dadaismo

  • LA GUERRA

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    <p><em>La Guerra</em> (<em>Der Krieg</em>) re&uacute;ne los 50 aguafuertes realizados por Otto Dix en 1924, con motivo del d&eacute;cimo aniversario del fin de la Primera Guerra Mundial. Tomando como referencia <em>Los Desastres de la Guerra</em> de Goya, Dix plasm&oacute; una visi&oacute;n de lo b&eacute;lico como nunca antes se hab&iacute;a hecho. Frente a las visiones m&iacute;sticas de escritores como Ernts J&uuml;nger o de pintores como Wilhem Sauter, aqu&iacute; domina la visi&oacute;n m&aacute;s c&aacute;ustica y desoladora de lo que fue la guerra de trincheras. </p> <p>Muy conscientemente, Dix incide en la podredumbre, en la crueldad extrema y en el sinsentido. La obra concit&oacute; la ira de los nacionalsocialistas, que la consideraron como un aut&eacute;ntico sabotaje al esp&iacute;ritu militar alem&aacute;n. Por el contrario, las organizaciones obreras y antibelicistas, la acogieron con entusiasmo, al punto de reeditar miles de ejemplares en ediciones econ&oacute;micas. </p> <p>A d&iacute;a de hoy, un siglo despu&eacute;s, los grabados de <em>La Guerra</em> siguen siendo una pieza clave del movimiento art&iacute;stico de la Nueva Objetividad y una saludable vacuna contra la basura belicista que nos venden cotidianamente unos medias cada vez m&aacute;s militarizados.</p>
  • <p>Escrito y publicado a los piques, &laquo;Punk la muerte joven&raquo; se independiza de su autor, y la &uacute;nica copia del escrito antecesor termina en una basura. 43 a&ntilde;os despu&eacute;s, una amiga londinense le env&iacute;a un pu&ntilde;ado borradores llenos de tachaduras y anotaciones marginales. Una noche de insomnio de 2018, Juan Carlos empieza a pasarlas a la notebook sin caer en la tentaci&oacute;n de adaptar la prosa a c&oacute;mo la escribir&iacute;a ahora. Solo recompone p&aacute;ginas faltantes. El resultado es este mix de realidades e imaginarios en formato diario donde transita squats, barrios tenebrosos, disquer&iacute;as, librer&iacute;as, pubs, levanta flyers, lee todo fanzine que cae en sus manos, y cruza personajes como Alex Trocchi, representante de aquel Letrismo de los a&ntilde;os 50 que deriv&oacute; directo en el Situacionismo. Y Colin Wilson, autor de &ldquo;The Outsider&rdquo;. Y John Berger. Mientras, rastrea los pasos de un chico que escribe con las tripas y el coraz&oacute;n traspasados por una aguja, el ep&iacute;tome del ethos punk, el crudo desgarro con el que deber &iacute;a comunicarse todo esto.</p> <p>La tocada de fondo de Kreimer es atravesada por la desesperaci&oacute;n de &ldquo;no saber y saber&rdquo; de tanta muerte que ocurr&iacute;a en Argentina durante esos</p> <p>a&ntilde;os.</p>
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