Editorial: Virus Editorial

Colección: fuera de colección

ISBN: 8460572463

254 págs.

Cuentos para una soledad desvelada

La rebelión zapatista es una incómoda molestia en el vertiginoso camino de la modernidad que convierte a cada gobierno en un gerente de piso, cada riqueza nacional en una mercancia en el estante de las bolsas de valores, cada dignidad en una oferta de mercancía fuera de temporada, y cada historia en un fascículo coleccionable e inútil.

Es necesario construir una nueva cultura política. Esta nueva cultura política puede surgir de una nueva forma de ver el Poder. No se trata de tomar el Poder, sino de revolucionar su relación con quienes lo ejercen y con quienes lo padecen.

El zapatismo no es una nueva ideología política o un refrito de viejas ideologías. El zapatismo no es, no existe. Sólo sirva, como sirven los puentes, para cruzar de un lado a otro. Por tanto, en el zapatismo caben todos, todos los que quieran cruzar de un lado a otro lado. Cada quien tiene su uno y otro lado. No hay recetas, líneas, estrategias, tácticas, leyes, reglamentos o consignas universales. Sólo hay un anhelo: construir un mundo mejor, es decir, nuevo.

En resumen: el zapatismo no es de nadie y, por lo tanto, es de todos.
—Subcomandante Insurgente Marcos

12,00

Sin existencias

Sin existencias

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Categorías: América Latina, Narrativa

 
El Viejo Antonio, campesino indígena chiapaneco, casado con Doña Juanita, con dos hijos: el mayor, Antonio, y la menor, que fallece de hambre. El Viejo Antonio, fumador de cigarros forjados con "doblador", actuó como traductor en los orígenes del EZLN, cuando Marcos y un grupo aún reducido de guerrilleros, llegaron a su comunidad. En esta primera entrada a un poblado, el Viejo Antonio explicaba a los visitantes "lo que eran y lo que deberían ser". Su aporte fundamental fue, según Marcos, "hacernos entender a los zapatistas la especificidad de la cuestión indígena en las montañas del sureste": "te recuerdo que estás aquí, y aquí esto es lo que pasa". El Viejo Antonio muere de tuberculosis en mayo de 1994. Al morir envía a Marcos un relato que habla de los dioses que se sacrifican para hacer el sol y la luna, y de por qué el carbón es negro y sin embargo de ahí viene la luz... Marcos lo trascribe en la posdata de uno de sus comunicados y el Viejo Antonio se transforma en personaje, en referente, en imprescindible elemento de comunicación entre el mundo mestizo y el mundo indígena y su cultura.
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La rebelión zapatista es una incómoda molestia en el vertiginoso camino de la modernidad que convierte a cada gobierno en un gerente de piso, cada riqueza nacional en una mercancia en el estante de las bolsas de valores, cada dignidad en una oferta de mercancía fuera de temporada, y cada historia en un fascículo coleccionable e inútil.

Es necesario construir una nueva cultura política. Esta nueva cultura política puede surgir de una nueva forma de ver el Poder. No se trata de tomar el Poder, sino de revolucionar su relación con quienes lo ejercen y con quienes lo padecen.

El zapatismo no es una nueva ideología política o un refrito de viejas ideologías. El zapatismo no es, no existe. Sólo sirva, como sirven los puentes, para cruzar de un lado a otro. Por tanto, en el zapatismo caben todos, todos los que quieran cruzar de un lado a otro lado. Cada quien tiene su uno y otro lado. No hay recetas, líneas, estrategias, tácticas, leyes, reglamentos o consignas universales. Sólo hay un anhelo: construir un mundo mejor, es decir, nuevo.

En resumen: el zapatismo no es de nadie y, por lo tanto, es de todos.
—Subcomandante Insurgente Marcos

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Editorial: Virus Editorial

Colección: fuera de colección

ISBN: 8460572463

254 págs.

El Viejo Antonio, campesino indígena chiapaneco, casado con Doña Juanita, con dos hijos: el mayor, Antonio, y la menor, que fallece de hambre. El Viejo Antonio, fumador de cigarros forjados con "doblador", actuó como traductor en los orígenes del EZLN, cuando Marcos y un grupo aún reducido de guerrilleros, llegaron a su comunidad. En esta primera entrada a un poblado, el Viejo Antonio explicaba a los visitantes "lo que eran y lo que deberían ser". Su aporte fundamental fue, según Marcos, "hacernos entender a los zapatistas la especificidad de la cuestión indígena en las montañas del sureste": "te recuerdo que estás aquí, y aquí esto es lo que pasa". El Viejo Antonio muere de tuberculosis en mayo de 1994. Al morir envía a Marcos un relato que habla de los dioses que se sacrifican para hacer el sol y la luna, y de por qué el carbón es negro y sin embargo de ahí viene la luz... Marcos lo trascribe en la posdata de uno de sus comunicados y el Viejo Antonio se transforma en personaje, en referente, en imprescindible elemento de comunicación entre el mundo mestizo y el mundo indígena y su cultura.
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