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<p>Las potentes estampas de Dr. Alderete, uno de los máximos representantes de la ilustración latinoamericana, inspiran sesenta textos inéditos escritos por Mariana Enriquez. A mitad de camino entre la realidad y la más absoluta ficción, <em>El año de la rata</em> es una crónica gráfica y distópica a dos voces, creada durante el 2020, el año de la rata en el calendario chino.</p> <p>En la astrología china este roedor está asociado con la inteligencia, la astucia, la agresión, la riqueza, el carisma y el orden, pero también con la muerte, la guerra, lo oculto, la pestilencia y las atrocidades. Todos estos elementos cobran vida en esta singular propuesta que invita al lector a reflexionar sobre el momento crítico que atravesamos como humanidad.</p> <p>El diseñador e ilustrador Dr. Alderete propone un articulado conjunto de provocativas imágenes y construye una suerte de premonición de nuestro mundo donde desfilan desde monstruos y criaturas mitológicas hasta insectos, aliens y personajes reales. Considerada una de las voces más interesantes de la narrativa latinoamericana actual y sin perder su agudo sentido del humor, Mariana Enriquez, Premio de la Crítica y Premio Herralde de Novela 2019, aporta su voz a estas ilustraciones e indaga acerca de cuestiones sobre la vida y la muerte, el sexo, los placeres ocultos, las enfermedades, las filias… El terror sobrenatural permeando nuestras vidas cotidianas.</p>
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<p><em>La especie artística</em> explora la idea de que nuestras respuestas estéticas y nuestras conductas artísticas están conectadas con nuestra naturaleza humana fruto de la evolución. Nuestros antepasados humanoides dieron muestras de poseer una sensibilidad estética hace cientos de miles de años y el estatus artístico de las pinturas rupestres prehistóricas no lo cuestiona prácticamente nadie. En la primera parte, Stephen Davies analiza los conceptos fundamentales de la estética, el arte y la evolución, y explora hasta qué punto están relacionados entre sí. Considera una serie de temas, como el de si los animales tienen preferencias estéticas o como el de si el arte es no solo universal sino también transculturalmente comprensible.</p> <p>En la segunda parte examina los muchos intereses estéticos que despiertan los animales en los humanos y en qué medida reflejan nuestros propios intereses biológicos. Explora también la idea de que nuestras preferencias medioambientales y paisajísticas tiene sus raíces en las experiencias de nuestros lejanos ancestros. A la hora de considerar el controvertido tema de la belleza humana, la mayoría de psicólogos evolucionistas se han centrado básicamente en el atractivo físico femenino en el contexto de la selección sexual, pero Davies presenta un punto de vista más amplio que desvincula la belleza humana de la elección de pareja, y la relaciona más bien con el comportamiento social y con la autopresentación.</p> <p>Finalmente, en la tercera parte, Davies se pregunta si las artes, en conjunto o individualmente consideradas, son adaptaciones biológicas, subproductos contingentes de adaptaciones no artísticas, o simplemente son tecnologías culturales sin apenas relación con la biología. Davies no se pronuncia de manera concluyente por ninguna de las diversas teorías consideradas aquí, pero de todos modos argumenta que hay buenos motivos para considerar que el arte forma parte de la naturaleza humana. El arte es un indicador poderoso y complejo de la aptitud biológica humana, y por tanto no puede considerarse totalmente ajeno a la biología. De hecho, las respuestas estéticas y las conductas artísticas son auténticos referentes de nuestra humanidad.</p>
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<p>Christian Montenegro presenta en <em>Metrópolis </em>uno de sus trabajos de mayor fuerza visual hasta la fecha: un auténtico homenaje al mítico film de Fritz Lang, uno de los más importantes de la historia del cine y el primer largometraje considerado Memoria del Mundo por la UNESCO.</p> <p>En esta distopía, que llega a las librerías en forma de novela gráfica, el artista argentino reedita el choque de los dos mundos de la ciudad de Metrópolis: por un lado, el de la élite de ricos que dirige desde luminosos rascacielos y, por el otro, el de los trabajadores que extenúan sus fuerzas durante jornadas interminables al servicio de las máquinas.