América Latina

  • <p>Un Brasil que se devora a s&iacute; mismo: vanguardia regional de una forma de gobernar que &mdash;regida por la l&oacute;gica pura y dura de la valorizaci&oacute;n del capital&mdash; en lugar de aplazar la crisis, la promueve y acelera. La pol&iacute;tica progresista de contenci&oacute;n de esta crisis estructural que atraviesa la reproducci&oacute;n de la vida en las sociedades latinoamericanas se revel&oacute; impotente para revertir una din&aacute;mica de desocializaci&oacute;n autof&aacute;gica que la antecede y envuelve.</p> <p>Pero la l&oacute;gica antisistema que tan bien encarna Bolsonaro &mdash;haciendo converger paramilitares, fuerzas de seguridad, cristianismo conservador y <em>fake news</em>&mdash; amenaza permanentemente con autonomizarse y dejar de ser funcional a la elite brasile&ntilde;a. Es esta tensi&oacute;n la que vuelve a poner a Lula en el centro de la escena, ya que sin expectativas transformadoras, sino como salvador ante la barbarie.</p>
  • <p>Un aporte a la producci&oacute;n de conocimiento desde las mujeres latinoamericanas, un libro que recorre saberes y mujeres que, siendo o no feministas, fueron perseguidas y silenciadas genocidamente. Articula, a la vez, ese compromiso denunciante que muestra los distintos tipos de violencia patriarcal que han sufrido las mujeres y hace revivir nuestras muertas como ejercicio necesario de memoria en movimiento.</p> <p>Francesca desenmascara la presencia absoluta de las interpretaciones europeas y esclavistas con las que hemos comprendido las relaciones sociales, a veces infundidas a punta de palo y garrote, otras veces con sutileza. Con su enfoque nos permite constatar que capitalismo, cosmovisi&oacute;n occidental y moral cristiana son inseparables en Am&eacute;rica. Sus entramados se reflejan con claridad en distintas pautas de vida que muchos no nos cuestionamos, como el ideal de la monogamia s&oacute;lo entre mujeres y hombres, el reconocer una forma &uacute;nica de ser mujer o, tambi&eacute;n, el asumir de manera arbitraria la superioridad del ser humano sobre la naturaleza para transformarla y depredarla, un ser humano cuyas acciones son valoradas solo en cuanto a su utilidad y cuyo sentimiento de integridad est&aacute; mediado por la econom&iacute;a, el trabajo y las decisiones individuales. Pensadas por mujeres que luchan desde sus comunidades actuales, las ideas de buena vida entran en pugna con la prepotencia del conjunto de creencias que provienen del mundo occidental, y buscan adem&aacute;s formas de organizaci&oacute;n propias contra la miseria, la explotaci&oacute;n y la exclusi&oacute;n.</p> <p>En el relato de estas mujeres se repasa tambi&eacute;n la historia de nuestra Abya yala, reconociendo muchas formas de vida moderna que coexisten en sus m&aacute;s de 607 pueblos y naciones oprimidas. Francesca ense&ntilde;a tambi&eacute;n multifac&eacute;ticos pensamientos feministas, demostrando que no todas las mujeres adscriben esta lucha y los vicios organizativos que incluso, reproducen l&oacute;gicas dominantes. Entre ellas est&aacute;n las que trabajan a nivel comunitario, las que niegan llamarse feministas (asumi&eacute;ndolo como una imposici&oacute;n de las mujeres blancas y urbanas), las que buscan los puntos de contacto entre la visibilizaci&oacute;n, su comunidad y las aportaciones de las activistas urbanas, o las que se declaran abiertamente feministas de pensamiento aut&oacute;nomo.</p> <p>Constatamos as&iacute; un contraste entre feministas ind&iacute;genas comunitarias y feministas urbanas, donde estas &uacute;ltimas se identifican con el imperio civilizador, un reconocimiento basado en un proyecto de autonom&iacute;a individual dentro del libre mercado, sentencia la autora.</p>
