Tomi Ungerer nació en Estrasburgo en 1931. Irreverente y polémico, provocador y satírico, pero ante todo humano y comprometido, Jean-Thomas Ungerer es un ilustrador inclasificable que abordó múltiples caras del arte. Su infancia estuvo marcada por dos hechos que influirían en su extravagante personalidad. El primero fue la muerte de su padre, de quien aprendió el amor y el respeto por los libros. El segundo, la invasión alemana a su ciudad natal, en la Segunda Guerra Mundial, por la cual desarrolló un agudo sentido de la observación y un espíritu rebelde contra toda autoridad. A los veinticinco años, atraído por la cultura estadounidense, viajó a Nueva York con poco dinero y un baúl lleno de dibujos y manuscritos. La calidad de sus ilustraciones le permitió publicar en importantes revistas como Squire o Harper’s Magazine y en periódicos como The New York Times, entre otros. También salieron a la luz sus primeras publicaciones infantiles, como la saga de Los Melops, Críctor, Ningún beso para mamá o Los tres bandidos. En 1966 apareció Hombre Luna, uno de sus libros más reconocidos. En 1970, desencantado de la sociedad en la que vivía, se estableció en una granja en Canadá. Mientras tanto, en Estrasburgo, ciudad a la que había donado 4.500 dibujos y su colección de 2.500 juguetes antiguos, se organizó una gran exposición con sus ilustraciones, y más tarde, en 2007, se fundó un museo consagrado a su obra. Ha recibido importantes reconocimientos internacionales como la Legión de Honor en París (1990), el nombramiento de Embajador de la Niñez y la Educación por el Consejo de Europa (2003), el Premio Hans Christian Andersen (1998) y la Medalla de Oro de la Sociedad de Ilustradores (2011). El 9 de febrero de 2019 falleció en Cork (Irlanda) a los ochenta y siete años.