«Me llamo Mila, tengo 36 años y soy gorda. Ya sé que suena a presentación para una asamblea de 'obesos anónimos', pero eso es lo que me repito todas las mañanas en el cuarto de baño (…) Si la anorexia es bella yo desde luego soy un desastre». Con estas palabras se presenta Mila Santacruz, una peluquera del barrio madrileño de Malasaña, convertida en detective para seguir la pista de una compañera de trabajo dominicana desaparecida en extrañas circunstancias que ha podido recaer con muy malas compañías. De los bajos fondos de Madrid a las costas de Pontevedra, del hampa y la prostitución al mundo de las instituciones caritativas y piadosas, Mila realiza un extraño viaje repleto de incidencias y aventuras que sólo resultan divertidas, a veces desternillantes, cuando se recuerdan y relatan con el indestructible sentido del humor y la autoironía que definen a este personaje difícil de olvidar.