ISBN: 9788412799620

220 págs.

Edición: 2

Como los griegos (tapa blanda)

Treinta y tres recetas homéricas para disfrutar de la comida en buena compañía

Empecé a escribir Como los griegos para CTXT, en agosto de 2021. Se trataba de una sección semanal que iba a aparecer durante solo un mes, una apuesta por un formato divertido, experimental, repleto de datos y de vivencias.
En el primero de los artículos de la serie, que es el primero de los capítulos de este libro, se justifica el título de la sección –una frase magnífica de Goethe, ese hombre que emitía frases magníficas incluso cuando se daba en el dedo con el martillo–, y se expone la firme decisión de hablar de una comida sencilla y pura, clásica, a través de platos centenarios o inmemoriales, anónimos o de autores antiguos, pensada para compartir, para hablar con los amigos alrededor de una mesa. Se trata de abordar la cocina como acto de entrega, que es, propiamente, lo que es la cocina desde que un primer antepasado nuestro decidió cocinar (sabemos quién fue: un Homo erectus, hace un millón y medio de años). Es la cocina del placer, del placer de compartir, innato a nuestra especie.
Compartir es básico en la cocina humana. Tengo entendido que se puede acceder al placer sexual de manera individual y con cierto éxito. Por el contrario, es difícil acceder al placer del banquete sin banquete, de manera individual, solos. Yo, por ejemplo, cuando estoy solo, los escasos días en los que no cocino para nadie, como ganchitos.

23,00

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Prólogo Germán Labrador

Como los griegos (tapa blanda)

Treinta y tres recetas homéricas para disfrutar de la comida en buena compañía

23,00

Empecé a escribir Como los griegos para CTXT, en agosto de 2021. Se trataba de una sección semanal que iba a aparecer durante solo un mes, una apuesta por un formato divertido, experimental, repleto de datos y de vivencias.
En el primero de los artículos de la serie, que es el primero de los capítulos de este libro, se justifica el título de la sección –una frase magnífica de Goethe, ese hombre que emitía frases magníficas incluso cuando se daba en el dedo con el martillo–, y se expone la firme decisión de hablar de una comida sencilla y pura, clásica, a través de platos centenarios o inmemoriales, anónimos o de autores antiguos, pensada para compartir, para hablar con los amigos alrededor de una mesa. Se trata de abordar la cocina como acto de entrega, que es, propiamente, lo que es la cocina desde que un primer antepasado nuestro decidió cocinar (sabemos quién fue: un Homo erectus, hace un millón y medio de años). Es la cocina del placer, del placer de compartir, innato a nuestra especie.
Compartir es básico en la cocina humana. Tengo entendido que se puede acceder al placer sexual de manera individual y con cierto éxito. Por el contrario, es difícil acceder al placer del banquete sin banquete, de manera individual, solos. Yo, por ejemplo, cuando estoy solo, los escasos días en los que no cocino para nadie, como ganchitos.

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Prólogo Germán Labrador