</p> <p>Las líneas duras y la técnica digital, junto con los contrastes cromáticos, recrean la esencia maquinal y los trazos de ese laberinto urbano y su explosiva transformación en un campo de batalla de luces y sombras, formas y movimientos. Montenegro reproduce los patrones gráficos de cada escena y consigue capturar en sus dibujos esa danza continua y geométrica, característica de la película.</p> <p>La presente edición, que añade un nuevo título a nuestra serie de cine clásico inaugurada por <em>Potemkin</em>, también incluye un epílogo de Fernando Martín Peña, director de la sección de cine del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, donde recuperó en 2008 una copia de la película en versión extendida. El historiador y archivista da cuenta de esta notable exhumación al tiempo que recorre los detalles históricos de esta fábula infinita.</p>
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<p>En 1976, mientras Milton Friedman recoge el Premio Nobel de Economía por sus logros en los campos del análisis del consumo y la teoría monetaria, el punk expande su mensaje de disonancia empujando los límites de lo decible hacia espacios hasta entonces poco conocidos. En ese mismo momento bandas como Iron Maiden comienzan a generar imaginarios extraños que canalizan algunas tendencias sociales; las pistas de baile exploran nuevas formas de relación cultural, y el espíritu nihilista de Iggy Pop flota en el ambiente.</p> <p>La década de 1970 es la década del extrañamiento, en la que el sueño económico de la posguerra se deshace provocando la aparición en el horizonte de una “nueva” forma de revisar la construcción de la vida cotidiana: el neoliberalismo. En paralelo a este proceso, y en dirección opuesta, existe una búsqueda de respuestas a nivel cultural. Respuestas que no pretenden salvar nada, sino ahondar en la miseria de ese mismo tiempo. Ahí aparecen el punk y otros movimientos que pronto son devorados por el mercado.</p> <p>Pero ¿desde dónde se nos ha contado esta historia de derrotas? ¿Hemos aceptado que la historia de nuestras derrotas culturales sea narrada por la maquinaria neoliberal? Quizá debamos plantarnos y pensar otras formas de narrar una década, la de los setenta, en cuya estela seguimos. Este libro es un intento radical y novedoso de explorar este periodo donde cultura y política se cruzan a través de la música.</p>
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<p>«Y si ahora me preguntan: “¿Por qué Chagall?”. Responderé:“Porque su estética me parece muy próxima a la de La Fontaine, y en cierto sentido emparentada con ella, a la vez densa y sutil, realista y fantástica”.» Ambroise Vollard, "L’intrasigeant", 8 de enero de 1929</p> <p>Inspiradas en los modelos clásicos de Esopo y Horacio, las fábulas de La Fontaine constituyen una de las cumbres de la literatura francesa. Estas exhortaciones morales, tentativas de comunicación del ser humano con la naturaleza, beben de diversas vertientes literarias, orientales y occidentales, para entregarse a la poesía con mayúsculas. Sus protagonistas, animales antropomórficos, encarnan a la sociedad humana y revelan su alma con delicadeza maliciosa y sentido del humor.</p> <p>Presentadas por primera vez en París en 1930 —por encargo del marchante y galerista francés Ambroise Vollard—, las ilustraciones de Marc Chagall para estos poemas provocaron virulentas reacciones, tintadas de abierto antisemitismo, por parte de algunos críticos de la época: «¿Cómo un judío eslavo osaba acercarse al alma latina?»; «¿Encargar la ilustración de La Fontaine, un poeta tan esencialmente francés, a un ruso, y nada menos que a Chagall? ¡Qué sacrilegio!». Entretanto, la otra cara del público descubría un nuevo lenguaje, onírico y colorista, que recogía gran parte de los avances de las vanguardias y mostraba, a su vez, la necesidad de una revitalización de la cultura francesa del período. Una visión totalmente renovada, liberada de las contingencias de época, restablecida en un fondo de humanidad y leyenda.</p> <p>La presente edición, en tapa dura con lomo de tela, recupera cuarenta y tres gouaches de Chagall, en su mayoría inéditos, que constituyen un tramo vital del artista en el que se reafirma su genio a medida que crece su notoriedad. En este volumen se incluyen, además, tres ensayos que desentrañan la relación de la pintura del artista con los íconos clásicos y la recepción de su obra por parte de la crítica del momento.</p>
