ISBN: 8424507592

448 págs.

La explosión del desorden

La metrópoli como espacio de crisis global

El actual modelo productivo, económico y social, basado en la lógica del crecimiento y la acumulación, genera en su evolución un orden aparente —cimentado sobre crecientes desigualdades—, que engendra a su vez un desorden creciente de índole interna —económica y social— y externa —ambiental—, al disolver y absorber estructuras previas que tenían un mayor grado de orden interno y una relación más equilibrada con el medio, es importante señalar que el orden aparente del presente modelo se sustenta en un aumento constante del consumo energético.

Es decir, al contrario que los procesos de creación y evolución de la vida sobre el planeta, que son capaces de crear orden —a partir de la energía solar que les llega, como sistemas abiertos que son, del exterior— en contraposición a la tendencia global del Universo hacia el desorden —o la entropía, de acuerdo con la segunda ley de la Termodinámica de degradación de la energía—, el modelo vigente contribuye de forma acelerada a la creación de desorden a todos los niveles, precipitando los procesos entrópicos.

Este desorden se manifiesta de forma preponderante en las grandes concentraciones urbanas: las metrópolis, que son los núcleos principales de acumulación y consumo, que actúan como los espacios clave de apropiación de recursos de todo tipo y de impacto sobre el entorno, y que concentran espacialmente los mayores grados de desigualdad social.

El libre despliegue del modelo genera, pues, tres tipos de crisis: la económica —por los cada día mayores desequilibrios de este tipo que provoca—, la sociopolítica —por la creciente ingobernabilidad de lo social que desata—, y la ambiental —por el progresivo agotamiento de recursos no renovables y deterioro del entorno que su funcionamiento supone—. Crisis que evidentemente se interrelacionan y realimentan mutuamente.

El orden aparente del modelo necesita para mantenerse y desarrollarse recurrir, cada vez más, a mecanismos coercitivos y represivos para controlar el progresivo desorden en que incurre, lo que produce, junto con la tendencia hacia la creación de megaestucturas —derivada de la lógica interna de gradual incremento de tamaño de sus unidades productivas y de gestión—, una creciente ineficacia y coste económico que dificulta el funcionamiento del propio modelo.

Por otro lado, el modelo, que se inició en su momento en el Centro, necesita, para seguir creciendo y acumulando, una cada día mayor proyección planetaria; es decir, precisa, para mantenerse, recurrir cada vez más a la explotación y rapiña de la Periferia, que se justifica —y enmascara— siempre en aras de la necesaria "modernización", estableciéndose unas desigualdades Centro-Periferia que van en constante aumento.

Si bien es conveniente apuntar que no existe una Periferia homogénea, al igual que tampoco se da un Centro isótropo, sino que se configura un gradiente de Periferias según las relaciones que se establecen y se imponen desde el Centro. En este marco, las tendencias de concentración urbana adoptan formas distintas en el Centro y en la Periferia, por el carácter dependiente que adquieren los procesos de urbanización en esta última; en cuyas metrópolis se disparan actualmente los procesos de crecimiento demográfico.

17,30

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Ramón Fernández Durán es ingeniero de caminos, urbanista y militante de Ecologistas en Acción. Es uno de los autores de referencia en la crítica del capitalismo global como motor de desarrollo y de lo que él mismo ha denominado como "globalización armada". Entre sus trabajos más destacados están La explosión del desorden (ed. Fundamentos, 1996), El movimiento alternativo en la RFA. El caso de Berlín (ed. La Idea, 1985) o Contra la Europa del Capital y la globalización económica (Talasa, 1996). Con Virus ha editado varias de sus obras en los últimos años, donde analiza acontecimientos de crucial importancia: Capitalismo (financiero) global y guerra permanente (2003), La compleja construcción de la Europa superpotencia (2005), El tsunami urbanizador español y mundial (2006), El crepúsculo de la era trágica del petróleo. Pico del oro negro y colapso financiero y ecológico mundial, Tercera Piel. Sociedad de la imagen y conquista del alma (2010), El Estado y la conflictividad político-social en el siglo XX. Claves para entender la crisis del siglo XXI (2010) y El Antropoceno. La expansión del capitalismo global choca con la biosfera (2011) En marzo de 2011 Ramón Fernández Durán comunicaba públicamente su decisión de abandonar el tratamiento que estaba siguiendo por una dura enfermedad, anunciando su decisión de optar por una muerte digna escogida por él mismo. El 10 de mayo de 2011 le llegó la muerte, mientras en decenas de ciudades se presentaban sus dos últimos libros y se le homenajeaba entre las personas y los colectivos que trabajaron con él o que lo tuvieron como un referente. Aquí podéis leer su carta de despedida Carta de despedida de Ramón Fernández Durán
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La explosión del desorden

La metrópoli como espacio de crisis global

17,30

El actual modelo productivo, económico y social, basado en la lógica del crecimiento y la acumulación, genera en su evolución un orden aparente —cimentado sobre crecientes desigualdades—, que engendra a su vez un desorden creciente de índole interna —económica y social— y externa —ambiental—, al disolver y absorber estructuras previas que tenían un mayor grado de orden interno y una relación más equilibrada con el medio, es importante señalar que el orden aparente del presente modelo se sustenta en un aumento constante del consumo energético.

