ISBN: 9788472908178

232 págs.

De mujeres, palabras y alfileres

El patriarcado en el lenguaje

 
 

Esta obra lanza una mirada crítica hacia la lengua castellana y examina los modos en que trasmite una visión cultural androcéntrica y sexista. La antigua y abusiva identificación entre varón y ser humano enraizada en el lenguaje fijó en la norma gramatical la sobrerrepresentación de lo masculino El patriarcado toma cuerpo de múltiples maneras a través del lenguaje: contamina metáforas, tiñe el léxico, tuerce las definiciones, se agazapa en los discursos, campea en el refranero, se filtra en las expresiones cotidianas, se espesa en las injurias, se declara y alardea, se escribe, se canta y, en fin, se encarga de que sea abundante la cosecha y permanente la plantación. Los modos de decir afectan los modos de percibir. Por lo tanto, muchas personas, sobre todo mujeres eruditas, estudiosas o solo sensibles, han señalado los ocultamientos y jerarquizaciones que tal norma implica. Otras, por el contrario, reclaman que esto es irrevocable porque, para cambiar gramática, discursos, palabras y expresiones, hay que cambiar la cultura que les dio origen y los mantiene en pie, y eso va para largo, si es que va. La idea es persuadir de que es mejor cruzarse de brazos porque al patriarcado no hay quien lo mueva; sin embargo, la lengua lo sostiene como los contrafuertes a las viejas catedrales: si se menea el contrafuerte, el edificio se tambalea.

15,00

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Categorías: Género y Feminismo

 

De mujeres, palabras y alfileres

El patriarcado en el lenguaje

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Esta obra lanza una mirada crítica hacia la lengua castellana y examina los modos en que trasmite una visión cultural androcéntrica y sexista. La antigua y abusiva identificación entre varón y ser humano enraizada en el lenguaje fijó en la norma gramatical la sobrerrepresentación de lo masculino El patriarcado toma cuerpo de múltiples maneras a través del lenguaje: contamina metáforas, tiñe el léxico, tuerce las definiciones, se agazapa en los discursos, campea en el refranero, se filtra en las expresiones cotidianas, se espesa en las injurias, se declara y alardea, se escribe, se canta y, en fin, se encarga de que sea abundante la cosecha y permanente la plantación. Los modos de decir afectan los modos de percibir. Por lo tanto, muchas personas, sobre todo mujeres eruditas, estudiosas o solo sensibles, han señalado los ocultamientos y jerarquizaciones que tal norma implica. Otras, por el contrario, reclaman que esto es irrevocable porque, para cambiar gramática, discursos, palabras y expresiones, hay que cambiar la cultura que les dio origen y los mantiene en pie, y eso va para largo, si es que va. La idea es persuadir de que es mejor cruzarse de brazos porque al patriarcado no hay quien lo mueva; sin embargo, la lengua lo sostiene como los contrafuertes a las viejas catedrales: si se menea el contrafuerte, el edificio se tambalea.

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