movimiento feminista

  • <p>Aunque en los &uacute;ltimos a&ntilde;os hayan reparado en las mujeres como sujeto hist&oacute;rico, los estudios siguen tentados en presentarlas con un tratamiento victimista. Y ya no se trata de que eso sea falso, que las mujeres -y, en este caso, las trabajadoras- consiguieron victorias, todo lo parciales que se quieran, pero victorias; sino que en estos tiempos tan complicados es necesario recordar que el desarrollo del movimiento feminista se debe gracias a las luchas de nuestras antepasadas que, lejos de limitarse al rol que les confer&iacute;a una sociedad mis&oacute;gina, se batieron por sus derechos, sabiendo movilizarse y organizarse.</p> <p>El presente estudio parte de un marco provinciano -el que ofrece la entonces provincia de Logro&ntilde;o, hoy Comunidad Aut&oacute;noma de La Rioja- con la idea de que son precisamente estos contextos, en los que se supone que nunca pasa nada, los que ofrecen un palco privilegiado para poder apreciar los cambios sociales, pol&iacute;ticos y culturales.</p> <p>Aleix Romero Pe&ntilde;a (Logro&ntilde;o, 1984). Despu&eacute;s de sus estudios secundarios y universitarios, finalizados con Matr&iacute;cula de Honor y Menci&oacute;n Honor&iacute;fica al Mejor Expediente Acad&eacute;mico -Premio Fin de Carrera seg&uacute;n la nomenclatura de la Universidad de La Rioja-, conoci&oacute; algunas de las caras m&aacute;s turbias del mundo acad&eacute;mico mientras cursaba su posgrado. Doctorado finalmente con una tesis que analiza la tantas veces malinterpretada Ilustraci&oacute;n espa&ntilde;ola centr&aacute;ndose en la figura de Mariano Luis de Urquijo (1769-1817), en la actualidad trabaja como profesor interino en distintos institutos riojanos, a la vez que colabora con medios alternativos como El Salto. Cree que la militancia -en su caso, en la Confederaci&oacute;n Nacional del Trabajo- no es &oacute;bice para que un historiador realice un trabajo serio y riguroso, siempre que mantenga una distancia con su tema de estudio y que no trate de enga&ntilde;ar a nadie&quot;.</p>
  • <p>La transici&oacute;n de la dictadura a la democracia no fue ni id&iacute;lica, ni ejemplar, ni consensuada, tampoco fue un simple proceso de maquillaje del franquismo. No se dieron las condiciones para la ruptura total con el r&eacute;gimen. No fueron suficientes ni el respaldo social, ni la fuerza, ni la unidad, ni la disposici&oacute;n de la heterog&eacute;nea oposici&oacute;n antifranquista para conseguir llevar a cabo la ruptura democr&aacute;tica.</p> <div>&nbsp;</div> <div>Entre los que pertenecen a la generaci&oacute;n de aquella controvertida transici&oacute;n quedan personas capaces de remover los rescoldos del pasado y buscar la verdad, por incomoda que sea, m&aacute;s all&aacute; de los mitos construidos. Este es el caso del libro que nos presenta Kepa Bilbao, que vivi&oacute; intensa y comprometidamente la &eacute;poca que nos relata. Su mirada cr&iacute;tica, alejada de la autocomplacencia y el conformismo, invita a reflexionar sobre el pasado y a aprender de los errores.</div> <div>&nbsp;</div> <div>La violencia ocupa todo el per&iacute;odo que abarca el libro e inspira su t&iacute;tulo. A&Ntilde;OS DE PLOMO es un documentado estudio de consulta obligada que trata con rigor hechos relevantes de una d&eacute;cada trascendental de nuestra historia (1975-1985). Un tiempo de una gran intensidad ideol&oacute;gica, repleta de ilusiones revolucionarias y fanatismos, de acontecimientos tr&aacute;gicos, de luces y sombras. Aborda el papel determinante que jug&oacute; el movimiento obrero en la crisis del franquismo, el surgimiento de los nuevos movimientos sociales (feminista, gay, euskaltzale, antinuclear, antimilitarista) y el an&aacute;lisis de las fuerzas antifranquistas que apoyaron el marco de la reforma pol&iacute;tica propuesta por la fracci&oacute;n reformista del franquismo. Dedica una especial atenci&oacute;n a las distintas fuerzas rupturistas, sin escatimar las cr&iacute;ticas. Como dice el autor: &ldquo;Se vivi&oacute; un momento de euforia por la utop&iacute;a hasta el punto que el sector m&aacute;s radical crey&oacute; que lo deseable era posible y bueno para la mayor&iacute;a social, posibilidad que pasaba por una ruptura a trav&eacute;s de la violencia&rdquo;.</div>
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