Es decir, al contrario que los procesos de creación y evolución de la vida sobre el planeta, que son capaces de crear orden —a partir de la energía solar que les llega, como sistemas abiertos que son, del exterior— en contraposición a la tendencia global del Universo hacia el desorden —o la entropía, de acuerdo con la segunda ley de la Termodinámica de degradación de la energía—, el modelo vigente contribuye de forma acelerada a la creación de desorden a todos los niveles, precipitando los procesos entrópicos.

Este desorden se manifiesta de forma preponderante en las grandes concentraciones urbanas: las metrópolis, que son los núcleos principales de acumulación y consumo, que actúan como los espacios clave de apropiación de recursos de todo tipo y de impacto sobre el entorno, y que concentran espacialmente los mayores grados de desigualdad social.

El libre despliegue del modelo genera, pues, tres tipos de crisis: la económica —por los cada día mayores desequilibrios de este tipo que provoca—, la sociopolítica —por la creciente ingobernabilidad de lo social que desata—, y la ambiental —por el progresivo agotamiento de recursos no renovables y deterioro del entorno que su funcionamiento supone—. Crisis que evidentemente se interrelacionan y realimentan mutuamente.

El orden aparente del modelo necesita para mantenerse y desarrollarse recurrir, cada vez más, a mecanismos coercitivos y represivos para controlar el progresivo desorden en que incurre, lo que produce, junto con la tendencia hacia la creación de megaestucturas —derivada de la lógica interna de gradual incremento de tamaño de sus unidades productivas y de gestión—, una creciente ineficacia y coste económico que dificulta el funcionamiento del propio modelo.

Por otro lado, el modelo, que se inició en su momento en el Centro, necesita, para seguir creciendo y acumulando, una cada día mayor proyección planetaria; es decir, precisa, para mantenerse, recurrir cada vez más a la explotación y rapiña de la Periferia, que se justifica —y enmascara— siempre en aras de la necesaria "modernización", estableciéndose unas desigualdades Centro-Periferia que van en constante aumento.

Si bien es conveniente apuntar que no existe una Periferia homogénea, al igual que tampoco se da un Centro isótropo, sino que se configura un gradiente de Periferias según las relaciones que se establecen y se imponen desde el Centro. En este marco, las tendencias de concentración urbana adoptan formas distintas en el Centro y en la Periferia, por el carácter dependiente que adquieren los procesos de urbanización en esta última; en cuyas metrópolis se disparan actualmente los procesos de crecimiento demográfico.

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Ramón Fernández Durán es ingeniero de caminos, urbanista y militante de Ecologistas en Acción. Es uno de los autores de referencia en la crítica del capitalismo global como motor de desarrollo y de lo que él mismo ha denominado como "globalización armada". Entre sus trabajos más destacados están La explosión del desorden (ed. Fundamentos, 1996), El movimiento alternativo en la RFA. El caso de Berlín (ed. La Idea, 1985) o Contra la Europa del Capital y la globalización económica (Talasa, 1996). Con Virus ha editado varias de sus obras en los últimos años, donde analiza acontecimientos de crucial importancia: Capitalismo (financiero) global y guerra permanente (2003), La compleja construcción de la Europa superpotencia (2005), El tsunami urbanizador español y mundial (2006), El crepúsculo de la era trágica del petróleo. Pico del oro negro y colapso financiero y ecológico mundial, Tercera Piel. Sociedad de la imagen y conquista del alma (2010), El Estado y la conflictividad político-social en el siglo XX. Claves para entender la crisis del siglo XXI (2010) y El Antropoceno. La expansión del capitalismo global choca con la biosfera (2011) En marzo de 2011 Ramón Fernández Durán comunicaba públicamente su decisión de abandonar el tratamiento que estaba siguiendo por una dura enfermedad, anunciando su decisión de optar por una muerte digna escogida por él mismo. El 10 de mayo de 2011 le llegó la muerte, mientras en decenas de ciudades se presentaban sus dos últimos libros y se le homenajeaba entre las personas y los colectivos que trabajaron con él o que lo tuvieron como un referente. Aquí podéis leer su carta de despedida Carta de despedida de Ramón Fernández Durán
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