  • <p>Hace bastante tiempo que los movimientos sociales dan que hablar en Am&eacute;rica Latina. Entre los que destacan, sin lugar a duda, los movimientos ind&iacute;genas. &iquest;Pero cu&aacute;les son y c&oacute;mo se configuran? &iquest;Qu&eacute; los hace realmente antisist&eacute;micos? &iquest;Cu&aacute;l es la especificidad de los movimientos sociales ind&iacute;genas? Es lo que Carlos Aguirre se propone responder en Movimientos antisist&eacute;micos y cuesti&oacute;n ind&iacute;gena en Am&eacute;rica Latina. Una visi&oacute;n desde la larga duraci&oacute;n hist&oacute;rica. Para ello, recoge el pensamiento cr&iacute;tico desplegado por autores tales como Karl Marx, Immanuel Wallerstein, Fernand Braudel, vali&eacute;ndose adem&aacute;s, de diversos comunicados y documentos elaborados por el Ej&eacute;rcito Zapatista de Liberaci&oacute;n Nacional (EZLN), entre otros.</p> <p>De Marx recupera la b&uacute;squeda por el fundamento material que subyace en los movimientos sociales, al tiempo que desarrolla la idea de triple transici&oacute;n asociada al fin del capitalismo (de una sociedad burguesa a una nueva sociedad comunista, de una sociedad clasista a una sin clases, del reino de la necesidad al reino de la libertad). De Wallerstein rescata la hip&oacute;tesis que admite a 1968 como fecha de profunda fractura hist&oacute;rica para el liberalismo. &Eacute;ste &uacute;ltimo instituido durante XIX, se mantiene m&aacute;s o menos estable en Occidente, hasta que, entre 1968 con la Revoluci&oacute;n Cultural Mundial y 1989 con la ca&iacute;da de los socialismos reales, su hegemon&iacute;a colapsa. En Am&eacute;rica Latina es severamente afectada con el Levantamiento Zapatista de 1994. De Fernand Braudel emplea su m&eacute;todo anal&iacute;tico, concibiendo as&iacute; m&uacute;ltiples temporalidades presentes en cada &eacute;poca, al tiempo que enmarca el desarrollo de los movimientos sociales antisist&eacute;micos en per&iacute;odos de tiempo de muy larga, larga y mediana duraci&oacute;n. Por &uacute;ltimo, del movimiento zapatista que toma como referente paradigm&aacute;tico, que asume central al momento de reconocer los diversos movimientos sociales ind&iacute;genas y no ind&iacute;genas realmente antisist&eacute;micos.</p> <p>Es sobre la base te&oacute;rica anteriormente descrita que Carlos Aguirre despliega un balance de los movimientos sociales antisist&eacute;micos presentes en Am&eacute;rica Latina. Se refiere a movimientos urbanos como lo son el movimiento piquetero en Argentina, cierto sector del Barrio 23 de Enero de Caracas, otros movimientos campesinos como las bases del Movimiento Sin Tierra de Brasil, parte de los paros agrarios y campesinos en Colombia, junto a movimientos ind&iacute;genas tales como el movimiento zapatista en M&eacute;xico, el movimiento mapuche en Chile, el sector amaz&oacute;nico de la CONAIE en Ecuador o el movimiento ind&iacute;gena del Cauca en Colombia, entre otros.</p> <p>El libro se divide en dos cap&iacute;tulos. En el primero, El mapa de los movimientos antisist&eacute;micos de Am&eacute;rica Latina, Carlos Aguirre sostiene la presencia de tres actores importantes en Am&eacute;rica Latina: la derecha que defiende el neoliberalismo, los movimientos sociales antisist&eacute;micos y anticapitalistas junto a las nuevas izquierdas vinculadas a ellos y los gobiernos progresistas. De esto deriva un permanente conflicto entre las burgues&iacute;as transcionales y burgues&iacute;as nacionales de cada pa&iacute;s de Am&eacute;rica Latina, que adem&aacute;s de sostener la inestabilidad en la regi&oacute;n, permite que las clases populares se aparten paulatinamente de la pol&iacute;tica sist&eacute;mica, dejando de concebir al Estado como medio de alcanzar sus metas y optando por proyectos genuinamente revolucionarios.