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<p>En el periódico <em>Anarquía</em>, publicado por la Federación Moscovita de Grupos Anarquistas, firmaron numerosos manifiestos y artículos los principales artistas anarquistas, como Malévich o Ródchenko, entre muchos otros. Incluso denunciaron a Maiakovski como «poco anarquista». El anarcofuturismo en Rusia era dadaísta, veneraba al anarcoindividualismo de Stirner, la idea de que «el placer de la destrucción es también un placer creativo» defendida por Bakunin y el principio de «la propiedad es un robo» de Proudhon. Desde las páginas incendiarias del periódico se hacían llamamientos a destruir los monumentos y el arte oficial: «¡Haz explotar en pedazos los frágiles ídolos de la civilización!», proclamaron.</p> <p>En la noche del 12 de abril de 1918 la Cheka irrumpió en los numerosos centros anarquistas existentes en Moscú, incluyendo la famosa «Casa de la Anarquía», desde donde se editaba Anarquía. Los bolcheviques, para aplastarlos, usaron tanques y coches blindados. Sin embargo, las Guardias Negras libertarias, con las armas en la mano, se enfrentaron a ellos. Cerca de cuarenta resultaron muertos o heridos, medio millar acabó entre rejas y una docena de agentes murió en los combates. Anarquía, ya clandestino, emitió una histórica declaración alentando al inicio de la lucha armada contra los bolcheviques. La dinamita, por fin, «hablaría».</p> <p>En <em>La destrucción creadora. Antología anarcofuturista del Octubre Rojo</em>, en una edición dirigida por Olga Burénina-Petrova, la mayor especialista en las facciones disidentes del futurismo, se recogen los ensayos y manifiestos de Kazimir Malévich, Alexandr Ródchenko, Olga Rozánova, Nadezhda Udaltsova y Alexéi Morgunov –nunca antes publicados en otro idioma que no fuese el ruso– que vieron la luz en Anarquía, legendario portavoz del anarquismo antes de que este fuese aplastado por el autoritarismo de una revolución que se traicionaba a sí misma. Bajo la imagen del cuadrado negro suprematista, símbolo del porvenir, Malévich afirmará: «La bandera de la anarquía es la bandera de nuestro “yo”, y nuestro espíritu, como el viento libre, empieza a ondear nuestro yo creador en los vastos espacios del alma».</p>
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<p><em>El Tarot de Oro</em> o <em>Tarot Visconti-Sforza</em> sobresale por ser la más completa de las barajas antiguas de tarot que se conservan. Con ocasión del décimo aniversario de su matrimonio, en 1451, Francesco Sforza encargó al conocido artista Bonifacio Bembo la creación de una baraja de cartas en su honor. Originalmente utilizadas como juego de naipes, a lo largo de los siguientes tres siglos, estas cartas se convirtieron en una herramientas de adivinación, que es como se las utilizan más comúnmente hoy día.</p> <p>Cada carta de la baraja Visconti-Sforza, exquisitamente pintada, es una diminuta obra maestra. Las escenas están ricamente realzadas con pan de oro, y realizadas con pigmentos hechos con lapislázuli pulverizado, malaquita y otros minerales preciosos.</p> <p>En la presente edición de <em>El Tarot de Oro</em>, su autora, Mary Packard, realiza una excelente tarea de reintroducción del Tarot Visconti-Sforza para el público actual. Ofrece claves acerca de su historia y su simbolismo, al tiempo que valora su belleza y su utilidad en la adivinación. Una vez más, vemos que el tarot es expresión de una filosofía eterna, una herencia que no podemos permitir que se pierda.</p> <p>Este precioso kit incluye: 78 cartas de tarot recreadas en la época renacentista y exquisitamente pintadas. | Libro que describe la historia que hay detrás de las cartas e instrucciones para utilizarlas y obtener información sobre nuestro futuro. | Paño de tarot en satén color púrpura. | Conjunto presentado en un elegante estuche</p>
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<p><em>CLOSER </em>is a comic book that emphasizes a ‘Handheld Mirror’ while strolling through Angouléme (France), known for the International Comic Strip Festival since 1974. Leafing through the pages, the reader discovers various sights, many of them remnants of past events in the renowned ‘City of Comics’. However, the reproduced surroundings appear deformed, as in a distorted mirror, a détournement of the place itself.<br /> <br /> Each of the drawings is repeated on a double page, in this way becoming an ‘echo-comic’ that duplicates the environment and the pages themselves. Enhanced by an accompanying voice that sings scattered fragments of songs from Joy Division’s cult album <em>Closer </em>(1980), the book is a visual echolalia of a walk through the city that gently deforms its environment and soundscape in parallel, thus an introspection on the language of comics.