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<p>El blues de la invisibilidad se publicó por primera vez en 1990 y fue un antes y un después en la historia del feminismo negro. En esta compilación se analiza la experiencia de los negros en los EE. UU. partiendo de Harlem, las voces negras sistemáticamente silenciadas en la política, los medios de comunicación y la cultura. Se repasa el legado de figuras como Zora Neale Hurston, Toni Cade Bambara, Toni Morrison o Alice Walker. Wallace genera un prisma donde se muestran las tensiones entre raza, género y sociedad en un ensayo que combina el manejo virtuoso de lo literario y el rigor académico. Este es un libro sobre los retos de las culturas subyugadas y es, ya, un clásico del feminismo negro y la crítica cultural.</p>
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<p>Como miembro de los Chicago Bulls campeones de la NBA en 1991, un Hodges vestido de dashiki entregaba una carta escrita a mano al presidente George H. W. Bush exigiéndole que hiciera más para abordar el racismo y la desigualdad económica. Hodges también fue activista y portavoz sindical, impulsó un boicot contra Nike y denunció enérgicamente la brutalidad policial a raíz de las imágenes de la paliza a Rodney King que dieron la vuelta al mundo. Pero su franqueza le salió cara: en el mejor momento de su carrera, tras diez temporadas en la NBA, fue excluido de la competición por usar su condición de atleta profesional para defender causas justas. En estas poderosas, apasionadas y cautivadoras memorias, el dos veces campeón de la NBA y triplista insuperable comparte las experiencias de toda una vida dedicada a mejorar las condiciones de la comunidad negra en Estados Unidos: desde los encuentros con otros destacados activistas negros como Nelson Mandela, Coretta Scott King o Jim Brown, hasta su relación con figuras como Michael Jordan y George Bush padre. Una cosa está clara: Craig Hodges nunca se ha acobardado a la hora de cantar las verdades al poder.</p>
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<p>«Espero que al leer este libro cada uno de vosotros tenga la sensación, queridos lectores, de que estamos sentados juntos vosotros y yo, y Baldwin y Trethewey y Wilkerson y Jeffers y Walters y Anderson y Smith, y todos los escritores serios y clarividentes de este libro, y de que estamos componiendo nuestra historia juntos. De que estamos escribiendo una epopeya en la cual las vidas negras tienen un valor, en la cual los jóvenes negros puedan ir a pie a la tienda y comprar caramelos sin pensar que van a morir, en la cual las jóvenes negras puedan tener un mal día y ser unas bocazas sin que un agente de policía las agreda físicamente, una epopeya en la cual los policías vean a niños negros de doce años jugando con pistolas de mentira como niños bobos y no como maniacos homicidas, en la cual las mujeres negras puedan pararse a preguntar una dirección sin que los propietarios blancos paranoicos les disparen en la cara.» —Jesmyn Ward</p>
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<p>Pocos autores han tenido un impacto tan profundo sobre la identidad negra como Frantz Fanon, cuya obra ha ejercido una poderosa influencia sobre el movimiento de los derechos civiles, los movimientos anticoloniales y los movimientos por la conciencia negra de todo el mundo, desde el Black Power hasta los Black Panthers pasando por buena parte de los movimientos de liberación nacional de África y Asia. El racismo y el colonialismo todavía dejan sentir su peso sobre el mundo contemporáneo, y de su análisis y crítica intelectual depende en gran medida la calidad de los modelos de acción política revolucionaria del futuro. Este libro de culto representa un agudo análisis de la formación de la identidad negra en una sociedad blanca, esto es, de cómo el racismo define los modos de reconocimiento, interrelación y construcción de la personalidad individual y social en las sociedades poscoloniales. Incluye, además, artículos de Samir Amin, Judith Butler, Lewis R. Gordon, Ramón Grosfoguel, Nelson Maldonado-Torres, Walter Mignolo, Immanuel Wallerstein y Sylvia Wynter, que desmenuzan brillantemente el texto de Fanon exponiendo toda su riqueza, complejidad y sofisticación intelectual.</p>
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<p>La percepción sobre los hombres y sus masculinidades pasa por muchos mandatos culturales y hegemónicos donde los temas raciales regularmente no son abordados con claridad ni desde la investigación social.</p> <p>El texto de Maikel Colón Pichardo es un primer acercamiento a estas problemáticas de la historia nacional de Cuba en un convulso período de cambios como lo fue 1898-1912. El ensayo provoca desde el título, y se convierte en un libro de referencia para abordar el racismo y sus implicaciones en la conformación de la ideología machista y sus secuelas de violencia e inequidad.</p> <p>Julio César González Pagés</p>
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<p>Negra cubana tenía que ser es una selección de textos publicados durante los últimos 13 años por Sandra Abd’Allah-Álvarez Ramírez. Los mismos han salido a luz tanto en su bitácora personal como en diversos medios de prensa con los que ha colaborado. También se incluyen artículos publicados en revistas culturales y académicas.</p> <p>Una parte importante de los textos incorporan reflexiones, artículos de opinión acerca de temáticas universales, como por ejemplo el racismo o la violencia de género, o más locales como la gentrificación y la prostitución en Cuba. Del mismo modo en este volumen también se incluyen testimonios en primera persona y de terceros que dan cuenta de una sociedad cubana alternativa, underground y no normativa que suele estar fuera del foco mediático.</p>
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<p>El feminismo será negro o no será. Contará con todas y demostrará la solidaridad y comprensión de todas, o siempre estará cojo. Siete vientos riza el rizo porque además se apoya en las creencias de la religión del candomblé, con una de sus diosas africanas, Yansá, a la cabeza, mostrando la diversidad del universo femenino. Su potente mensaje se despliega a través del crudo testimonio de siete mujeres que completarán el rompecabezas de una sola, y avanza sobre la estructura de un espectáculo teatral difícil de olvidar.</p>
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<p>Esta emigración de supervivencia ofrece a las señoras de la fresa oportunidades de emancipación y autonomía. Es útil a España y Marruecos por medio de un deal que puede parecer inaceptable y plantea una cuestión ética: mujeres contra fresas. ¿Las mujeres españolas habrían aceptado esas condiciones para recolectar las fresas? ¡No! ¿Habrían aceptado separarse de sus hijos durante tres meses o más? ¡No! Se buscó, por tanto, no muy lejos, obreras dóciles, con criterios muy estrictos para que estas indeseadas no permanecieran en territorio español. ¿Puede imaginarse siquiera a miles de mujeres españolas trabajando en los invernaderos de fresas por un salario miserable en una región que se enriquece gracias a la comercialización del oro rojo? Enseguida habrían aparecido denuncias contra las condiciones de trabajo y alojamiento, contra la dureza del trabajo, y reivindicaciones salariales. ¿Qué otro trabajo impone a los adultos una vida en colectividad sin el más elemental respeto al derecho a la intimidad? Los procesos de emancipación no deben hacernos olvidar la precariedad y las condiciones de reclutamiento de estas mujeres, elegidas entre las más frágiles, desde un punto de vista social, de su país. Todos estos factores persiguen evitar la menor rebelión, la menor reivindicación, por pequeña que sea.</p>