</p> <p>Tras revisar los perfiles que hacen a los movimientos sociales realmente antisist&eacute;micos, pasamos al segundo cap&iacute;tulo, La cuesti&oacute;n ind&iacute;gena y los movimientos ind&iacute;genas en M&eacute;xico y en Am&eacute;rica Latina. Aqu&iacute; Carlos Aguirre se refiere a la especificidad ind&iacute;gena presente en numerosas organizaciones de Am&eacute;rica Latina, comenzando por el movimiento zapatista y su &uacute;ltima iniciativa: la candidatura presidencial de una mujer ind&iacute;gena, Marichuy. Nos hallamos ante una propuesta realmente anticapitalista y antisist&eacute;mica, m&aacute;s amplia inclusive, que la desarrollada durante la Otra Campa&ntilde;a a&ntilde;os atr&aacute;s. Por otro lado, la candidatura ind&iacute;gena es tambi&eacute;n sintom&aacute;tica de las mutaciones desencadenas en los movimientos sociales ind&iacute;genas y no ind&iacute;genas a partir de la Revoluci&oacute;n Cultural Mundial de 1968, un momento de crisis donde Carlos Aguirre reconoce al menos cinco curvas evolutivas de muy larga, larga o mediana duraci&oacute;n seg&uacute;n cada caso, que han configurado no s&oacute;lo al EZLN, sino que a los diversos movimientos sociales realmente anticapitalistas y antisist&eacute;micos contempor&aacute;neos.</p> <p>Por &uacute;ltimo, Carlos Aguirre plantea que la cuesti&oacute;n ind&iacute;gena ha seguido tres posicionamientos desde la Revoluci&oacute;n Cultural Mundial de 1968. El primero es un indigenismo reformulado desde arriba, el segundo es el indigenismo fundamentalista, y el tercero reivindica una herencia ind&iacute;gena al tiempo que incorpora la tradici&oacute;n cr&iacute;tica de Europa o de cualquier parte del mundo. &iquest;Son los movimientos sociales realmente anticapitalistas y antisist&eacute;micos, ind&iacute;genas y no ind&iacute;genas, los que junto a las nuevas izquierdas afines a ellos, se encuentran realizando actualmente de manera creadora y rebelde el m&aacute;s universal proyecto de una nueva modernidad para la humanidad? Es algo que descubriremos en las p&aacute;ginas de Movimientos antisist&eacute;micos y cuesti&oacute;n ind&iacute;gena en Am&eacute;rica Latina. Una visi&oacute;n desde la larga duraci&oacute;n hist&oacute;rica.</p>
  • <p>El 1 de enero de 1994 con la aparici&oacute;n p&uacute;blica del neozapatismo en Chiapas, es para el autor la fecha de arranque de ese nuevo ciclo de la protesta mundial que ha dado origen al conjunto de los movimientos sociales que hoy, a lo largo y ancho del planeta, intentan asumirse y definirse de una manera clara y evidente como verdaderos movimientos antisist&eacute;micos. Movimientos que son muy distintos de los movimientos sociales que se desarrollaron antes de la emblem&aacute;tica fecha de 1968.</p> <p>Carlos Aguirre nos plantea que entre 1968 y 1994 se da una transci&oacute;n durante la que se procesa y se madura, lenta pero sostenidamente, una verdadera mutaci&oacute;n de larga duraci&oacute;n dentro de la historia de los movimientos sociales de protesta en el capitalismo. Una mutaci&oacute;n que hace fenecer lentamente y luego desaparecer a los movimientos sociales que fueron caracter&iacute;sticos de todo el siglo XIX y de los primeros dos tercios del siglo XX, para ir gestando poco a poco, con dificultades y retrocesos y avances diversos, a los nuevos movimientos sociales que hoy pueblan el conjunto de la geograf&iacute;a de la rebeld&iacute;a mundial.