Joseph Conrad (Berdýchiv, 1857 – Bishopsbourne, 1924). Józef Teodor Konrad Korzeniowski era el hijo único de una familia de la pequeña nobleza polaca. A los dieciséis años, ya huérfano, optó por abandonar sus estudios y trasladarse a Marsella, donde obtuvo su primer trabajo como marino. Más tarde huyó a Inglaterra para eludir al reclutamiento del ejército zarista. Allí occidentalizó su nombre, se enroló en la marina mercante y, a través de la lectura de Carlyle y Shakespeare —cuya obra había sido traducida al polaco por su padre—, logró adquirir un dominio pleno de la lengua. Considerado una de las plumas más notables de la literatura inglesa, entre sus novelas sobresalen Lord Jim, El agente secreto y El corazón de las tinieblas, su obra cumbre. En sus historias de aventuras, soberbias, amargas, corrosivas -situadas a la altura de Melville o Stevenson-, resuena el eco de las desgarradoras experiencias que cosechó en sus numerosos viajes. De su monumental obra en prosa, André Gide dejó escrito: «Conrad sabe detenerse en el umbral de lo espantoso para que la imaginación del lector pueda jugar con libertad después de haberse acercado a la sugerencia del horror en una medida que juzgo insuperable».