Editorial: Calúmnia edicions

ISBN: 9788412210750

55 págs.

Las cárceles y su influencia moral

sobre los presos

Tras el problema económico y tras el problema del Estado, quizás el más importante de todos sea el que concierne al control de los actos antisociales. La distribución de justicia fue siempre el principal instrumento para crear derechos y privilegios, pues se basaba en sólidos fundamentos de derechos constituidos; el problema de lo que ha de hacerse con los que cometen actos antisociales contiene en consecuencia en sí el gran problema del gobierno y del Estado. Es hora ya de que nos preguntemos si la condena a muerte o a la cárcel son justas.

5,00

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Piotr Kropotkin. Revolucionario y teórico del anarquismo (Moscú, 1842-Dmitrov, 1921). Nace en una familia aristócrata y es destinado a la carrera militar, sirviendo en el ejército ruso entre 1862 y 1867. Durante este periodo, dirigió dos expediciones a Siberia y Manchuria. En su estancia en Siberia adopta ideas anarquistas, influido por la lectura de Proudhon y su relación con antiguos compañeros de Mijaíl Bakunin. Tras la insurrección polaca de 1863, abandona el ejército y se dedica a la geografía, siendo nombrado oficial de la Sociedad Geográfica rusa y realizando exploraciones científicas en nombre de esta. Asume por estas fechas posturas opuestas al zarismo. En 1872 se afilia a la AIT, apoyando inicialmente al sector de Marx para luego unirse a la corriente de Bakunin en contra del liderazgo del primero. A su regreso a Rusia en 1874 es encarcelado por actividades revolucionarias, pero huye a Francia en 1876, participa en los intentos de reunificación del movimiento obrero internacional y funda Le Révolté. En 1882 es detenido, pasando a Inglaterra tras su excarcelamiento en 1886. Al estallar la revolución rusa (1917) regresa a su país, prestando su apoyo tanto al gobierno Kerenski como a Lenin; sin embargo, pronto critica el poder dictatorial bolchevique. Muere en 1921. El entierro de Kropotkin celebrado en Moscú en febrero de ese año, unos quince días antes de la sublevación de los marineros y trabajadores de Kronstadt que pedían respeto a las reivindicaciones obreras y libertad para los presos, que Lenin y Trotski resolverían a cañonazos, dio lugar a la última manifestación pública anarquista.
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Las cárceles y su influencia moral

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Tras el problema económico y tras el problema del Estado, quizás el más importante de todos sea el que concierne al control de los actos antisociales. La distribución de justicia fue siempre el principal instrumento para crear derechos y privilegios, pues se basaba en sólidos fundamentos de derechos constituidos; el problema de lo que ha de hacerse con los que cometen actos antisociales contiene en consecuencia en sí el gran problema del gobierno y del Estado. Es hora ya de que nos preguntemos si la condena a muerte o a la cárcel son justas.

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Piotr Kropotkin. Revolucionario y teórico del anarquismo (Moscú, 1842-Dmitrov, 1921). Nace en una familia aristócrata y es destinado a la carrera militar, sirviendo en el ejército ruso entre 1862 y 1867. Durante este periodo, dirigió dos expediciones a Siberia y Manchuria. En su estancia en Siberia adopta ideas anarquistas, influido por la lectura de Proudhon y su relación con antiguos compañeros de Mijaíl Bakunin. Tras la insurrección polaca de 1863, abandona el ejército y se dedica a la geografía, siendo nombrado oficial de la Sociedad Geográfica rusa y realizando exploraciones científicas en nombre de esta. Asume por estas fechas posturas opuestas al zarismo. En 1872 se afilia a la AIT, apoyando inicialmente al sector de Marx para luego unirse a la corriente de Bakunin en contra del liderazgo del primero. A su regreso a Rusia en 1874 es encarcelado por actividades revolucionarias, pero huye a Francia en 1876, participa en los intentos de reunificación del movimiento obrero internacional y funda Le Révolté. En 1882 es detenido, pasando a Inglaterra tras su excarcelamiento en 1886. Al estallar la revolución rusa (1917) regresa a su país, prestando su apoyo tanto al gobierno Kerenski como a Lenin; sin embargo, pronto critica el poder dictatorial bolchevique. Muere en 1921. El entierro de Kropotkin celebrado en Moscú en febrero de ese año, unos quince días antes de la sublevación de los marineros y trabajadores de Kronstadt que pedían respeto a las reivindicaciones obreras y libertad para los presos, que Lenin y Trotski resolverían a cañonazos, dio lugar a la última manifestación pública anarquista.
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