</p> <p>Para abordar las nuevas figuras de la protesta social, la obra revisa tanto las revueltas populares del emblem&aacute;tico a&ntilde;o 2011 inaugurado por las primaveras &aacute;rabes, como el car&aacute;cter inspirador o mod&eacute;lico (a nivel mundial) del neozapatismo mexicano. Lo que permite analizar los elementos que caracterizan y distinguen a un simple movimiento social de un movimiento anticapitalista real, y a &eacute;ste &uacute;ltimo de un mucho m&aacute;s profundo y radical movimiento antisist&eacute;mico. Tambi&eacute;n se aborda el tema de la densidad epocal excepcional de los tiempos de crisis que hoy vivimoss; de Am&eacute;rica Latina como frente de vanguardia mundial de las actuales luchas antisist&eacute;micas;, o del crucial debate sobre la postura de los actuales movimientos sociales frente al Estado y el poder.</p>
  • <p>&iquest;Qu&eacute; tipo de historia queremos hacer? Con esta interpelaci&oacute;n como hilo conductor, Aguirre Rojas nos invita a reflexionar sobre dicha disciplina hoy, anim&aacute;ndonos a reescribirla de un modo totalmente diferente, criticando todas las historias y memorias oficiales. Con una clara intencionalidad pedag&oacute;gica, simplificando las ideas pero sin atentar contra la complejidad del conocimiento hist&oacute;rico, el autor nos lleva por la reconstrucci&oacute;n de las principales corrientes historiogr&aacute;ficas del siglo XX, teniendo como fundamentos el an&aacute;lisis de la Historia Cr&iacute;tica propuesta por Marx y relevando los aportes de la Escuela de los Annales, as&iacute; como las corrientes post 1968 que nacieron desde ambas influencias: la Historia Social de la Cultura, la Historia desde Abajo o marxista-brit&aacute;nica, la Microhistoria italiana y el An&aacute;lisis del Sistema-Mundo Capita&shy;lista.</p> <p>Desde estas reconstrucciones que permiten comprender las m&uacute;ltiples temporalidades que componen el tiempo hist&oacute;rico, el autor propone englobar las disciplinas en una ciencia social que derribe los muros que han delimitado y hecho competir a las ciencias sociales, dialogando entre ellas solo como ciencias auxiliares. Por ello plantea una historia global o una Unidisciplina, una ciencia social que englobe las problem&aacute;ticas multidimensionales que posee y componen la realidad misma, una forma de construcci&oacute;n del conocimiento global.</p>
  • <p>&laquo;Leer estos textos y entrevistas es tambi&eacute;n un tremendo ejercicio de memoria que nos alerta sobre la necesidad de nutrir nuestro quehacer con conceptos y teor&iacute;as que van naciendo desde nuestros propios cuerpos*territorios. Rescatar la oralidad de nuestras luchas y sistematizarlas nos vuelve reflexivas y nos da la posibilidad de salir del tareismo que tanto atrapa y que a veces nos roba la claridad estrat&eacute;gica de nuestro caminar: muchas veces o no vemos la importancia hist&oacute;rica del registro o viendo esta importancia, el mismo tareismo excluye la s&iacute;ntesis y divulgaci&oacute;n de nuestras experiencias como un &iacute;tem prioritario en nuestras organizaciones y/o comunidades; por lo tanto, he aqu&iacute; un nuevo valor de esta compilaci&oacute;n, pues nos planta un riqu&iacute;simo jard&iacute;n florido de conceptos dispuestos para fertilizar las rebeld&iacute;as y resistencias anticapitalistas, anticoloniales y antipatriarcales que cada una de nosotras est&aacute; sosteniendo en su territorio.