La idea de la prisión surge en la historia como medio por el cual aislar y encerrar a aquellas personas que las autoridades consideraban molestas o subversivas a las leyes en vigencia, anormales a las pautas sociales establecidas. A lo largo de la historia, las cárceles y sus mazmorras han sido aplicadas de formas diferentes; pero siempre, absolutamente siempre, han constituido, bien en la era medieval, bien en la era moderna o contemporánea, una herramienta del poder impuesto, e1 medio coercitivo de reyes, de militares y de políticos.

El estado es un aparato de poder que basa su existencia en el crimen y en el robo, y que envilece, con sus fórmulas autoritarias e injustas de organización social, la convivencia de la sociedad, corrompiéndola y enfrentándola entre sí. No podemos querer ni pretender eliminar el delito ni la prisión, dejando intacto al mayor criminal de la historia: el estado. Debemos abolirlo y con el a todos esos representantes corruptos que viven a costa de los demás.

Es imprescindible acabar con el estado y con todas sus formas represivas, para desde sus ruinas edificar una nueva estructura social organizada según las necesidades populares.

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Después de editar el libro de los textos y demás aportaciones de Xosé Tarrío “Que la lucha no muera. Contra la adversidad: rebeldía y amistad”, y tras finalizar uno de los juicios en los que estaba involucrada, acusada por denunciar una de las tantas muertes que suceden en los diferentes lugares de encierro (comisarías, calabozos, cárceles, psiquiátricos, cárceles de menores, CIES…), Pastora, la mamá de Xosé, nos pasó estos dos textos inéditos mecanografiados. El primero “Contra las cárceles y el estado”, fue publicado resumido y con algunas erratas en la revista La Campana, pero no lo incluimos en el libro Que la lucha no muera pues sabíamos que estaba incompleto. El segundo texto, “Teixeiro: una prisión modelo” lo escribió Xosé al año de su inauguración.

También hemos incluido su emotiva última carta, así como 3 cartitas escritas con todo el amor y la ternura a su madre desde varios presidios. Pastora aporta la introducción y el epílogo “Carta de una madre”, donde apela a que no se deje de denunciar para que lo que pasó su hijo Xosé no se repita con ninguna madre más.