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<p>Desde nuestras tribunas de opinión, ha sido habitual medir la realidad política cubana con el patrón que más hemos dado en considerar de nuestra propiedad: las ideas de "democracia", de "división de poderes" o de "Estado de derecho". Ahora bien, Cuba podría ser también una buena vara con la que medir los contornos de nuestros mitos, nuestras ilusiones y nuestras mentiras. Hubo un tiempo en que se decía que Cuba era el laboratorio para las esperanzas de América Latina. Se invirtieron no pocos esfuerzos en desmantelar ese laboratorio y muchos más en frustrar esas esperanzas. Pero los avatares de la Historia no pueden restar ni un ápice de razón a lo que allí se estaba experimentando: el intento, en realidad genuinamente ilustrado, de constituir una ciudad política que dependiera por entero de sus buenas y de sus malas leyes. En este y en otros muchos sentidos, Cuba es, todavía hoy, lo que nosotros decimos ser: una sociedad en la que la instancia política, la argumentación y el diálogo tienen en sus manos los destinos de su ciudadanía. Frente a ello, nuestra realidad parlamentaria, secuestrada por las leyes del capitalismo y la voluntad de sus gestores, atiborrada de propaganda, viciada de evidencias prefabricadas, vendida a intereses en lugar de comprometida con argumentos, ofrece el espectáculo de un juego degradante y vacío, tal y como si la humanidad no hubiera abandonado la minoría de edad pre-ilustrada más que para empeñarse en desembocar en un estado de subdesarrollo intelectual y de infantilismo político y moral.</p>
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<p>Una mirada rigurosa a las mal llamadas democracias latinoamericanas concluiría que salvo unos poquísimos casos: Cuba, Venezuela, ahora Bolivia y Ecuador, en el resto lo que tenemos son regímenes oligárquicos vestidos con los ropajes externos de la democracia. Oligárquicos porque, fiel a la definición aristotélica, son "gobiernos de los pocos en beneficio de los ricos" que, como lo recuerda Aristóteles, siempre son una minoría. El lenguaje político contemporáneo, producto de la dominación cultural e ideológica del imperialismo, intenta disimular tan flagrante traición a los ideales democráticos mediante un ejercicio de prestidigitación gracias al cual una democracia se define por su sensata "gobernanza", eufemismo con el que se designan las artes, artificios y artimañas del político "prudente y responsable" que gobierna en consonancia con los deseos de los mercados.</p> <p>Buena gobernanza, por lo tanto, es la de Lula, quien con sus políticas hizo posible que el capital bancario obtuviera en los últimos años las mayores tasas de rentabilidad de toda su historia; o la de Concertación chilena, que continuó y profundizó la política económica de Pinochet convirtiendo a Chile en uno de los países más injustos de América Latina. Mala gobernanza, en cambio, es la de Chávez, que erradicó el analfabetismo; o la de Evo Morales, que cumplió con su promesa electoral de nacionalizar los hidrocarburos bolivianos. Este libro pretende aportar elementos en torno a una interrogante fundamental: ¿será posible "democratizar la democracia" dentro del capitalismo, es decir, sin que previamente se produzca la superación histórica de un régimen social de producción cuyas lacras e injusticias congénitas son tan evidentes como irreparables dentro de los parámetros del sistema?</p>
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<p>El primer libro del Che, escrito tras su experiencia de lucha en Cuba, imprescindible para entender el pensamiento del guerrillero "heroico", en el que teoría y práctica revolucionarias siempre fueron unidas. Edición homenaje a los treinta años de su muerte.</p>