</p> <p>&raquo;Por lo tanto, al avanzar en la lectura se va realizando un ejercicio de despatriarcalizaci&oacute;n del mismo feminismo, pues aparece e irrumpe el valor y la gracia de lo plural de nuestros cuerpos*territorios, de nuestros territorios y de los conceptos y propuestas que nacen de la conjunci&oacute;n de ambos. Es tan placentero el viaje que se realiza por estas p&aacute;ginas que incluso aparecen tensiones tan cl&aacute;sicas como la posibilidad/imposibilidad de hacer la lucha feminista desde organizaciones de izquierda, revolucionarias o mixtas (las historias de las compa&ntilde;eras de las revoluciones cubana y venezolana se inscriben aqu&iacute;) o se devela la desconfianza que muchas feministas de clase a&uacute;n tienen de las luchas travestis o transexuales (recomendado e imprescindible es el texto de Las Innombradas).</p> <p>&raquo;Despatriarcalizar el feminismo es entonces, volverlo a lo plural de los territorios y a lo diverso de las vidas de las mujeres, pues as&iacute;, habr&aacute;n tantos feminismos como formas de entenderse mujer dentro una clase o de un pueblo y habr&aacute;n tantas estrategias y t&aacute;cticas como problemas que agobian a la vida de las mujeres y por ende, es un tanto dif&iacute;cil y arrogante imponer agendas de luchas o calendarios de movilizaci&oacute;n a quien no lo siente como urgente y prioritario, por eso es tan dulce y desobediente renunciar al ideario colonial y abandonar las ganas de que todo se vuelva homog&eacute;neo, incluso nuestro Movimiento, pues nuestra heterogeneidad surge como la rebeld&iacute;a de los A VECES en el cuento de los SIEMPRE y los NUNCA del Subcomandante Marcos, hoy Galeano, como las compa&ntilde;eras del MST y Dar&iacute;o Santill&aacute;n desde el campo y la ciudad van siendo escuela unas de otras sin el af&aacute;n de que todas sientan*piensen*hagan igual. Tenemos diferencias. Somos distintas y no siempre somos c&aacute;lidas en las cr&iacute;ticas, pero no por ello dejamos de ser sororas, por eso, este texto es una invitaci&oacute;n a leer la palabra vivida por las otras, sin juzgar de manera colonial y patriarcal las estrategias y t&aacute;cticas que cada una tom&oacute; para sobrevivir en un mundo que a todas luces nos quiere a todas muertas.</p> <p>&raquo;No queremos ni vamos a coincidir en todo, pero vamos a ser espejos de unas y otras y en ese reflejo, muchas veces no nos gustar&aacute; lo que vemos y capaz que se evidencie lo limitadas que estamos por ese feminismo que tanto decimos rechazar o capaz que se refleje qu&eacute; tan liberales estamos siendo dentro de nuestros propios feminismos o qu&eacute; tan colonialistas somos con aquellas mujeres que no se declaran feministas o quiz&aacute;s se muestre qu&eacute; tan patriarcales estamos siendo en la forma en que construimos relaciones con otros movimientos y otros cuerpos que hoy est&aacute;n tambi&eacute;n por la defensa de la vida frente a la maquinaria de muerte Capital y Patriarcal &iexcl;capaz que todo eso se devele al concluir la lecturas de estas p&aacute;ginas, pero hay algo m&aacute;s, hay otro reflejo m&aacute;s!&raquo;</p>
