capital

  • <p>La devastadora crisis financiera desatada en 2008 ha multiplicado la presencia en nuestra sociedad de la figura del &laquo;emprendedor&raquo;. Con el colapso del modelo laboral tradicional, la democratizaci&oacute;n del emprendedor parece ser la &uacute;nica respuesta que las instituciones son capaces de ofrecer ante la burbuja del trabajo y la escasez de empleo.&nbsp;</p> <p>M&aacute;s que como una figura econ&oacute;mica, este nuevo emprendedor se entiende como el portador cultural y social que re&uacute;ne el esp&iacute;ritu del nuevo hombre acorde al proyecto de clase neoliberal. En esta tesitura, emprender significa lograr convertirse uno mismo en un producto que se ofrece a otros, los que ostentan capital, llamando su atenci&oacute;n para que vean en tu persona un valor a explotar, a emplear. Ya no hay nada que no se mida y se entienda como una relaci&oacute;n empresarial; nacemos como deudores, culpables de no lograr adaptarnos a los ritmos de la competencia. Nos convencemos de ello cuando, carne de coaching y autoayuda, recorremos el camino a la servidumbre y nos hundimos en la charca de los perdedores.</p> <p>Solo siendo capaces de organizarnos, de manera que la cooperaci&oacute;n domine a la competencia, podremos empezar a construir la subversi&oacute;n contra el totalitarismo de la empresa-mundo. Para esta ardua tarea contamos con dos aliados de lujo. Por un lado, Homer Simpson es nuestro hombre; a trav&eacute;s de &eacute;l descubrimos qui&eacute;nes somos. En el mismo equipo juega Lenin, pero el Lenin publicista, no la momia. O lo damos nosotros o nos lo dan a nosotros: renta b&aacute;sica o empleabilidad, democracia o barbarie.</p>
  • <p>Novela loca, on&iacute;rica, repleta de referencias cl&aacute;sicas con las que salpimentar un fresco de resistencias vitales al imperio del capital. Raptar a un perro puede parecer una buena idea cuando la sociedad te dice por activa y por pasiva que sobras. Y la idea gana en atractivo si el animal pertenece al richac&oacute;n de la isla. Con lo que no contaba V&iacute;ctor Fuertes es con la indiferencia mutua entre bicho y amo y con la picard&iacute;a de sus empleados. Ni con que su huida al viejo faro se convirtiera en una suerte de recorrido inici&aacute;tico guiado por unos viejos sabios y heterodoxos de la monta&ntilde;a. Antonio Orihuela, poeta y maestro de tanto, firma una novela loca, on&iacute;rica, repleta de referencias cl&aacute;sicas con las que salpimentar un fresco de resistencias vitales al imperio del capital.</p>
  • <p>En el siglo actual, el hambre de ordinario ha ido de la mano de las guerras, las crisis pol&iacute;ticas, la corrupci&oacute;n, la autocracia, la plutocracia, las desigualdades sociales, la marginaci&oacute;n, la desidia o la incompetencia de muchos gobernantes, su perfidia y deslealtad traicionera hacia sus pueblos, o de la falta de previsi&oacute;n sobre fen&oacute;menos naturales adversos, entre otros factores que se analizan en este libro. Observando medio centenar de pa&iacute;ses, el autor se centra en c&oacute;mo los actos, el orden de prioridades y las decisiones pol&iacute;ticas tomadas, o su ausencia (por omisi&oacute;n), condicionan que la gente pase hambre. El hambre o la subalimentaci&oacute;n cr&oacute;nica es, evidentemente, una violencia f&iacute;sica y directa, que puede incluso matar a las personas que la sufren durante un per&iacute;odo de tiempo. Pero es tambi&eacute;n una violencia estructural, en la medida que hay unas condiciones econ&oacute;micas, pol&iacute;ticas y sociales que la promueven, mantienen y perpet&uacute;an.</p>
  • <p>Aaron Benanav: La automatizaci&oacute;n y el futuro del trabajo</p> <p>La primera de una revaluaci&oacute;n global publicada en dos partes de los v&iacute;nculos existentes entre los avances tecnol&oacute;gicos y las disfunciones del mercado de trabajo capitalista. &iquest;C&oacute;mo puede aclarar el discurso sobre la automatizaci&oacute;n las din&aacute;micas que se producen en el seno de la econom&iacute;a productiva? El auge de la rob&oacute;tica frente a la sobrecapacidad industrial para explicar la crisis cada vez m&aacute;s profunda del subempleo.</p> <p>Alain Supiot: Un artista de la ley</p> <p>El contraste de ideas opuestas y los peligros de la ca&iacute;da en el poder arbitrario: la educaci&oacute;n recibida por Kafka en el principio de contradicci&oacute;n procesal como explicaci&oacute;n del estilo de su prosa y de sus inquietudes presentes en El proceso y en otras obras.