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<p>A través de un doble análisis, de los acontecimientos del pasado y de una serie de mitos que hoy perduran, Farmer nos introduce en un Haití desconocido y sorprendente que dista mucho de ser el que nos habían contado. A la luz de su penetrante mirada vamos descubriendo los múltiples engaños de esa historia deliberadamente falseada y adquiriendo datos reales que iluminan el presente y lo hacen comprensible. Cuando el lector termina el libro tiene las claves para entender la explotación y los sufrimientos de Haití, tan íntimamente ligados a los intereses de EE.UU. Es también la historia de los pueblos de Centroamérica: la historia de una política de expolio y rapiña que, en mayor o menor grado, afecta también a la gran mayoría de los pueblos pobres del mundo.</p>
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<p>Este libro no es neutral. Como dice Howard Zinn nadie puede ser neutral en este tren que está en marcha y en el que nos hemos embarcado. En medio de la aberración imperialista que trata de acumular las riquezas del mundo sin importarle el exterminio de la humanidad, están surgiendo puntos luminosos de vida que se defienden de la agresión, que se resisten al sometimiento, que buscan nuevos caminos y nuevas formas de organizarse más libres, más justas, más creadoras. Son como antorchas que avisan al desorientado caminante de la sociedad del consumo, de que no está solo, de que reaccionar es posible y unirse necesario. Una de esas antorchas, la más resplandeciente en estos momentos, es Venezuela. Algo sorprendente y esperanzador está ocurriendo allí y hacia allí miramos. Intelectuales, artistas, personas sensibles que desean cambiar esta sociedad tan insatisfactoria se han expresado a su manera y una selección de sus opiniones es la que publicamos ahora. Miradas distintas, desde ángulos opuestos, desde ópticas muy diferentes, pero que confluyen todas en el mismo punto: esa incipiente y arrolladora revolución bolivariana. Insisto, no es un libro neutral. Se decanta por el fabuloso movimiento popular que ha despertado y las múltiples y originales experiencias y transformaciones que está llevando a cabo. Un libro, en fin, que se decanta por la vida y la solidaridad.</p>
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<p>40 años después de ser escrita, sale por fin a la calle esta obra de Eva Forest, que nos adentra en la vida de una Granja del Pueblo para acercarnos a las vivencias, experiencias y retos de los hombres y mujeres que protagonizaron esa etapa fascinante de la Revolución Cubana, a mediados de los años 60.. Los trabajos de Eva Forest, de los que salió esta magna obra, hasta hoy inédita, que es Los nuevos cubanos, fueron para Eva algo así como un baño lustral del que ella volvió "nueva" o "renovada", y dispuesta a las mayores hazañas por la Revolución, desde el campo, fundamentalmente, de la Solidaridad, pero también en distintos frentes, incluyendo los más arriesgados y difíciles. Ello sucedió en 1966, durante un período de cuatro meses. Así fue que su experiencia en aquella Granja del Pueblo, con aquellos campesinos cubanos, fue definitivamente para ella un verdadero bautismo de fuego en su pasión por cambiar el mundo.</p>
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<p>El 11 de abril del años 2002, quienes hacemos el periódico Rebelión nos sentimos terriblemente solos aquí en España, sólo rodeados de mentira. No salíamos de nuestro estupor cuando veíamos a todas las baterías mediáticas aplaudiendo al unísono lo que era sin ninguna duda un golpe de Estado. Mientras, nos estamos llegando correos electrónicos estremecedores diciendo que estaban persiguiendo a los seguidores de Chávez, que había comenzado una auténtica caza de hombres y mujeres, sobretodo en los barrios de clase media-alta donde los chavistas eran minoría. Escenas de ministros engrilletados u hordas intentando cortar el suministros de agua y electricidad a una embajada no despertaban la mínima reacción en ningún medio ni gobierno.</p> <p>Como de todos es sabido, los venezolanos reaccionaron y reinstauraron su democracia en 47 horas, las horas en que Pedro Carmona estuvo en el poder. Una anécdota es que existe un libro en Venezuela sobre ese periodo, se titula «47 horas es demasiado tiempo». La impunidad con que actuaron tanto golpistas económicos y sociales como mediáticos al creer que su crimen se había consumado sin castigo, nos ofreció escenas y situaciones excepcionales e inauditas. </p> <p>Fue algo así como si mientras un grupo de ladrones estuviesen robando ocultos por la noche a las dos de la mañana en la Puerta del Sol y, de repente, se hicieran las doce de la mañana y su delito quedase expuesto a todos los viandantes que en esa hora atraviesan la plaza.