  • <p>En medio de la fragmentaci&oacute;n y la separaci&oacute;n de los mundos urbanos y rurales, las luchas actuales de las mujeres han ido visibilizando la simultaneidad e interconexi&oacute;n de las distintas violencias que nos afectan y de las que nos defendemos. Organizado en cinco ep&iacute;grafes (<em>Mujeres que luchan y territorio</em>; <em>Cuerpos, experiencias e intercambios</em>; <em>Construyendo entre nosotras</em>; <em>Mujeres en la revuelta</em>; y <em>Afectos y justicia feminista</em>) este recopilatorio avanza en esa direcci&oacute;n: hablamos entre nosotras para conectar los agravios y dilucidar el sustrato com&uacute;n del que est&aacute;n hechos. Para ello se re&uacute;nen 17 textos, aportaciones individuales o colectivas, que desde la experiencia concreta de Chile, M&eacute;xico, Argentina, Ecuador, Bolivia, Uruguay, etc., abordan las reflexiones que nutren los feminismos y refleja sus &aacute;mbitos de intervenci&oacute;n: desde la salud y la defensa del derecho al aborto, hasta la b&uacute;squeda de otros sistema de justicia, pasando por la gesti&oacute;n de la econom&iacute;a local o la participaci&oacute;n en las huelgas.</p> <p>Este libro se suma al torrente de esfuerzos nacidos en un momento de profunda necesidad de las mujeres de encontrarse entre ellas y construir juntas de manera distinta. Un proceso latente, gestado desde hace a&ntilde;os (el libro se empez&oacute; a armar en 2018) que ha convocado a m&uacute;ltiples experiencias reflexivas y organizativas entre mujeres. Las experiencias de lucha retratadas en esta compilaci&oacute;n producen potentes formas de hacer pol&iacute;tica que desaf&iacute;an las escalas, los modos y los espacios hasta ahora permitidos por la pol&iacute;tica en clave patriarcal. El constante cuestionamiento a las formas de trabajo pol&iacute;tico de la izquierda militante ha puesto en el centro el deseo de las mujeres de cambiarlo todo: en las camas, las aulas y las calles. Desvelan que nuestro lugar ha sido siempre vital e imprescindible: desde las esferas desde las que reproducir la vida (cotidiana) y asegurar los cuidados, hasta los modos de ocupar un territorio y gestionar los bienes comunes, o las maneras de establecer relaciones sexo-afectivas entre nosotras que nos permiten cultivar la ternura radical en medio de la crisis continua.</p>
  • <p>Este libro no es tanto una biograf&iacute;a como una descripci&oacute;n de las actividades de Ricardo Flores Mag&oacute;n, uno de los principales precursores de la Revoluci&oacute;n mexicana de 1910, y una exposici&oacute;n de su pensamiento pol&iacute;tico y social. La Confederaci&oacute;n de Grupos del Ej&eacute;rcito Liberal, conocidos como magonistas, englobaba los grupos armados que, bajo la consigna de &quot;Pan, Tierra y Libertad para todos&quot;, desde 1906 lucharon en M&eacute;xico contra la dictadura de Porfirio D&iacute;az, buscando extender una revoluci&oacute;n social que aboliera todo gobierno y propiedad privada. Tuvieron contacto con jefes zapatistas y villistas, pero nunca establecieron alianzas formales con estos.</p> <p>Formado por un gran conjunto de importantes art&iacute;culos y documentos hist&oacute;ricos con los que el lector puede seguir la evoluci&oacute;n de las ideas de Ricardo Flores Mag&oacute;n, fue el primer ensayo que se escribi&oacute; acerca de &eacute;l. Si bien tiene mucho de propagand&iacute;stica al ensalzar la figura del te&oacute;rico y su anarquismo mestizo (influido por las tradiciones de organizaci&oacute;n de las comunidades ind&iacute;genas), la obra no pierde agilidad ni inter&eacute;s su lectura, siendo b&aacute;sica para comprender la actividad e ideolog&iacute;a de Flores Mag&oacute;n.</p> <p>Santill&aacute;n nos presenta un extracto de lo que fue Ricardo Flores Mag&oacute;n como revolucionario y escritor, y de c&oacute;mo se convirti&oacute; al anarquismo para atraerse tambi&eacute;n al pueblo mexicano y a todos los desamparados de la tierra al camino de ese bello ideal de felicidad humana, lo m&aacute;s hermoso y m&aacute;s elevado que haya podido concebir la imaginaci&oacute;n del hombre. Pero la laboriosa y meritoria tarea de Santill&aacute;n consiste tambi&eacute;n en haber conservado vivo inter&eacute;s en la Revoluci&oacute;n Mexicana para darnos un resumen de la primera revoluci&oacute;n proletaria de car&aacute;cter econ&oacute;mico.</p>