</p> <p>Perry Anderson: &iquest;Situacionismo a la inversa?</p> <p>A partir de la extensa rese&ntilde;a publicada por C&eacute;dric Durand en la nlr 116/117, Perry Anderson rastrea las pistas pol&iacute;ticas y metodol&oacute;gicas que subyacen en Crashed, de Adam Tooze, a la luz del resto de la obra del autor. Desde la Paz de 1919 hasta las l&iacute;neas de canje de d&oacute;lares organizadas por la Reserva Federal en 2008, el auge tantas veces anunciado de una potencia hegem&oacute;nica estadounidense benefactora.</p> <p>Johnny Rodger: La biblioteca que desaparece</p> <p>En dos ocasiones consumida por el fuego y a punto de ser reconstruida de nuevo, &iquest;en qu&eacute; sentido puede decirse que a&uacute;n exista la biblioteca de la Glasgow School of Arts, obra de Charles Rennie Mackintosh? La desrealizaci&oacute;n freudiana, la duda cartesiana y una alegor&iacute;a ga&eacute;lica son conjuradas por los recuerdos de las vigas reconstruidas y de sus restos quemados rememorados por un investigador residente.</p> <p>Lola Seaton: Los fines de la cr&iacute;tica</p> <p>Como respuesta al reciente debate entre Francis Mulhern y Joseph North acerca de los instrumentos y objetivos de la cr&iacute;tica literaria, Lola Seaton analiza la interacci&oacute;n del m&eacute;todo y la experiencia personal en El campo y la ciudad, de Raymond Williams, y su reencarnaci&oacute;n contempor&aacute;nea en la &laquo;espectrolog&iacute;a&raquo; de Mark Fisher en K-Punk.</p> <p>cr&iacute;tica</p> <p>Benjamin Kunkel rese&ntilde;a The Socialist Manifesto. A Case for the Democratic-Socialist Transformation of the United States, de Bhaskar Sunkara. Una propuesta para la transformaci&oacute;n democr&aacute;tico-socialista de Estados Unidos, que extrae ense&ntilde;anzas de los fracasos del siglo xx.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Robin Blackburn rese&ntilde;a The Future of Capitalism, de Paul Collier. Un programa para enderezar los fracasos del capitalismo contempor&aacute;neo mediante un regreso a la pol&iacute;tica comunitaria pragm&aacute;tica del &laquo;extremo centro&raquo;.</p> <p>&nbsp;</p> <p>Susan Watkins rese&ntilde;a Down Girl, de Kate Manne. Un argumento moral-filos&oacute;fico para el feminismo de las privilegiadas, contempladas como las primeras v&iacute;ctimas de una pol&iacute;tica mis&oacute;gina.</p>
  • <p>El pensamiento de Pierre Bourdieu no es una foto o una pel&iacute;cula de la realidad. Al contrario, busca descubrir cosas invisibles, las relaciones que no se dejan fotografiar, las estructuras ocultas, incorporadas al punto de presentarse como naturales.</p> <p>En este Curso de Sociolog&iacute;a General I. Conceptos fundamentales, Bourdieu expone qu&eacute; es para &eacute;l la sociolog&iacute;a, cu&aacute;l es su objetivo y qu&eacute; significa ser soci&oacute;logo. Hay que volver, dice, a los conceptos fundamentales para transmitir en qu&eacute; consiste el genuino trabajo del investigador e inculcar una forma original de pensar en lugar de un cuerpo de conocimiento establecido que empobrece o automatiza la investigaci&oacute;n.</p> <p>En un tono did&aacute;ctico, vali&eacute;ndose de referencias emp&iacute;ricas y de comentarios en no pocas ocasiones ir&oacute;nicos, Bourdieu no solo expone paso a paso y de un modo sistem&aacute;tico conceptos esenciales como &laquo;habitus&raquo;, &laquo;campo&raquo; o &laquo;capital&raquo;; adem&aacute;s, revisa la noci&oacute;n de la sociolog&iacute;a como ciencia de las instituciones y analiza las operaciones de nominaci&oacute;n y clasificaci&oacute;n, los ritos que legitiman lugares y posiciones para determinados agentes sociales.</p>
  • <p>Los cr&iacute;ticos de Marx, durante m&aacute;s de un siglo, han proclamado la existencia de contradicciones internas en las teor&iacute;as del valor, la ganancia y en diversas cr&iacute;ticas econ&oacute;micas contenidas en <em>El capital</em>. El presente libro, bas&aacute;ndose en trabajos que comenzaron a principios de los ochenta, pone en tela de juicio y refuta esas acusaciones.</p> <p>Al hacerlo, elimina la excusa principal que permite descalificar las teor&iacute;as de Marx en su forma original, y permite rechazar las diversas tentativas de &ldquo;corregirlo&rdquo;, fragmentarlo o subsumirlo en una u otra escuela econ&oacute;mica.</p> <p>Esta obra demuestra, pues, la inexistencia de contradicciones l&oacute;gicas internas al formular una interpretaci&oacute;n de las teor&iacute;as de Marx plena de sentido y coherencia.</p>
