¿Y si ser reina no fuera tan buen plan? Reina nació así, siendo reina, con una corona puesta desde la cuna. Una corona que tiene sus ventajas, pero que en realidad no le gusta nada. En el cole le impide la voltereta y estropea todo tanto jugando al escondite como intentando disfrutar de una fiesta… ¿Cómo quitarse de encima esa cosa molesta que no sirve para nada? Ojalá con ayuda de sus compis consiga quitarla. Myriam Cameros plantea así un hermoso cuento que nos ayuda a leer la necesidad de lo común en la ruptura de los cánones sociales sobre todos planean… incluso cuando estos toman la forma de una corona. Myriam Cameros Sierra (Iruña, 1978) es una de las ilustradoras más reconocidas a nivel estatal. Su recorrido en la educación formal la llevó por Valencia (UPV, Bellas Artes) y Barcelona (UAB, ilustración aplicada y literatura infantil), ciudad en la que tendría no poco contacto con las militancias o experimentaciones afectivas que luego recibirían la etiqueta de pornoterrorismo. En 2008, ilustró, bajo guión de Nunila López, La cenicienta que no quería comer perdices. A base de presentaciones en ámbitos militantes consiguieron dar a la primera versión autoeditada de la obra un éxito que terminaría atrayendo a la editorial Planeta, que se encargaría de hacer una edición posterior pronto convertida en gran éxito comercial. Posteriormente llegarían ediciones en euskera (Txalaparta) y catalán (Eds. 62) para esta obra. También con Planeta y Nunila publicó, en 2012, sus Cuentos para antes de despertar. De Planeta saltó a un sello entonces incipiente, Nubeocho, para crear, con guión de Andrés José Carlos, El pirata de la pata de palo. Tras unos pocos años menos visible pero muy activa en cursos de agitación gráfica, en 2018 salió a la luz el Bestiario secreto de niñas malas, de nuevo con Planeta (Destino), pero con guión esta vez de Gabriela Larralde, y en 2019 el premiado (Premio Bruguera) Tierra trágame, con David Priego de guionista. Más información: dibujandoconlaluna.com