  • <p>Nos consideramos 'una fuerza beligerante, pol&eacute;mica', como escribi&oacute; Mari&aacute;tegui con motivo de la fundaci&oacute;n de Amauta, al tiempo que apostamos al pluralismo y al debate abierto y libre de dogmatismos. El compromiso con la renovaci&oacute;n conceptual del socialismo significa dejar de lado toda 'veneraci&oacute;n supersticiosa del pasado'. S&oacute;lo as&iacute;, es posible abordar con honestidad los problemas te&oacute;ricos y pol&iacute;ticos de nuestro tiempo y aportar a la construcci&oacute;n de una pol&iacute;tica emancipatoria para el siglo XXI. 'He aqu&iacute; una misi&oacute;n digna de una generaci&oacute;n nueva'.</p>
  • <p>Sobre la ola de gobiernos progresistas, nacional-populares o de izquierda en Am&eacute;rica Latina se ha escrito mucho. Las p&aacute;ginas que siguen son una apuesta por renovar el debate por medio de un abordaje plural que sirva para enriquecerlo. No buscamos clausurarlo, ni mucho menos. Primero, porque ser&iacute;a (de m&iacute;nima) un objetivo pretencioso para tan poco espacio. Pero segundo, y m&aacute;s importante, porque tampoco es algo que deseemos, puesto que el hecho de quesea un debate inconcluso significa que las fuerzas quelo protagonizan todav&iacute;a siguen vivas y que su devenir hist&oacute;rico no se ha solidificado, que sigue siendo maleable.</p>
  • <p>El debate de los &uacute;ltimos a&ntilde;os en torno al Green New Deal dej&oacute; en claro al menos una cosa: 2030 es la fecha l&iacute;mite para dar respuesta a los dilemas que nos plantea el cambio clim&aacute;tico. A medida que se vuelve evidente que sin cooperaci&oacute;n internacional es pr&aacute;cticamente imposible cumplir con este plazo, crece tambi&eacute;n la conciencia sobre los peligros que nos esperan del otro lado en caso de que no seamos capaces de tomar las medidas necesarias.</p>
  • <p>Hoy es constante la tentaci&oacute;n de suponer que la clase es una cosa. Aunque ese no es el sentido que Marx le otorg&oacute; al t&eacute;rmino en sus escritos hist&oacute;ricos, el error vicia una buena parte de los textos &laquo;marxistas&raquo; contempor&aacute;neos. Se asume que &laquo;eso&raquo;, la clase obrera, tiene una existencia real, susceptible de ser definida casi matem&aacute;ticamente: un cierto n&uacute;mero de hombres que mantienen una relaci&oacute;n determinada con los medios de producci&oacute;n. Bajo ese supuesto, se vuelve posible deducir la conciencia de clase que &laquo;eso&raquo; deber&iacute;a tener (aunque rara vez sea el caso), si &laquo;eso&raquo; tuviese en cuenta de forma adecuada su propia posici&oacute;n y sus propios intereses. Pero resulta que existe una superestructura cultural que opaca ineficientemente el reconocimiento. Como los &laquo;atrasos&raquo; y las distorsiones culturales son realmente molestos, no es dif&iacute;cil concluir en una teor&iacute;a de la sustituci&oacute;n: el partido, la secta o el te&oacute;rico que revela la conciencia de clase, no como es, sino como deber&iacute;a ser.</p>
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