leyenda rosa

  • <p>&Oacute;scar Calavia se mueve con maestr&iacute;a entre las fuentes directas para aportar su particular visi&oacute;n cr&iacute;tica del Imperio espa&ntilde;ol en Am&eacute;rica, huyendo al mismo tiempo de la imperiofilia y de la caricatura. Este libro se escribe &mdash;nos dice&mdash; porque reducir el pasado a la contabilidad de haza&ntilde;as y fechor&iacute;as es un modo de desperdiciarlo.</p> <p>&laquo;La Espa&ntilde;a imperial de los siglos XVI y XVII fue el infortunado lugar donde el joven capitalismo ejerci&oacute; sus efectos sin filtros ni parapetos, y el Imperio, o si se quiere su emperador, fue el agente primer&iacute;simo de todo ese proceso. De ah&iacute; lo extraordinario de la imperiofilia [...] esa obstinaci&oacute;n en llamar Imperio espa&ntilde;ol, y reivindicar con orgullo frente a todo cr&iacute;tico, a una operaci&oacute;n en la que el pa&iacute;s fue esquilmado, pisoteado y arruinado en favor de un pu&ntilde;ado de familias que, bien miradas, no eran especialmente espa&ntilde;olas. [...] Creo, ya hace tiempo, que hay una relaci&oacute;n directa entre la voluntad de persistir en el imperio, de no dejar un palmo de planeta que no tribute, de exprimir hasta el hueso, hasta el fin y m&aacute;s all&aacute;, y la tendencia a rasgarse las vestiduras ante la perversidad de la conquista, como si ella fuese ajena a las condiciones que se dan hoy, como si los proyectos de hoy fuesen tan diferentes a los de entonces. Pedir perd&oacute;n quiere hacer entender que la historia de hoy ya es otra, pero puede que la de hoy y la de ayer se entiendan mucho mejor como una sola, la misma. [...] En toda Europa el colonialismo es un cad&aacute;ver en el armario de la izquierda. Ser&iacute;a muy bello pensar que sus cr&iacute;menes se cometieron a despecho de los oprimidos de la metr&oacute;poli, pero con excepciones raras como mirlos blancos la plebe europea ha hecho lo mismo que todas las plebes de todos los imperios: avanzar con la esperanza de ganar un poco de imperio para s&iacute; misma.&raquo;</p>
  • <p>Cuando un grupo u organizaci&oacute;n pol&iacute;tica se embarca en la reescritura de la historia hasta convertirla en irreconocible a quienes se han especializado en su estudio, entonces el rigor hist&oacute;rico se erige en una prioridad pol&iacute;tica y el deber c&iacute;vico en un imperativo moral.</p> <p>De un tiempo a esta parte, la proliferaci&oacute;n de mitos y la escala de desinformaci&oacute;n sobre el pasado han adquirido una nueva dimensi&oacute;n. La pr&aacute;ctica no supone ninguna novedad. Ahora bien: el estrujamiento de la historia con fines pol&iacute;ticos ha vuelto a ser puesto de actualidad de la mano de demagogos de extrema derecha, la misma que ha hecho de la historia patria uno de los ejes de su combate por la hegemon&iacute;a cultural. Vox y sus ecosistemas medi&aacute;tico y parahist&oacute;rico, a menudo sin formaci&oacute;n en la disciplina e ignorando sus m&eacute;todos de funcionamiento, reescriben la historia empezando por las conclusiones y escarban en el pasado para encontrar (o inventar) alg&uacute;n tipo de evidencia en apoyo de su interpretaci&oacute;n.</p> <p>Los historiadores e historiadoras del presente volumen, avalados por una dilatada trayectoria profesional en el estudio y an&aacute;lisis de la historia, salen al paso de los intentos interesados de poner la historia al servicio de un proyecto ultranacionalista, El libro cubre los hitos fundamentales de los periodos de la historia por los que Vox siente particular querencia (la Reconquista, la Hispanidad y la Guerra de la Independencia), as&iacute; como aquellos sobre los que ha tratado de poner sordina en sus programas, escritos y declaraciones (la Guerra Civil y el franquismo). Adem&aacute;s, en &eacute;l se abordan temas como el aparato simb&oacute;lico, la apoteosis de la &eacute;pica patria o la visi&oacute;n de la naci&oacute;n de Vox.</p>
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