<p>&laquo;Los virus no entienden de fronteras ni de clases sociales&raquo;. No hemos parado de escuchar esta frase como un mantra, como una aventura m&aacute;gica en la que los virus aparecen de un espacio neutro, llegan, infectan y desaparecen. Pero es falso: las epidemias no surgen de la nada, parten de unos contextos sociales y pol&iacute;ticos concretos; y entender este sustrato pol&iacute;tico, econ&oacute;mico, sanitario y social es clave para analizar c&oacute;mo afectan. La peste, la tuberculosis, el sida, el &eacute;bola, la malaria y recientemente la COVID-19 surgieron de contextos determinados, impactaron de forma diferencial sobre determinados grupos sociales y transformaron las sociedades que se encontraron. Ahora toca preguntarse: &iquest;qui&eacute;n est&aacute; m&aacute;s expuesto a enfermar durante una epidemia?, &iquest;qui&eacute;n es m&aacute;s vulnerable a sus consecuencias sociales?, &iquest;qu&eacute; respuestas pol&iacute;ticas sanitarias (y no sanitarias) tenemos para actuar frente a una crisis epid&eacute;mica?, &iquest;qu&eacute; sanidad queremos para hacer frente a las epidemias?, &iquest;qu&eacute; transformaciones sociales nos quedan tras una crisis epid&eacute;mica?</p>