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<p>En Visiones rebeldes Gayatri Gopinath lleva los estudios queer a interesarse por las invetigaciones sobre la diáspora y lo visual, mostrando la interrelación entre el afecto, el archivo, la región y la estética, por medio del análisis de un amplio espectro de la cultura visual queer contemporánea. Aborda el cine, el arte, la poesía y la fotografía, formas culturales -que Gopinath concibe como prácticas estéticas de la diáspora queer- que revelan la proximidad de historias presuntamente dispares del hogar y del desplazamiento (post)coloniales, y que son un producto de trayectorias diaspóricas. Critica las concepciones habituales de la diáspora que inevitablemente consolidan el Estado-nación, así como las concepciones de lo queer que ignoran las formaciones sexuales y de género regionales, para mostrar encuentros inesperados entre obras de artistas del Sur de Asia, de Oriente Medio, de África, de Australia, y la latinxs como Tracey Moffatt, Akram Zaatari, y Allan deSouza. Gopinath muestra que el arte de estas personas funciona como archivos regionales queer que expresan concepciones alternativas del tiempo, el espacio y las relaciones. Las ópticas queer producidas por estas prácticas visuales crean cartografías de Sur-a-Sur, de región-a-región, y de diáspora-a-región que cuestionan profundamente los estudios del área y los estudios de las disciplinas académicas. Gopinath aporta así nuevas perspectivas críticas sobre el colonialismo de repoblación, el imperio, la ocupación militar, la racionalización y la dislocación diaspórica, que marcan de forma indeleble los cuerpos y los paisajes.</p>
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<p>Este libro ofrece un conjunto de reflexiones que el campo de la salud debe absorber para incidir con conductas que promuevan la autonomía y la dignidad. Resulta consternadora la rémora de las viejas concepciones acerca de los procesos de salud-enfermedad, la ceguera cognitiva respecto de la generización inexorable de tales fenómenos y, muy especialmente, la recusa de percepción contextual para hacer inteligible el lenguaje del cuerpo que enuncia sus significados contrariando a los presupuestos naturales. A menudo he sostenido una advertencia, y me parece más que adecuado dar la bienvenida a este libro volviendo a ella: para quienes creen a pie juntillas que hay una lectura transparente de los fenómenos de la naturaleza, es bueno que sepan que la naturaleza no sabe que se llama naturaleza. Su lenguaje es el que hemos inventado, una arbitraria operación mediadora con la que damos por sentado principios y leyes. Conviene abdicar de su prepotencia, y hacer de la salud un estatuto libertario, tal como emerge como acicate de las páginas de este texto.</p> <p>Artículos de Dora Barrancos, Sabrina Balaña, Agostina Finielli, Carla Giuliano, Andrea Paz, Carlos Ramírez, Marta Dillon, Moira Pérez, Laura Contrera, Débora Tajer, Luciano Fabbri, Blas Radi, Karina Felitti, Valeria Salech, Violeta Osorio, Julieta Saulo y Ruth Zurbriggen.</p>
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<p>La performatividad es un concepto relativamente reciente. J. L. Austin lo introdujo en la filosofía del lenguaje en la década de los cincuenta para designar aquellas expresiones que, en las circunstancias apropiadas, hacen justo aquello que dicen que hacen (como cuando alguien exclama «te lo prometo»). Desde entonces ha sido sometido a intensos procesos de discusión, crítica y resignificación que lo han conducido a terrenos de reflexión teórica, filosófica y política progresivamente alejados de su contexto originario. </p> <p>Este libro explora, entre todos los trayectos posibles en el interior de estos debates, el modo en que la preocupación de Austin por comprender cómo hacemos cosas con palabras llegó a derivar en lo que Judith Butler, como feminista, como filósofa y como teórica queer, hace con la performatividad. </p> <p>Con este fin se atiende, en primer lugar, a un contexto genealógico en el que confluyen trabajos y discusiones explícitas sobre la performatividad lingüística (como los de Jacques Derrida, Jonathan Culler o Shoshana Felman) junto a la obra de otros autores que, si bien no la tratan explícitamente, hacen posible su particular recepción por parte de Butler, como Michel Foucault. </p> <p>En segundo lugar, se trata de entender la reformulación de la performatividad en el ámbito de las identidades sexuales y genéricas, con la que Butler desplaza género y sexo del conjunto de las cosas que somos al orden de las cosas que hacemos. Las relaciones entre cuerpo y lenguaje, materia y textualidad, sexo y género sufren así una transformación con efectos de largo alcance sobre la filosofía, los estudios de género y las políticas identitarias. </p> <p>El intercambio de críticas entre Butler y autores como Seyla Benhabib, Nancy Fraser o Pierre Bourdieu contribuye a entender parte de esos efectos, y también a profundizar en algunas de las prioridades políticas de nuestra autora: la resistencia a los efectos excluyentes de la normatividad genérica y, en particular, del sistema «dos sexos, dos géneros», en dirección a una versión más abierta, inclusiva y proliferante de la identidad.</p>