El final está cerca, pero el comienzo también
Desde el marxismo, reflexiones para la recuperación del ecologismo
Un elemento central, que subyace en cada parte del libro, es entender, y a veces explicar, las causas por las que el paradigma ecológico centra su objeto de preocupación casi exclusivamente en el buen o mal uso de los recursos naturales, con total olvido del capitalismo, en tanto y cuanto es propietario y transformador de los mismos en mercancías, lo que Scott Prudham llama “reconversión (commodification) de la naturaleza (humana y no humana)” en mercancías, así como es el principal responsable de la destrucción ambiental que denuncia el ecologismo. Una denuncia de los hechos sin implicar a los responsables, así como dar a entender que la economía ecológica (EE) establece que, de lo que no existe no duda; por tanto, si el capitalismo no existe, ¿para qué cuestionarlo? Incluso para los ecologistas que reconocen la existencia del sistema, el capitalismo “no es un problema si puede estar controlado: [sólo hay que] cambiar el sistema fiscal de forma que los impuestos recaigan sobre el capital y no el trabajo; gravar la extracción de recursos energéticos y naturales; aumentar la ocupación laboral y dar bonificaciones a la gente cuidadosa del medio ambiente; estimular en la población la creación de energía propia; hacer que los automóviles consuman menos y más limpio; que la alimentación sea más sana, etc.”.
Sin embargo, para muchos autores, el capitalismo no sólo existe, sino que es el responsable palmario de la devastación de la naturaleza: “la base natural vital de nuestra propia existencia, es directamente atacada por la devastadora invasión del capital en el mundo natural en el cual los seres humanos deben sobrevivir o perecer”. Es más, la imparable e indispensable commodification de la naturaleza por el capitalismo hace que esta esté cada vez más atada al circuito de la producción y comercialización de las mercancías. Todo esto hace que la preocupación por las razones de la ausencia del paradigma marxista en la interpretación ecologista de tal dilapidación se convierta en otro elemento central del libro; ¿a qué se debe esta negación? El resultado de la contrastación de ambos paradigmas, ecológico y marxista, tanto en el despilfarro y la commodification de los recursos naturales, así como con la explotación humana, me lleva a la conclusión y posicionamiento que “la superación de la estructura capitalista [ha de tener] prioridad, porque la destrucción de la naturaleza es una consecuencia, no la causa de la barreras de este sistema”.
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Categorías: Ecología y Urbanismo, Filosofia
El final está cerca, pero el comienzo también
Desde el marxismo, reflexiones para la recuperación del ecologismo
Un elemento central, que subyace en cada parte del libro, es entender, y a veces explicar, las causas por las que el paradigma ecológico centra su objeto de preocupación casi exclusivamente en el buen o mal uso de los recursos naturales, con total olvido del capitalismo, en tanto y cuanto es propietario y transformador de los mismos en mercancías, lo que Scott Prudham llama “reconversión (commodification) de la naturaleza (humana y no humana)” en mercancías, así como es el principal responsable de la destrucción ambiental que denuncia el ecologismo. Una denuncia de los hechos sin implicar a los responsables, así como dar a entender que la economía ecológica (EE) establece que, de lo que no existe no duda; por tanto, si el capitalismo no existe, ¿para qué cuestionarlo? Incluso para los ecologistas que reconocen la existencia del sistema, el capitalismo “no es un problema si puede estar controlado: [sólo hay que] cambiar el sistema fiscal de forma que los impuestos recaigan sobre el capital y no el trabajo; gravar la extracción de recursos energéticos y naturales; aumentar la ocupación laboral y dar bonificaciones a la gente cuidadosa del medio ambiente; estimular en la población la creación de energía propia; hacer que los automóviles consuman menos y más limpio; que la alimentación sea más sana, etc.”.
Sin embargo, para muchos autores, el capitalismo no sólo existe, sino que es el responsable palmario de la devastación de la naturaleza: “la base natural vital de nuestra propia existencia, es directamente atacada por la devastadora invasión del capital en el mundo natural en el cual los seres humanos deben sobrevivir o perecer”. Es más, la imparable e indispensable commodification de la naturaleza por el capitalismo hace que esta esté cada vez más atada al circuito de la producción y comercialización de las mercancías. Todo esto hace que la preocupación por las razones de la ausencia del paradigma marxista en la interpretación ecologista de tal dilapidación se convierta en otro elemento central del libro; ¿a qué se debe esta negación? El resultado de la contrastación de ambos paradigmas, ecológico y marxista, tanto en el despilfarro y la commodification de los recursos naturales, así como con la explotación humana, me lleva a la conclusión y posicionamiento que “la superación de la estructura capitalista [ha de tener] prioridad, porque la destrucción de la naturaleza es una consecuencia, no la causa de la barreras de este sistema”.