La voz común, una poética para reocupar la vida
Como es propio de todos los textos de la colección “contratiempos”, el libro de Antonio Orihuela tiene la forma de un manifiesto o “panfleto” en el que se reivindica, en este caso, una decidida y comprometida apuesta de la poesía (de la escritura en general, pero de la poesía en particular) por la generación de sentidos críticos que contribuyan a cambiar el mundo. Así, el texto critica las pretensiones de algunas formas de escritura que parecen interesadas en mantenerse al margen de los conflictos o en presentarse desde una “altura” desde la que mirarlos como algo “ajeno”.
El escritor, el poeta, es un trabajador de la palabra que, quiéralo o no, produce efectos de reconocimiento, de sometimiento o de rebeldía y, así, el escritor “comprometido” debe ejercer su compromiso también en la escritura misma (en su forma y en su contenido). De esta manera, el libro viene a constituirse en una especie de “poética” crítica desde la que Antonio Orihuela da cuenta de su propia producción y lanza un reto a toda una generación de auto-denominados “poetas críticos”.
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La voz común, una poética para reocupar la vida
Como es propio de todos los textos de la colección “contratiempos”, el libro de Antonio Orihuela tiene la forma de un manifiesto o “panfleto” en el que se reivindica, en este caso, una decidida y comprometida apuesta de la poesía (de la escritura en general, pero de la poesía en particular) por la generación de sentidos críticos que contribuyan a cambiar el mundo. Así, el texto critica las pretensiones de algunas formas de escritura que parecen interesadas en mantenerse al margen de los conflictos o en presentarse desde una “altura” desde la que mirarlos como algo “ajeno”.
El escritor, el poeta, es un trabajador de la palabra que, quiéralo o no, produce efectos de reconocimiento, de sometimiento o de rebeldía y, así, el escritor “comprometido” debe ejercer su compromiso también en la escritura misma (en su forma y en su contenido). De esta manera, el libro viene a constituirse en una especie de “poética” crítica desde la que Antonio Orihuela da cuenta de su propia producción y lanza un reto a toda una generación de auto-denominados “poetas críticos”.