<p>Las fuerzas de seguridad nunca han evitado la delincuencia, pero ese es uno de los secretos mejor guardados desde sus or&iacute;genes. En esa bruma, el mito de una instituci&oacute;n policial eficaz y necesaria es el punto de partida en los relatos de las clases dominantes cuando abordan las tem&aacute;ticas del orden social y la libertad. En lo que respecta al pasado m&aacute;s reciente, el modelo de incrementos lineales en cuanto al tama&ntilde;o y competencias de los cuerpos policiales revienta en la d&eacute;cada de los a&ntilde;os noventa, experimentando un crecimiento exponencial: el poder policial se extiende como una plaga y la proliferaci&oacute;n de sus excesos refleja una aut&eacute;ntica institucionalizaci&oacute;n del cat&aacute;logo de las violencias legales.</p>