Antropologia i Sociologia

  • <p>Obra omnicomprensiva de la fenomenolog&iacute;a del juego bajo la mirada del antrop&oacute;logo. Azar, ociosidad, depredaci&oacute;n, eutropelia, fortuna, moral, interdicci&oacute;n, ense&ntilde;ar deleitando, juego y pol&iacute;tica, juego y cuesti&oacute;n social, son algunos de los hilos conductores de la investigaci&oacute;n. <i>Tractatus ludorum</i> discurre geogr&aacute;ficamente en el &aacute;mbito espa&ntilde;ol y, temporalmente, desde el siglo XVI hasta hoy.</p>
  • <p>La cultura ya no es fundamentalmente el espont&aacute;neo encuentro entre el talento de los creadores, el diagn&oacute;stico de los cr&iacute;ticos y la demanda social. La cultura de nuestro tiempo, para serlo o parecerlo, es ante todo una oferta que acude a los mercados a trav&eacute;s de unos complejos mecanismos de decisi&oacute;n y mediaci&oacute;n. El Mercado de la cultura adem&aacute;s de apuntar las l&iacute;neas internacionales de investigaci&oacute;n en econom&iacute;a de la comunicaci&oacute;n y la cultura, disecciona los rasgos y tendencias de la cultura como sector econ&oacute;mico emergente as&iacute; como la aparici&oacute;n de grupos empresariales que operan a escala trasnacional y se erigen en los amos de la cultura contempor&aacute;nea. El autor, Ram&oacute;n Zallo, profesor de Econom&iacute;a de la Comunicaci&oacute;n en la Universidad del Pa&iacute;s Vasco, estudia especialmente el Audiovisual (cine, v&iacute;deo y televisi&oacute;n) y la publicidad para finalizar con los problemas de pol&iacute;tica cultural que la nueva situaci&oacute;n plantea en los marcos europeos, espa&ntilde;ol y vasco</p>
  • <p>A finales de los a&ntilde;os cincuenta A.L. Kroeber, decano de los antrop&oacute;logos estadounidenses y T. Parsons, decano de los soci&oacute;logos estadounidenses, firmaron un pacto de no agresi&oacute;n en torno al concepto de <em>cultura</em>; la teoria de las formas culturales sustentada por los antrop&oacute;logos, y la teor&iacute;a de la estructura social defendida por los soci&oacute;logos, iban a convivir superpuestas durante largos a&ntilde;os y en pl&aacute;cida armon&iacute;a. Es justamente este consenso y las ideas recibidas en el terreno de la sociolog&iacute;a de la cultura, lo que esta obra somete a una implacable revisi&oacute;n epistemol&oacute;gica.</p>
  • <p>Las p&aacute;ginas que siguen tienen el prop&oacute;sito de dar a conocer al gran p&uacute;blico, aunque muy esquem&aacute;ticamente, algunos de los trazos fundantes del pensamiento de ese antrop&oacute;logo de predicamento universal que es Claude L&eacute;vi-Strauss. </p>
  • <p>Cuando en la sociedad estalla la fuerza bruta es que han fallado las regulaciones simb&oacute;licas de la coexistencia. Cuando se hace uso de la violencia f&iacute;sica es que la violencia de los s&iacute;mbolos no puede garantizar ya la indemnidad corporal. Por eso la cr&iacute;tica debe dirigirse a las violencias simb&oacute;licas que act&uacute;an en los signos y en los &oacute;rdenes, en la participaci&oacute;n y distribuci&oacute;n de comunicaci&oacute;n, en el orden pol&iacute;tico b&aacute;sico. El presente ensayo de Harry Pross marca los primeros pasos hacia el an&aacute;lisis y comprensi&oacute;n de las coacciones cotidianas, descubri&eacute;ndolas como tales.</p>
  • <p>Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jaur&iacute;a todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes.</p> <p>No hay un solo partido de oposici&oacute;n a quien los adversarios gobernantes no motejen de comunista, ni un solo partido de oposici&oacute;n que no lance al rostro de las oposiciones m&aacute;s avanzadas, lo mismo que a los enemigos reaccionarios, la acusaci&oacute;n estigmatizante de comunismo.</p>
  • <p>La autora reflexiona acerca del hecho de que los varones, menos del 50% de la poblaci&oacute;n ocupan el 94% de los cargos electos de este pa&iacute;s y casi el 100% de los puestos de poder en las instituciones del Estado, y busca las causas en la evoluci&oacute;n hist&oacute;rica.</p>
  • <p>En toda la Pen&iacute;nsula Ib&eacute;rica nos encontramos con huellas medio borradas de manifestaciones culturales de las que no conocemos su alcance y contenido, puesto que la historiograf&iacute;a oficial las silenci&oacute;. La autora ha recogido las m&aacute;s significativas de estas tendencias culturales.</p>
  • <p>En Espa&ntilde;a, antes ya de que se proclamase la II Rep&uacute;blica, incluso durante la dictadura de Primo de Rivera, se publicaban libros como el de Hildegart, que es gu&iacute;a de la anticoncepci&oacute;n, manual de ense&ntilde;anza del mecanismo reproductivo y de los m&eacute;todos para evitarlo o remediarlo, y que hoy ser&iacute;a motivo de variadas querellas por atentado a la moral que interpondr&iacute;an indignadas Asociaciones de Padres, de directores de colegios y de &oacute;rdenes religiosas. Y hace s&oacute;lo siete a&ntilde;os Hildegard hubiese dado con su menudo cuerpo en prisi&oacute;n de haberse atrevido a editar una obra que tiene p&aacute;rrafos como &eacute;stos:</p> <p>&laquo;La ciencia m&eacute;dica debe ponerse, con la investigaci&oacute;n en el laboratorio y la propaganda de aulas y tribunas cient&iacute;ficas, al servicio de la causa anticoncepcional. La ciencia m&eacute;dica debe pensar en la posibilidad de dar muerte a aquellos seres que por sus desgraciadas condiciones f&iacute;sicas sean un peligro, y no un objeto de rendimiento para la sociedad&raquo;</p> <p>&nbsp;</p>
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