ISBN: 9788419833099

344 págs.

Colapso y revolución

Ensayos sobre teoría y política

La historia del siglo xx ha producido una innumerable cantidad de figuras fascinantes, de biografías volcadas en los procesos revolucionarios y en las trágicas guerras que atravesaron el siglo. Paul Mattick es sin duda una de ellas. Obrero tornero, desde muy joven implicado en la izquierda comunista alemana, víctima de la violenta represión que siguió a la Revolución de 1918 y siempre volcado en una continua actividad de autoformación y discusión. La singularidad de Mattick se cifra en una fidelidad sin mediaciones al principio que impulsó al movimiento obrero desde la Primera Internacional: que la revolución solo puede ser obra de los trabajadores mismos. Por eso, fue un crítico temprano e implacable no solo del reformismo, sino del leninismo bolchevique. A la vez, defendió la posibilidad de otro tipo de comunismo, resultado de las instituciones democráticas de poder obrero, los soviets, los consejos.
Condenado, como tantos otros, a la inactividad política en los años de la Guerra Fría, su esfuerzo se volcó entonces en una tarea que ya había comenzado a desarrollar en la década de 1930: el estudio de la tendencia a la crisis del capitalismo. El análisis de los límites y las contradicciones de la acumulación de capital parecían apuntar, inevitablemente, al colapso del sistema capitalista y con este a la posibilidad de una alternativa revolucionaria. En este sentido, destacan los trabajos teóricos en los que aborda las hipótesis primeras de Marx acerca de la caída de la tasa de ganancia, pero también sobre el New Deal y los límites de la economía mixta (Keynes), además de la discusión acerca de la tesis del capitalismo monopolista de Estado de Baran y Sweezy. Igualmente significativa es su crítica a Marcuse, así como a la conversión del marxismo en una ideología burguesa o el estudio del incipiente ecologismo de los años setenta. Temas, todos ellos, que tienen una abundante representación en los artículos contenidos en este volumen, y que convierten este libro en seguramente la representación más completa de su obra publicada en castellano.

25,00

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Paul Mattick (1904-1981), obrero autodidacta, es conocido como teórico de las crisis económicas y como miembro destacado del llamado comunismo de los consejos. Con catorce años, se unió a la organización juvenil de los espartaquistas y participó en la Revolución alemana. Arrestado varias veces, estuvo a punto de ser ejecutado en al menos dos ocasiones. Agotado el impulso revolucionario y frente al avance del emergente nacionalsocialismo, en 1926 decidió emigrar a Estados Unidos, donde colaboró con algunos de los emigrados de la Escuela de Frankfurt, volvió a editar el Chicagoer Arbeiter-Zeitung y se incorporó a las actividades de agitación de los wobblies. Tras la crisis de 1929, Mattick participó también activamente en el movimiento de los desempleados. Su posición en aquellos años se consolidó en una crítica ácida y continua a la socialdemocracia europea, así como al bolchevismo comunista. Su reivindicación de una lectura propiamente revolucionaria del marxismo, así como su defensa de la autonomía de la clase obrera, le llevaron a fundar algunas publicaciones y a colaborar con distintas experiencias políticas que se prolongaron hasta el final de su vida. Su crítica del keynesianismo de posguerra y el desarrollo de la tesis marxista de la inevitabilidad de la crisis y posterior colapso del capitalismo, le otorgaron un reconocimiento tardío en la rehabilitación de la crítica de los años sesenta y setenta.
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La historia del siglo xx ha producido una innumerable cantidad de figuras fascinantes, de biografías volcadas en los procesos revolucionarios y en las trágicas guerras que atravesaron el siglo. Paul Mattick es sin duda una de ellas. Obrero tornero, desde muy joven implicado en la izquierda comunista alemana, víctima de la violenta represión que siguió a la Revolución de 1918 y siempre volcado en una continua actividad de autoformación y discusión. La singularidad de Mattick se cifra en una fidelidad sin mediaciones al principio que impulsó al movimiento obrero desde la Primera Internacional: que la revolución solo puede ser obra de los trabajadores mismos. Por eso, fue un crítico temprano e implacable no solo del reformismo, sino del leninismo bolchevique. A la vez, defendió la posibilidad de otro tipo de comunismo, resultado de las instituciones democráticas de poder obrero, los soviets, los consejos.
Condenado, como tantos otros, a la inactividad política en los años de la Guerra Fría, su esfuerzo se volcó entonces en una tarea que ya había comenzado a desarrollar en la década de 1930: el estudio de la tendencia a la crisis del capitalismo. El análisis de los límites y las contradicciones de la acumulación de capital parecían apuntar, inevitablemente, al colapso del sistema capitalista y con este a la posibilidad de una alternativa revolucionaria. En este sentido, destacan los trabajos teóricos en los que aborda las hipótesis primeras de Marx acerca de la caída de la tasa de ganancia, pero también sobre el New Deal y los límites de la economía mixta (Keynes), además de la discusión acerca de la tesis del capitalismo monopolista de Estado de Baran y Sweezy. Igualmente significativa es su crítica a Marcuse, así como a la conversión del marxismo en una ideología burguesa o el estudio del incipiente ecologismo de los años setenta. Temas, todos ellos, que tienen una abundante representación en los artículos contenidos en este volumen, y que convierten este libro en seguramente la representación más completa de su obra publicada en castellano.

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Paul Mattick (1904-1981), obrero autodidacta, es conocido como teórico de las crisis económicas y como miembro destacado del llamado comunismo de los consejos. Con catorce años, se unió a la organización juvenil de los espartaquistas y participó en la Revolución alemana. Arrestado varias veces, estuvo a punto de ser ejecutado en al menos dos ocasiones. Agotado el impulso revolucionario y frente al avance del emergente nacionalsocialismo, en 1926 decidió emigrar a Estados Unidos, donde colaboró con algunos de los emigrados de la Escuela de Frankfurt, volvió a editar el Chicagoer Arbeiter-Zeitung y se incorporó a las actividades de agitación de los wobblies. Tras la crisis de 1929, Mattick participó también activamente en el movimiento de los desempleados. Su posición en aquellos años se consolidó en una crítica ácida y continua a la socialdemocracia europea, así como al bolchevismo comunista. Su reivindicación de una lectura propiamente revolucionaria del marxismo, así como su defensa de la autonomía de la clase obrera, le llevaron a fundar algunas publicaciones y a colaborar con distintas experiencias políticas que se prolongaron hasta el final de su vida. Su crítica del keynesianismo de posguerra y el desarrollo de la tesis marxista de la inevitabilidad de la crisis y posterior colapso del capitalismo, le otorgaron un reconocimiento tardío en la rehabilitación de la crítica de los años sesenta y setenta.
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