional del género humano (1999); De l'inhumanité de la religión (2000) o Déclaration universelle des droits de l'être humain, De la souveraineté de la vie comme dépassement des droits de l'homme (2001). Actualmente vive retirado en la campiña belga donde nació.
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