La historia y sus límites
Humano, animal, violencia
Dominick LaCapra, articula las relaciones entre la historia intelectual, la historia cultural y la teoría crítica, examinando el reciente auge de la «Teoría de la praxis» y sondeando las limitaciones de las formas de humanismo predominantes. Se centra en el problema de la interpretación de casos extremos, concretamente acontecimientos y experiencias que implican violencia y victimización. Se pregunta cómo los historiadores tratan y a la vez se implican en los procesos traumáticos que intentan representar. Al abordar estas cuestiones, también investiga el impacto de la violencia en diversos tipos de escritura y establece un papel distintivo para la teoría crítica frente a una estética de lo sublime insuficientemente discriminativa.
LaCapra indaga en el fenómeno relacionado del recurso a lo «postsecular», incluso a lo mesiánico o lo milagroso, en los recientes análisis teóricos de acontecimientos extremos realizados por figuras como Giorgio Agamben, Eric L. Santner y Slavoj Žižek. En una línea relacionada con lo anterior, habla de la evocadora —si no cautivadora— interpretación de Martin Heidegger de «El origen de la obra de arte». Y somete a escrutinio crítico la forma en que la violencia se ha valorizado en términos sacrificiales, regeneradores o redentores por parte de una serie de importantes intelectuales modernos tanto de extrema derecha como de extrema izquierda, incluyendo a Georges Sorel, el primer Walter Benjamin, Georges Bataille, Frantz Fanon y Ernst Jünger.
La violencia y la victimización tienen un papel prominente en la relación entre el humano y el animal. LaCapra cuestiona el antropocentrismo predominante y la vieja búsqueda de un criterio decisivo que separe o divida lo humano de lo animal. Considera que esta tentativa de establecer una diferencia es errónea y potencialmente peligrosa, puesto que hace insuficientemente problemático el modo en que los humanos tratan a otros animales e interactúan con el medio ambiente. Al plantear la cuestión de las transformaciones deseables en la modernidad, examina la legitimidad de los límites normativos necesarios para la vida en común y explora el desconcertante papel de las iniciativas transgresoras más allá de los límites (incluyendo los límites que impiden reconocer que los propios humanos son animales).
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Categorías: Filosofia
La historia y sus límites
Humano, animal, violencia
Dominick LaCapra, articula las relaciones entre la historia intelectual, la historia cultural y la teoría crítica, examinando el reciente auge de la «Teoría de la praxis» y sondeando las limitaciones de las formas de humanismo predominantes. Se centra en el problema de la interpretación de casos extremos, concretamente acontecimientos y experiencias que implican violencia y victimización. Se pregunta cómo los historiadores tratan y a la vez se implican en los procesos traumáticos que intentan representar. Al abordar estas cuestiones, también investiga el impacto de la violencia en diversos tipos de escritura y establece un papel distintivo para la teoría crítica frente a una estética de lo sublime insuficientemente discriminativa.
LaCapra indaga en el fenómeno relacionado del recurso a lo «postsecular», incluso a lo mesiánico o lo milagroso, en los recientes análisis teóricos de acontecimientos extremos realizados por figuras como Giorgio Agamben, Eric L. Santner y Slavoj Žižek. En una línea relacionada con lo anterior, habla de la evocadora —si no cautivadora— interpretación de Martin Heidegger de «El origen de la obra de arte». Y somete a escrutinio crítico la forma en que la violencia se ha valorizado en términos sacrificiales, regeneradores o redentores por parte de una serie de importantes intelectuales modernos tanto de extrema derecha como de extrema izquierda, incluyendo a Georges Sorel, el primer Walter Benjamin, Georges Bataille, Frantz Fanon y Ernst Jünger.
La violencia y la victimización tienen un papel prominente en la relación entre el humano y el animal. LaCapra cuestiona el antropocentrismo predominante y la vieja búsqueda de un criterio decisivo que separe o divida lo humano de lo animal. Considera que esta tentativa de establecer una diferencia es errónea y potencialmente peligrosa, puesto que hace insuficientemente problemático el modo en que los humanos tratan a otros animales e interactúan con el medio ambiente. Al plantear la cuestión de las transformaciones deseables en la modernidad, examina la legitimidad de los límites normativos necesarios para la vida en común y explora el desconcertante papel de las iniciativas transgresoras más allá de los límites (incluyendo los límites que impiden reconocer que los propios humanos son animales).