<p><font size="2" face="Verdana">Buena parte de nuestra &uacute;ltima literatura carece por completo de temperamento. Desapareci&oacute; de ella el asombro y mientras nos robaban el lenguaje, alguien empez&oacute; a gestionarnos el miedo. ...Y as&iacute; han seguido... naturalizando durante a&ntilde;os la ignominia. Pero esa hegemon&iacute;a, como cualquier hegemon&iacute;a, aunque dominante, no es ni total ni exclusiva...</font></p> <p><font size="2" face="Verdana">Ante los cantores del poder, conocemos a quienes blanden un gesto decidido de combate. Conocemos a quienes despliegan la rabia, el amor y la ira.</font></p> <p><font size="2" face="Verdana">Lo que aqu&iacute; les espera es parte de un mapa. Parte de las claves de un lenguaje que, de tanto encontronarse con las aristas de lo real, quiere cortar. Un mapa de las lenguas que dinamitan hoy las conexiones del poder con lo real. Un mapa de las lenguas del cari&ntilde;o y de la ira, de la protesta y del compromiso, de la denuncia y de la esperanza... Las lenguas de quienes asumen que &laquo;nada humano me es ajeno&raquo;, de quienes no quisieron, de quienes no quieren, de quienes no queremos doblar las rodillas.</font></p>