  • <p>El objeto de este libro es claro: la sociedad capitalista. Se trata de comprender qu&eacute; es y c&oacute;mo funciona; sus irracionalidades, coerciones e injusticias end&oacute;genas; sus tendencias inherentes a la crisis y sus l&iacute;neas de conflicto; sus potenciales inmanentes para la transformaci&oacute;n. Partiendo libre y ecl&eacute;cticamente de &laquo;los dos Karls&raquo; (Marx y Polanyi), as&iacute; como de las teor&iacute;as feministas y ecologistas y de las teor&iacute;as cr&iacute;ticas de la raza, este libro propone una visi&oacute;n ampliada de la sociedad capitalista. Esta visi&oacute;n abarca no solo la econom&iacute;a visible, &laquo;productiva&raquo;, sino tambi&eacute;n los &laquo;talleres ocultos&raquo;, las condiciones de posibilidad subyacentes de esta &uacute;ltima, en concreto: los procesos de reproducci&oacute;n social asim&eacute;tricos en cuanto al g&eacute;nero, la din&aacute;mica racializada de la expropiaci&oacute;n, las formas de dominio pol&iacute;tico estructuradas por las diferencias de clase, as&iacute; como la depredaci&oacute;n sistem&aacute;tica de los ecosistemas. Todo ello es parte integrante esencial de lo que es, en realidad, una sociedad capitalista.</p> <p>Una visi&oacute;n ampliada del capitalismo implica tambi&eacute;n una visi&oacute;n ampliada del socialismo. Desde esta perspectiva, el socialismo debe superar no solo la explotaci&oacute;n del trabajo asalariado por parte del capital, sino tambi&eacute;n sus m&uacute;ltiples formas alternativas de explotaci&oacute;n parasitaria: el trabajo de cuidados no remunerado, los bienes p&uacute;blicos y la riqueza expropiada a los sujetos racializados y a la naturaleza no humana. El socialismo debe ser, pues, feminista, antirracista y antiimperialista, ecosostenible y democr&aacute;tico.</p>
  • <p>Los ensayos que conforman este volumen se ofrecen como un puente entre las concepciones y luchas del movimiento obrero ?pasado? (de los siglos XIX y XX) y los nuevos movimientos que irrumpieron con la ?revoluci&oacute;n inconclusa? de la d&eacute;cada del ?60. Caffentzis se propone dotar de base te&oacute;rica a las luchas en un contexto en el que las mutaciones del capital obligan ?seg&uacute;n una imagen tomada de Frantz Fanon? a ?estirar? los conceptos cl&aacute;sicos para hacerlos iluminar las formas actuales que adopta la explotaci&oacute;n y el rechazo del trabajo. La categor&iacute;a de trabajo se extiende, as&iacute;, hasta alcanzar una multiplicidad de terminales donde la explotaci&oacute;n queda velada. O hasta volverse el par trabajo/energ&iacute;a, clave para comprender la crisis energ&eacute;tica y financiera. El concepto de acumulaci&oacute;n originaria tambi&eacute;n se estira y se vuelve proceso en curso: las sucesivas crisis del capitalismo demandan nuevos cercamientos, con sus cuotas de violencia y despojo, sobre la tierra y sobre todas las formas de vida social. Una manera renovada de asumir la lucha de clases que pone en el centro el problema de los comunes como un modo de enfrentar al capitalismo en su fase totalitaria. Una lucha que involucra la producci&oacute;n y reproducci&oacute;n de la vida; la solidaridad entre trabajadores, mundo animal y naturaleza.</p>
  • <p>Es hablar de Friedrich Engels (1820 - 1895) y pensar de inmediato en Karl Marx. Lo contrario apenas ocurre. Aunque el propio Engels se describi&oacute; como &laquo;segundo viol&iacute;n&raquo;, no cabe subestimar su influencia en la vida y obra de Marx.</p> <p>En el marxismo-leninismo, estos viejos amigos, Marx y Engels, se convirtieron en una suerte de Jano. Pero la criatura bic&eacute;fala de la mitolog&iacute;a de los partidos marxistas nunca existi&oacute;. Engels desempe&ntilde;&oacute; su propio papel, &uacute;nico e influyente. Lo que est&aacute; fuera de duda es que sin Engels nunca hubiera existido Marx.</p> <p>Kr&auml;tke nos acerca a la figura singular del magnate del algod&oacute;n convertido en enterrador de la clase que le vio nacer haciendo un repaso de los principales elementos creativos que Engels introdujo en el pensamiento contempor&aacute;neo, as&iacute; como en el movimiento socialista&nbsp; internacional. Un libro clave para entender esta figura en el 200 aniversario de su nacimiento.</p>
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