</p> <p>Alguien más inteligente que quienes habíamos ido recogiendo buenos textos en Rebelión sobre el caso, decidió que se debía sacar un libro recopilatorio. Fueron Luis Alegre y Carlos Fernández Liria con el apoyo de la editora Eva Forest. Sería un libro humilde y modesto en el formato, como todos los de esa editorial, una máquina de fabricar joyas en envases modestos. Sugerimos unos textos, contactamos con los autores para recabar sus permisos y se tomó el título del capítulo de Carlos, un título elocuente en tres palabras: Periodismo y Crimen. Nobles y brillantes firmas de Venezuela, de España, de Suecia, de Argentina y de Francia buscaron las pruebas y señalaron a los delincuentes en menos de quince días. Ese humilde y noble proyecto editorial permitiría que la verdad que sólo estaba en internet se hiciera tangible en papel. Era un libro sencillo pero que contenía un gran tesoro, contenía la verdad, la verdad que los medios ocultaban al mundo.</p> <p>Yo reconozco que no le veía entonces mucho futuro al libro. Pensaba que lo sucedido en Venezuela, con ser grave, iba a poder ser ocultado con un tupido velo por quienes seguro deseaban a toda costa que no se airearan su vergonzoso papel. El tiempo ha demostrado que yo estaba absolutamente equivocado porque, además, según he podido ver, aquella gesta del pueblo venezolano se ha incorporado a la memoria de ese país como uno de los capítulos más bellos de su historia. Pero también a la historia de los medios de comunicación como uno de los más infames. Y «Periodismo y Crimen» se ha convertido así en un documento excepcional sobre el papel criminal de esos medios, una especie de relato de hecho probados, utilizando la terminología judicial, la que corresponde al papel de los medios aquel mes de abril en Venezuela.</p> <p>En el mercado editorial, la vida habitual de un libro es de apenas tres meses. Han pasado más de dos años y «Periodismo y crimen» se siguen agotando las ediciones, sigue estando en las librerías, pero también en las sedes de las organizaciones sociales, en las mesas de los activistas en las fiestas de solidaridad. No cesan de pedírmelo cada vez que voy a Venezuela. Frente a este libro, existe el caso opuesto, hace un par de meses se presentó en la Casa de América otra obra «Cisneros, un empresario global», un autopanegírico de uno de los cerebros –por utilizar algún término- de aquel golpe. Con todo el boato y la disposición de recursos e instalaciones públicas, como la Casa de América, ese libro se ha ido publicitando, presentado y situando en las mejores estanterías de los grandes centros comerciales. Pero por mucho dinero que se inyecte a su campaña de publicidad, le queda un mes de vigencia. Dentro de dos años, a diferencia de «Periodismo y Crimen», «Cisneros, un empresario global» se estará pudriendo en los almacenes. Es impensable la existencia de varias personas escuchando una nueva presentación. Y es que la verdad, a diferencia de la apología del crimen, no caduca. <strong><br /> </strong></p> <p><strong>Pascual Serrano</strong></p>
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<p>- James Petras: ¿A dónde va Brasil? Un análisis metodológico del régimen de Lula</p> <p>- Henry Veltmeyer y James Petras: La dinámica social del MST. Diez hipótesis sobre un liderazgo exitoso</p> <p>- James Petras: Imperio y trabajo: EE.UU. y América Latina</p> <p>- Otros ensayos de James Petras</p>
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<p>El discurso europeo sobre los Derechos Humanos aplicado a Cuba es el espejo de una política internacional y una geopolítica diplomática de marcado carácter cínico, en el que firmeza y comprensión se reparten de manera desigual a partir de criterios mezquinos y arbitrarios.</p>