<br /> <br /> <em>CLOSER </em>also pays tribute to the journal Internationale Situationniste, published in Paris between 1958 and 1969. This publication brings together the main situationist strategies—drift and détournement—the concept of the reflective cover paper that, like moving mercury, reflects and deforms the immediate surroundings, and finally it reproduces the format of the original magazine (24 x 16 cm).<br /> <br /> Visually complex and rich with references, this (site-specific) guide leads the reader through an ephemeral maze of multiple narratives on the way from the old central station of Angouléme to its emblematic Vaisseau Moebius edifice—a mirror cladded postmodern ‘phantom’ built on the ruins of a former abbey, which today houses part of La Cité internationale de la bande dessinée et de image.<br /> <br /> Limited edition to 250 numbered copies.</p>
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<p>La mirada ambulante, de Alfredo Tobía, un libro que recoge más de ochenta retratos de los músicos que configuran el panorama sonoro y emocional de nuestra geografía. Con textos de Ariel Rot, Gerard Quintana y Alfredo Tobía. Persiguiendo un deseo del que probablemente ninguno de los dos era consciente hasta que fue formulado en voz alta, Ariel Rot y Alfredo Tobía hicieron el petate y se embarcaron en una aventura que los llevó a recorrer nuestro país durante tres años con la intención de «escucharlo». Y como no hay viaje que se precie sin su correspondiente cuaderno de bitácora, Tobía fue captando con su cámara a los personajes con los que compartieron momentos extraordinarios, músicos de diferentes géneros, vinculados a sus lugares de origen, que configuran el panorama sonoro y emocional de nuestra geografía: Tarque en la playa de Bolnuevo, Kiko Veneno en los arrozales de Coria del Río, El Drogas en Puente la Reina, Christina Rosenvinge en la Real Fábrica de Telares de Madrid, Anni B Sweet en La Alhambra, Love Of Lesbian en el Circo Raluy Legacy, Fito Cabrales bajo la grúa Carola en Bilbao… Y así, kilómetro a kilómetro, canción a canción, disparo a disparo, fue fraguándose La mirada ambulante, la prueba palpable de que «un viaje se vive tres veces: cuando lo soñamos, cuando lo vivimos y cuando lo recordamos».</p>
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<p>La ciencia ficción siempre ha alimentado nuestros sueños imposibles y nuestros anhelos ancestrales, desde saber si estamos solos en el universo hasta imaginar si algún día será posible crear inteligencia artificial similar a la nuestra. Pero mientras nos preguntamos por lo trasncendente, la tecnología se desarrolla a pasos agigantados y siempre al servicio de los poderosos.</p> <p>En Antipersona creemos que el cine es una herramienta perfecta para generar imaginarios y transmitir ideología, también una buena excusa para debatir ideas y desmontar esos imaginarios. En este volumen de <em>Apuntes de cine</em>, abordamos las redes sociales y los linchamientos digitales (Black Mirror), reflexionamos sobre la colonización capitalista de las relaciones amorosas (Her, Langosta), nos sumergimos en la alienación que producen los medios de comunicación (Videodrome, Están vivos) y nos preguntamos si acaso no seremos replicantes en una distopía climática (Blade Runner).</p>
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<p>Muertos que regresan del otro lado, espíritus que se niegan a irse, psicópatas que coleccionan cadáveres, fenómenos paranormales que interrumpen el sueño: el terror tiene muchas formas. Las grandes películas de miedo son aquellas que nos hacen mirar de reojo la puerta, saltar de la cama cuando escuchamos un ruido o asomarnos con desconfianza al interior del armario. Pero, sobre todo, son aquellas que consiguen reflejar los miedos y las ansiedades colectivas. <em>Scream</em> antecede a la matanza de <em>Columbine</em>, <em>Tiburón</em> se rodó en pleno auge del turismo de masas, <em>The Walking Dead</em> se estrenó al borde de una desintegración social sin precedentes producida por el neoliberalismo. Los miedos compartidos van cambiando y las temáticas del cine de terror mutan con ellos. Prepara una buena estaca, una navaja multiusos y todas las oraciones que sepas. Aquí dentro te espera el horror.</p>