-
Entre el azar y la necesidad
18,00€Daniel Pont conoció de primera mano la prisión franquista y participó en la fundación de la COPEL. Su vida rebelde confronta el relato oficial de la Transición. -
<p>La vida de Manuel Martínez (Madrid, 1951) puede leerse como la historia subterránea de toda una generación de inadaptados sociales; jóvenes <em>de barrio</em> que se enfrentaron a una maquinaria represiva que no se detuvo con la muerte del dictador. Su peripecia vital puede leerse como una contrahistoria de la España —de esa España salvaje— de la segunda mitad del siglo XX, que pasó del tardofranquismo a una democracia de consumidores. Manuel entrará en el talego como un <em>chorizo</em>, como un quinqui de barrio, como uno más de los miles que sufrieron la aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes —más tarde de Peligrosidad Social—, y saldrá de prisión convertido en un expropiador.</p> <p>Ni es este otro libro carcelario ni la historia de Manuel Martínez es la historia de un héroe (en ocasiones es más bien la de un antihéroe). Es la narración de la vida en las barriadas madrileñas antes y durante el desarrollismo franquista, de la reclusión de Manuel durante década y media en todo tipo de instituciones de encierro y de su participación en la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL).</p> <p>Este testimonio es, además, la historia de las madres que no podían atender a sus hijos porque trabajaban de internas, de esas mujeres que se convertirían en «madres de presos» y que se organizarían antes que ellos para luchar por sus derechos. Es la historia de la migración interna y de la urbanización vertiginosa, de los barrios de chabolas y de los bloques de viviendas, de los <em>hippies </em>y de los yonquis, de la vida «deprisa, deprisa». La historia, también, del exilio, pues Manuel Martínez tendrá que marchar a América Latina, donde, sobre todo en Brasil, vivirá algunos de los momentos más felices de su vida en una pequeña comunidad de fugados de España y Portugal.</p>
-
Cárceles en llamas
24,00€<p>Cuando tras la muerte de Franco se abrieron las puertas de las prisiones para dejar salir a los opositores políticos a la dictadura, nadie imaginaba lo que vendría a continuación. Ante la omisión de su causa en las medidas de amnistía, los presos comunes subieron a los tejados para reclamar la libertad y un cambio radical del sistema penal y penitenciario.</p> <p>Al frente del movimiento de presos sociales, la COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha) firmó los manifiestos que acompañaron las huelgas de hambre, autolesiones y motines mediante los que se reivindicaron como víctimas del franquismo. La deriva cada vez más violenta de estas acciones, tanto en su desarrollo como en la respuesta gubernamental, marcó de forma indeleble los años de la Transición. Fue tal la relevancia que adquirieron las protestas y tanta la alarma social que generaron las imágenes dantescas de prisiones destrozadas y presos heridos o muertos, que el gobierno se vio empujado a emprender una reforma urgente del sistema penitenciario. Pero a pesar de su temprana aprobación, la reforma tardó bastantes años en ofrecer resultados y no todos estuvieron en la línea prevista, mientras las condiciones intramuros se degradaban a ritmo acelerado a causa de la proliferación del consumo de drogas y la masificación.</p> <p>A través del estudio de la conflictividad carcelaria de los años de la Transición, <em>Cárceles en llamas</em> explica en detalle el proceso de transformación de las prisiones franquistas hasta el sistema penitenciario vigente en nuestros días. Un recorrido atravesado por episodios oscuros y zonas de sombra sobre los que esta obra aporta luz y rigor, sin renunciar a un enfoque crítico que cuestiona el discurso hegemónico sobre el proceso que sentó los pilares del encierro contemporáneo en nuestro país.</p>